16 noviembre, 2018
La Plata: las asambleas de inundados no descansan frente a los temporales
A más de cinco años de la trágica inundación que afectó a la ciudad de La Plata, muchos barrios de la región siguen siendo víctimas de los anegamientos y desbordes producidos por las precipitaciones. Alejandro Albano, miembro activo de la asamblea Inundados La Plata, dialogó con Notas y realizó una radiografía de la situación actual en lo que refiere a obras hidráulicas, el papel que cumple la asamblea ante situaciones críticas y su relación con el municipio.

A más de cinco años de la trágica inundación que afectó a la ciudad de La Plata, muchos barrios de la región siguen siendo víctimas de los anegamientos y desbordes producidos por las precipitaciones. Alejandro Albano, miembro activo de la asamblea Inundados La Plata, dialogó con Notas y realizó una radiografía de la situación actual en lo que refiere a obras hidráulicas, el papel que cumple la asamblea ante situaciones críticas y su relación con el municipio.
El pasado 10 de noviembre, ante un panorama de preocupación como consecuencia de la caída de lluvias durante toda la jornada, vecinos y vecinas de la ciudad de La Plata se mantuvieron en alerta, pendientes -una vez más- de que el agua no ingrese a sus hogares. Sin lugar a dudas, la tragedia del 2 de abril del 2013, persiste a través del tiempo como un recuerdo doloroso que resurge cada vez que se producen anegamientos en las calles y el agua amenaza con entrar en las viviendas.
Alejandro Albano es integrante de la asamblea Inundados La Plata, un espacio que se fundó como respuesta al gran número de víctimas fatales, domicilios afectados en su totalidad y pérdidas materiales irrecuperables producto de la tragedia del 2 de abril. El rol social de las asambleas fue primordial los días posteriores al desastre, tanto en las tareas de asistencia a los vecinos y vecinas más damnificadas, como en lo que refiere a la contención, aspecto fundamental en aquel entonces. Albano, quien está permanentemente en interacción con las demás asambleas de la ciudad, nos brinda su testimonio.
– ¿Se están ejecutando obras hidráulicas para mitigar este tipo de inundaciones?
– Luego del 2013 se formó un plan que estaba definido desde el 2010. La provincia contrató a dos consultoras para hacer un relevamiento de la región y para que se definan una serie de obras en los distintos arroyos del partido. En el 2010 se tomó una determinación política de no hacer las obras. En el 2013, luego de la inundación, desempolvaron el proyecto e hicieron algunas modificaciones al original. En el 2014 empezaron las obras que actualmente se están llevando a cabo en los distintos arroyos divididas en sub etapas. En la práctica hay más de cincuenta obras definidas en cada uno de los arroyos, principalmente en el Arroyo el Gato, el Maldonado y los de la zona norte como el Don Carlos y Rodríguez.
Todavía hay obras que no están terminadas, que son aproximadamente diez, por lo tanto no hay un funcionamiento correcto de la cuenca en su totalidad. O sea, hay obras que están avanzadas y finalizadas pero si en algún cauce todavía no han terminado las restantes, ese arroyo no está funcionando correctamente. Además, éstas se hicieron de manera contraria a los principios de la hidráulica que sería desde la desembocadura del arroyo, aguas arriba, para que no existan inconvenientes. Las que se definieron se hicieron de manera aleatoria, no de manera coherente, lo que genera complicaciones adicionales.
Al día de hoy quedan varias obras por finalizar, que si bien no resuelven el problema de la inundación, sino que lo mitiga, es necesario que se concluyan para terminar la primera etapa. Por otro lado, se requiere una definición concreta y explícita de hidráulica provincial para el segundo plan de obras que está en el Ministerio desde el 2015 con un proyecto ejecutivo elaborado por la consultora ABS. Nosotros sabemos que con la presentación del presupuesto provincial, que hoy el ministro de Infraestructura provincial Roberto Gigante defiende en el parlamento provincial, no hay ninguna afectación presupuestaria a este plan de obras, que es imprescindible para que la ciudad tenga un mayor grado de protección ante eventos como los que sucedieron el anterior fin de semana.
-¿Cómo actúa el municipio ante estas situaciones?
– El municipio hace su propia evaluación por los distintos reclamos que va recibiendo de los vecinos. La capacidad de actuación que tiene es limitada en cuanto a la relación que hay entre el territorio de la ciudad y la capacidad de dimensionamiento que tienen las áreas específicas como la Secretaria de riesgo o Defensa Civil. Si bien dicen que hacen relevamientos y ven el estado de los arroyos, las situaciones puntuales de emergencias de los barrios es en función de los reclamos que hacen los mismos vecinos.
–¿Qué rol cumplen las asamblea de inundados en La Plata y qué relación tienen con el municipio?
– A partir de un decreto de la gestión Solá, se determinaron con las distintas asambleas veedores ciudadanos, lo que nos permite hacer un seguimiento de las obras, tener acceso a la información del avance físico de cada una y tener ese rol que permite interpelar a los funcionarios principalmente provinciales, porque las obras hidráulicas son de incumbencia provincial. Nosotros no nos quedamos en eso solamente, sino que vamos por una visión integral, por eso llevamos a cabo obras no estructurales, que son el Plan de Contingencia y el Sistema de Alerta Temprana. Esas dos son funciones que tiene el ejecutivo municipal, entonces ahí es cuando interactuamos e intervenimos. Hoy en día tenemos reuniones periódicas con el director de hidráulica municipal para realizar los seguimientos de obras necesarias como ampliación, que llevan el agua a los cursos principales.
-¿Cuál fue tu experiencia el 2 de abril de 2013 y cómo creés que afectan en la actualidad los episodios de inundaciones en la ciudad?
– Ese día me sorprendió regresando de un viaje y al poco tiempo empezó la lluvia intensa de la tarde. Yo estaba en Tolosa con mi madre y a unas cinco cuadras estaba mi ex mujer con mis hijas. Estábamos incomunicados. Tuve que salir a la medianoche con mi madre, que en ese momento tenía 83 años, porque el agua subía cada vez más llegando a un metro y diez centímetros. Mi madre se quedó en la casa de una vecina que solidariamente la contuvo esa noche, y recuerdo que había un vecino que con un gomón buscaba gente tratando de rescatarla, entonces aproveché en esos viajes. Me llevó en el gomón y fui hasta el lugar en donde se encontraban mis hijas y mi ex pareja en una planta alta.
En la ciudad de La Plata, para todo aquel que sufrió la inundación, el 2 de abril marcó un quiebre y ante cualquier noticia de una alerta meteorológico se empiezan a prender las alertas y uno empieza a tomar recaudos que anteriormente no los tomaba. Cuando la lluvia se torna intensa genera más nerviosismo, comienzan las notificaciones en redes, mensajes de WhatsApp. Claramente hay un clima de intranquilidad que se activa en cada tormenta. Al no haber un plan de contingencia en la ciudad de La Plata, nadie sabe qué tiene que hacer, a dónde tiene o no que ir. Por otro lado, el sistema de alerta temprana debería actuar por sector y no generalizado, ya que hay registros de una cantidad de milímetros caídos en un barrio y otro en lugares cercanos, o sea que en pocos kilómetros de diferencia el agua cae con distinta dimensión y eso hace que cada barrio reaccione de manera diferente.
El 2 de abril hoy te genera eso, primero rememorar lo que pasó y que eso sirva para saber cómo reaccionar ante un evento medianamente extremo y, por otro lado, la inseguridad que se sigue teniendo porque no están las medidas que tienen que acompañar al vecino para que tenga una sensación de seguridad frente a lo que le va a suceder.
Tomás Ferrando, desde La Plata.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.