América Latina

5 octubre, 2018

A 30 años del “No” a Pinochet, Chile recuerda el plebiscito que derrotó a la dictadura

Este 5 de octubre se cumplen treinta años del plebiscito que definió el final de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet en Chile, que para 1988 alcanzaba los quince, a base de una política represiva y de exterminio de opositores, encontrándose asfixiada por la movilización social, la presión de los partidos políticos opositores y el total desprecio de los gobiernos a nivel internacional.

Este 5 de octubre se cumplen treinta años del plebiscito que definió el final de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet en Chile, que para 1988 alcanzaba los quince, a base de una política represiva y de exterminio de opositores, encontrándose asfixiada por la movilización social, la presión de los partidos políticos opositores y el total desprecio de los gobiernos a nivel internacional.

La historia del referéndum que definía si el dictador continuaba ocho años más o se iniciaba un proceso de transición democrática debe retrocederse cinco años. En marzo de 1983 se iniciaban las primeras protestas masivas contra la dictadura, formando la oposición frontal al régimen de Pinochet con dos jornadas de paro nacional, que fueron reprimidas pero que significaron tomar un camino sin retorno hasta la consecución de la democracia.

latercera-chile-plebiscitoPara entonces también se gestó la unidad de organizaciones políticas de oposición, desde democratacristianos hasta socialistas y sectores marxistas, a través de la Alianza Democrática (AD) para presionar sobre el plebiscito que se encontraba estipulado en la constitución creada por Pinochet en 1980, y que establecía para 1988 el año en el que se definía la suerte de la continuidad de la dictadura.

En los cinco años que pasaron desde los inicios de la movilización social contra la dictadura, la represión retomó la dureza de los primeros tiempos tras el golpe militar. Pero eso no significó que las protestas amainaran. El Frente Patriótico Manuel Rodríguez -organización político-militar formada al alero del partido comunista- alcanzó su máxima capacidad de acción con el atentado contra Pinochet en septiembre de 1986. En paralelo los partidos reunidos en la AD y la presión internacional insistían en la convocatoria al plebiscito. Finalmente, a finales de 1987 tras la visita del Papa Juan Pablo II y el retiro total del apoyo por parte de Estados Unidos, Pinochet anunciaba la realización de la consulta que esta vez -a diferencia de la aprobación de la Constitución de 1980- se realizaría con registros electorales y la propaganda respectiva.

De paso, en los primeros días de 1988, Pinochet se auto proclamaba como candidato único y la AD se transformaba en la Concertación de Partidos por la Democracia, y gobernaría por veinte años. El lema de la oposición a la dictadura era “Chile la alegría ya viene”, cosa recordada y cuestionada en los últimos años.

Meses después el dictador era derrotado. La noche del 5 cinco de octubre es recordada como una de las jornadas de mayor tensión social de los últimos 50 años en el país trasandino, tras dilatarse hasta el extremo la entrega de los resultados, y con los rumores de movimientos de tropas en Santiago -la capital- junto con el posible desconocimiento de los escrutinios por parte del dictador.

A treinta años del hecho histórico las conmemoraciones se multiplican con una serie de actividades organizadas por los partidos que fueron parte de la extinta Concertación e incluso el presidente Sebastián Piñera, en cuya coalición de derecha cuenta con representantes que aún se declaran como pinochetistas, también hizo el amague de convocar a una actividad oficial la que, finalmente, se concretará en un tímido acto de conmemoración.

La disputa de la historia

El cómo se cuentan los hechos de 1988 suele ser una de las reyertas más potentes entre los grupos que fueron oposición a la dictadura. Por una parte se encuentran los partidos políticos que fueron oposición al régimen, que sostienen que se logró llegar al referéndum gracias a la presión política impuesta al régimen, dejando en segundo plano la movilización social; mientras que por otro lado se encuentran quienes plantean que fue la presión social la que obligó a la dictadura negociar políticamente.

no-pinochet-plebiscitoSegún el politólogo y académico de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, Rodrigo Gangas, se ha construido una imagen de que la dictadura chilena se acabó por las acciones de los grupos políticos que organizados lograron el plebiscito y destacó que “el plebiscito estaba definido por las reglas del juego que impuso Pinochet en la Constitución del 80”. Además, añadió que “la gesta heroica estaba definida y los actores se amoldaron a ella aprovechando la situación. Esa lógica revestida de un aura sacrosanta me parece exagerada”.

Por este motivo Gangas hace una crítica a los representantes políticos que se arrogan el triunfo a la dictadura, dado que se deja en segundo plano la movilización social que se desarrolló en el país durante la década de los 80. “La salida de los militares del poder no tiene que ver sólo con el acto ciudadano del 5 de octubre sino que está sostenido por todo un proceso de movilización social que se gestó desde 83 e incluso de la resistencia en los primeros días de la dictadura” destaca Gangas, el que además establece que “el fin de la dictadura es el resultado de un proceso de movilización social tremendamente fuerte que se dio en los sectores sociales más bajos. Esto contribuyó que los militares perdieran la batalla electoral”.

El académico ejemplifica la posición de los grupos políticos que asumieron la negociación con los militares con la posterior desmovilización ciudadana durante los primeros años de democracia sosteniendo que “la Concertación tiene tremenda responsabilidad ya que toma ese proceso de movilización, lo ‘ciudadaniza’ sobre las reglas del juego de la dictadura y dice ‘váyanse a casa que nosotros nos encargamos’ lo que concluyó con la asimilación cultural de la dictadura”.

Aún así, por estos días el debate en Chile se ha centrado en el camino que tomó el país tras la lucha contra la dictadura. Eso porque el modelo neoliberal construido bajo el mando de Pinochet se terminó de instalar, se administró y profundizó durante los 20 años que la Concertación estuvo en el poder dejando un amargo sabor de boca en parte importante de la ciudadanía.

De esta forma los gobiernos post dictadura llevan adelante el proceso democrático con una serie de enclaves autoritarios dentro del sistema político, siendo el más evidente la permanencia -a pesar de las reformas realizadas- de la Constitución de 1980, hecho que termina definiendo la matriz cultural chilena.

José Robredo – @joserobredo

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