Deportes

1 octubre, 2018

JJ.OO de la Juventud: «Los adolescentes en el deporte ponen mucha más presión»

A una semana del evento deportivo internacional que tendrá lugar en la Ciudad de Buenos Aires, la psicóloga deportiva Laura Spaccarotella, dialogó con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 sobre el trabajo con atletas juveniles.

A una semana del evento deportivo internacional que tendrá lugar en la Ciudad de Buenos Aires, la psicóloga deportiva Laura Spaccarotella, dialogó con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 sobre el trabajo con atletas juveniles.

– ¿Cómo se trabaja con las chicas y chicos de esta edad, entre 15 y 18 años, que van a vivir su primer Juego Olímpico?

– Creo que los chicos lo viven con mucha expectativa, también con presión. Yo tengo chicos que he visto justo por este tema, dónde se debatía si iban a estar o no, en deportes individuales en los que tenían que ver si entraban o si entraba algún compañero. Por ahí venía en primera instancia la presión, quedar seleccionado para estar en el Juego. Este fue el motivo por el que apostaban al plus que te puede dar la preparación psicológica para prepararse mejor. Y esto es muy bueno, por que le están dando lugar a que esta preparación es importante.

– Vas a estar en la Villa Olímpica, dependiendo la demanda de los chicos, ¿cómo se trabaja con menores el tema de la presión, más aún en los considerados candidatos?

– Ser candidatos es una presión extra. Acá lo interesante es que para los jóvenes va a ser su gran experiencia competitiva, donde se supone, que desde lo psicológico, los que no tuvieron una preparación aparte van a tener muchos menos recursos para este afrontamiento. Quiero decir que hubiese sido ideal que la mayoría hubiese tenido una preparación psicológica, pero sé que no todos la tuvieron.

Creo que esta preparación tiene que empezar desde chicos, incluso más chicos que la edad que tienen ellos ahora, que son adolescentes, porque es un proceso. El deportista mayor, a veces no ha tenido preparación psicológica, pero justamente por la experiencia de haberse enfrentado a distintas situaciones competitivas, va adquiriendo recursos. Pero el adolescente, más allá de si no tuvo una preparación, está en una etapa de gran fragilidad porque es el momento en el que va consolidando su identidad. Entonces desde ahí hay un doble trabajo, por un lado, trabajar toda la cuestión adolescente, que no es menor. Y por el otro trabajar toda la situación competitiva, que a veces está reñida con su propia identidad.

– ¿Cuáles son las principales demandas de los jóvenes que van a verte por este tema? ¿Hay chicos más chicos que van a verte por temas de inseguridades en la competición?

– Esto es singular, es difícil de generalizar. Pero creo que ven todo como mucho más extremo, yo tenía una deportista que venía a hacer una preparación que me decía que era «La oportunidad de su vida», que no había logrado nada y este juego le representaba todo. Entonces digo que, en este sentido, los adolescentes son más extremos y ahí ponen mucha más expectativas y presión. Creo que tiene que ver con su edad, de su momento evolutivo. Y esto lo trabajamos principalmente con la regulación de emociones, poder llegar lo mejor posible a la competencia, estar tranquilos, tener técnicas psicológicas para poder manejar en esos momentos. Digamos que hay cuestiones que sí hacen a la etapa etaria que ellos tienen.

– En este sentido, la baja tolerancia que tienen a la frustración, ¿se debe a la edad, a la época que vivimos?

– De todo un poco, porque esos adolescentes son hijos de la inmediatez y de las redes. Hoy en día tenemos que considerar la importancia de las redes y de la comunicación, por ejemplo, yo tenía a un deportista que estaba atento a otro por Instagram. Entonces me decía: «No, porque vi que está entrenando en tal lugar». Y esto traído a consultorio como un dato más, antes recurríamos a un recuerdo de una esencia, ahora sacan la foto y te dicen lo que está haciendo lo que está haciendo el rival a través de una foto en Instagram. Entonces hay características relacionadas con lo socio-cultural y la época que vivimos, que obviamente están influyendo. Y uno tiene que ayudarlos a que ellos puedan mediar con todas estas cuestiones, que puedan atravesarlas y su valor no dependa de ganar. Porque esto es fuertemente vivenciado, al no tener una identidad consolidada, uno depende del resultado: si gana, es alguien y si no gana, no es nadie.

– ¿Y el tema de los padres, que a veces ejercen una presión extra, cómo se trabaja?

– Se piensa de inmediato en los padres que presionan, pero por supuesto que hay distintos tipos de padres. Están los que apoyan y acompañan, están estos que presionan, y no son nada beneficiosos para los chicos, y están otros que te diría que son peores porque parecen que no presionan pero presionan. A lo mejor tienen una charla conmigo en donde uno los puede asesorar sobre determinadas características que debe tener el acompañamiento, y de repente te pueden decir que sí. Pero ves que el deportista te cuenta que no, que en la realidad no son así, entonces estos son los padres más difíciles. Porque racionalmente te pueden decir que sí, que tienen que tomar otra actitud, pero después en la práctica terminan ejerciendo, de forma más solapada, presión en los chicos.

También hablo con entrenadores, a mí me parece que, cuando son chicos, la forma de trabajo más eficiente es deportista-padre-entrenador. Es la manera que más me gusta trabajar, sobre todo cuando están estas familias más complicadas, es una forma ideal porque cotejás con el entrenador y la familia, todo esto en beneficio del deportista. Pensá que cuando estamos en consultorio no tenemos una llegada directa al deportista, entonces es importante toda la información que nos pueda dar el entrenador.

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