3 agosto, 2018
Cuadernos de la cárcel: capítulo argentino del Lawfare
Por Martín Ogando. Quince detenidos, un chófer arrepentido y un cuaderno que no aparece. Qué hay detrás del monumental despliegue mediático y una causa con inocultables implicancias políticas.

Por Martín Ogando. Quince detenidos, un chófer arrepentido y un cuaderno que no aparece. Qué hay detrás del monumental despliegue mediático y una causa con inocultables implicancias políticas.
Teatro sanitario de operaciones
En medio de confusión, arrepentimientos y fotocopias, hay una cosa que parece clara: estamos frente a una operación política de gran escala. Capítulo argentino del lawfare latinoamericano que mantiene preso a Lula en Brasil y jaquea judicialmente a otros ex mandatarios. Las patas mediáticas, jurídicas, empresariales y hasta geopolíticas de la opereta son complejas y están por desandarse, pero su existencia en sí es demasiado evidente.
En primer lugar, por el objetivo. Cristina Fernández de Kirchner era considerada por la Rosada una oponente funcional para agitar la “vuelta del populismo”, ordenar la tropa propia y asustar a los indecisos. Eso cambió hace algunas semanas. Al calor de la crisis económica, el declive presidencial y el escándalo de los aportantes truchos, CFK ha ido creciendo lenta pero incesantemente en las encuestas. Limitarse a polarizar con su figura se ha vuelto un juego peligroso y parece lo más prudente intentar sacarla de la competencia.
En segundo lugar, el timing es envidiable. La actividad industrial se derrumbó un 8,1% en junio, cae el empleo, las expectativas para el segundo semestre son de una fortísima recesión y los tarifazos de transportes y servicios públicos volvieron a descargarse en las últimas semanas sobre el bolsillo popular. Frente a tanto nubarrón y escepticismo en el terreno económico, parece imprescindible reposicionar a la corrupción pasada en la agenda política. También demostrar que, si Republiquita pereció tapada por la avalancha de aportantes truchos de Vidal, al menos están en el mismo lodo todos manoseaos.
Por último, los actores de la telenovela no dan lugar a sorpresas. Un juez, Bonadío, de explícita parcialidad, impulsor del papelón jurídico de la causa “dólar futuro”. Un fiscal, Stornelli, ex jefe de seguridad y “cuida barras” de Angelici en Boca. Un remisero, Centeno, compulsivo escritor retirado de las FF.AA. Un medio, La Nación, que desarrolló una detallada investigación durante seis meses en el más estricto hermetismo.
Las mieles de la obra pública
Lo anterior no define la veracidad o falsedad de las imputaciones. La funcionalidad política, el linchamiento mediático y las múltiples irregularidades jurídicas pueden convivir con el develamiento de un mecanismo recaudatorio realmente existente. No lo sabemos pero a nadie sorprendería. Funcionarios políticos, grandes empresarios y obra pública constituyen un tridente de nefastos antecedentes y desfalcos millonarios al Estado. A esa amalgama le debe el presidente Macri su propio bienestar material y político. Parece difícil imaginar a De Vido, Electroingeniería, Wagner y el primo Calcaterra como ajenos a esa maraña sistémica de connivencia entre poderosos. No sabemos si, en este caso, el choreo mixto es verdad, pero lo grave es que resulte verosímil.
Es cierto que el Lava Jato made in Bonadío viene flojito de papeles. Hasta ahora se sustenta en el testimonio del arrepentido Centeno y su ex esposa y en ocho cuadernos que terminaron siendo fotocopias. ¿Aparecerán algún día los originales? Para que no queden dudas de su vocación “justiciera”, Stornellli ya anunció que si no aparecen no importa. Mientras tanto, el secreto de sumario parece más bien una buena excusa para ocultar que no tienen demasiado y buscan ganar tiempo para armar una causa.
La verdad tardará en saberse o tal vez nunca salga a la luz. Como en la guerra, en las operaciones mediáticas y judiciales, ella es la primera víctima. Los efectos políticos, sin embargo, irán clareando en las próximas semanas.
¿Golpe certero o acción desesperada?
Seguramente Cristina Kirchner sentirá el golpe. La movida amenaza sacarla de su zona de confort: un meditado y redituable silencio, que la transforma semana a semana en la única alternativa frente a un gobierno en franca decadencia. En medio de esa curva ascendente el tándem Rosada – Comodoro Py lanzó un cañonazo que puede ser tan potente como desesperado. La barcaza kirchnerista quedará tocada.
¿Alcanzará para hundirla? ¿Quedará, por las buenas o por las malas, CFK fuera de la carrera presidencial? Parece difícil. El apoyo propio está por demás curtido en estas lides de “la ruta del dinero k”. El antikirchnerismo intenso no hará más que confirmar todas sus certezas. Las dudas caen sobre el impacto en los y las “independientes”, aquellos y aquellas que venían en trance de decepción cambiemista.
¿La agenda anticorrupción sigue manteniendo el mismo impacto en la opinión pública que tenía en diciembre de 2015 o ha sufrido un lógico desgaste? ¿Tendrá éxito el gobierno en correr del centro de la escena una crisis económica cada vez más palpable? Dado por supuesto el daño al kirchnerismo, ¿será Cambiemos el principal beneficiario? ¿Tiene este gobierno de los aportantes truchos y las cuentas off-shore capacidad de capitalizar en pleno el gloria-gate?
Sobre la base de estas especulaciones el peronismo “dialoguista” sueña con volver a tallar. Aspira a que en el despelote se amplíe la hendija para una candidatura opositora pero prudente, alejada de desvaríos populistas. Sigue sin tener candidato ni votos, lo que no es un problema menor, pero al menos se consuela en el renovado papel protagónico de Miguel Pichetto. El desafuero de Cristina está en manos del rionegrino, que ya anticipó su reticencia al respecto. ¿Prenda de negociación?
Salir del pozo
Mientras tanto, aquellos y aquellas que aspiramos a una política más democrática, más cerca de la gente trabajadora, buscamos algunas salidas de este agujero. Por un lado, parece imprescindible no comerse la curva de un mani pulite criollo claramente orientado a eliminar o disciplinar a una adversaria política que ha sido particularmente dura en su impugnación al gobierno.
Ya resulta hasta cansador enumerar la utilización selectiva de la lucha anticorrupción en toda América Latina, como un flagelo exclusivo de los gobiernos denominados “populares” o “progresistas”. La doble vara neoliberal surge de manera obscena de la comparación entre este caso y la investigación realizada por Juan Amorín sobre los aportantes truchos de Cambiemos, o entre los bolsos de López y las innumerables cuentas en el exterior e incompatibilidad de funciones de la ceocracia macrista.
Pero, por otro lado, la debilidad moral, la prebenda y el enriquecimiento personal dañan severamente a cualquier proyecto con vocación de transformación. En eso, algún día habrá que ser estrictos y estrictas, habrá que dejar de justificar “compañeros”, habrá que entender que hacerle el juego a la derecha es asumir las reglas del juego del poder, de sus complicidades y sus financiamientos.
@MartinOgando
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