20 julio, 2018
Frantz Fanon y el poder catártico de la violencia revolucionaria
Fanon falleció un 6 de diciembre de 1961 cuando apenas tenía 36 años. Había nacido un 20 de julio de 1925 en la isla de Martinica que en ese momento aún era una colonia francesa y el racismo era ejercido de forma cotidiana. Su obra literaria y recorrido militante aún mantiene vigencia por sus aportes a los estudios poscoloniales, la teoría crítica y la introducción de nuevos conceptos al marxismo.


Gonzalo Armúa
Frantz Fanon fue un revolucionario, psiquiatra, filósofo y escritor, nacido en la isla caribeña de Martinica. Realizó una obra que fue de gran influencia para los movimientos y procesos revolucionarios de liberación de los años 60 y 70. Sus textos, de reconocido aporte al antiimperialismo, aún tienen vigencia por su contribución a los estudios poscoloniales, la teoría crítica e introducen conceptos nuevos para el marxismo como son: raza, cuerpo, lenguaje, inseguridad, servilismo, patologización individual y colectiva.
Más conocido por su libro Los condenados de la tierra -obra referida a la dominación colonial y a la descolonización de África en el marco de guerra de liberación de Argelia – nació un 20 de julio de 1925 en la isla que en ese momento aún era una colonia francesa y donde el racismo era ejercido de forma cotidiana. Luego de estudiar Psiquiatría en Francia se mudó a Argelia (también colonia francesa) donde se incorporó a la lucha por la independencia como miembro del Frente de Liberación Nacional (FLN).
Francia, Argelia y el FLN
Finalizados sus estudios en Lyon escribió el primero de los libros: Piel negra, máscaras blancas, publicado en 1952. Allí Fanon se preguntó: “¿Por qué un negro está dispuesto a arriesgar la vida por quienes lo desprecian y maltratan?”. Y se respondió que «hablar significa sobre todo asumir una cultura, absorber el contenido de una civilización».
En 1953 se incorporó como jefe de servicio al Hospital Psiquiátrico de Blida-Joinville en Argelia, donde revolucionó el tratamiento al introducir innovadoras prácticas de terapia social, pero en 1954 se inició la Guerra de Liberación de Argelia y Fanon se unió en secreto al FLN como consecuencia de la experiencia directa de las prácticas racistas y sistemáticas torturas que el ejército francés empleaba contra la población local.
En el verano de 1956 escribió su famosa Carta Pública de Renuncia al Ministro Residente y como consecuencia fue expulsado de Argelia en enero de 1957. En esa carta, Fanon rechazaba de una vez por todas su pasado «asimilacionista». En esos años formó parte del colectivo editorial El Moudjahid, cuya sede se encontraba en Túnez. Los escritos de esta epoca fueron publicados después de su muerte bajo el nombre Por la Revolución Africana.
Después de una campaña en el Sahara para abrir un tercer frente en la lucha por la independencia, a Fanon le diagnosticaron leucemia. Cuando su condición lo permitía, daba clases a los oficiales del FLN en la frontera entre Argelia y Túnez y fue a Roma para visitar, por última vez, a Jean Paul Sartre, quien escribiría el prólogo de su libro más famoso.
En 1960 volvió a Túnez luego de su tratamiento en la Unión Soviética para escribir el libro que sistematizó todo su pensamiento crítico y revolucionario: Los condenados de la tierra. Este nunca visto por su autor ya que Fanon falleció antes de su publicación en 1961. Murió el 6 de diciembre de ese año en un hospital de Maryland, EE.UU. con un nombre falso. Fue enterrado en el Cementerio de los Mártires (Chouhada) en Ain Kerma en el este de Argelia.
Les Damnés de la terre
En Los condenados de la tierra, entre otros planteos, sostiene que tanto el proletariado urbano como las clases burguesas de las colonias son «asimiladas» a la metrópoli y carecen de la motivación o necesidad de poner en efecto una revolución verdadera. Solo los mas despreciados, los mas pobres podrán ser los sujetos de la liberación nacional.
También en esta obra Fanon desarrolló unos postulados sobre la violencia revolucionaria que fueron objeto de debate y estudio en aquella época: «La violencia del régimen colonial y la contra violencia del nativo se equilibran con un grado extraordinario de homogeneidad recíproca. (…) Los actos de violencia por parte de los pueblos colonizados serán proporcionales al grado de violencia ejercido por el régimen colonial amenazado».
Entre sus ideas centrales se destacan: 1. la absorción de culturas o ideologías dominantes por parte de los sometidos produce resultados patológicos, tanto a nivel social como individual; 2. el reemplazo de formas discriminatorias de relación social es producto de la expresión de nuevas formas culturales y políticas que aparecen entre los subyugados. Esas formas político-culturales son la expresión de la esencia existencial de grupos marginados por la cultura dominante y producirá inevitablemente una nueva humanidad; 3. el poder catártico de la violencia revolucionaria: sólo la violencia puede liberar totalmente del legado de la subyugación, eliminando los sentimientos de inferioridad y produciendo una conciencia de control sobre el destino propio.
En el famoso prólogo, Sarte escribió: «Harían bien en leer a Fanon, porque muestra claramente que esta violencia irrepresible no es ni ruido sin sentido ni la resurrección del espíritu salvaje, ni siquiera el producto del resentimiento: es el hombre recreándose a sí mismo (…) no hay acto de ternura que pueda borrar las marcas de la violencia, sólo la violencia misma puede destruirlas».
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