31 mayo, 2018
Hacerse fuertes de a poco
El hecho de que Argentina llegue como un equipo que aún debe consolidarse no significa nada, porque como dijo Messi, “en un Mundial nunca se da la lógica”. La selección nacional ya partió rumbo a Barcelona, donde el combinado de Jorge Sampaoli concentrará hasta el 9 de junio, para luego viajar a jugar un amistoso contra Israel.

Una vez finalizado el partido contra Haití en La Bombonera, en el que Lionel Messi hizo disfrutar al público presente con tres goles, el capitán afirmó que la selección nacional no era candidata y dejó en claro que sólo debe pensar en el partido del debut con Islandia.
Messi, que se mostró optimista pero también muy cauteloso, sabe que a este equipo le falta para encontrar un juego que dé la garantía de que se puede pelear el Mundial. Más allá de que el partido contra Haití no es parámetro, a los jugadores argentinos desequilibrantes que fueron titulares, como Manuel Lanzini o Ángel Di María, les costó gambetear a rivales de menor jerarquía y siempre terminaron pasándole la pelota a Javier Mascherano, que se mostraba como descarga. Síntoma de que ni siquiera en un amistoso de local, contra un combinado muy débil, a Argentina se le hace fácil lastimar.
“Vamos con mucha ilusión, con muchas ganas. Que nadie tenga dudas de que vamos a dejar todo como la gente nos pide”, dijo el mejor jugador del mundo y aclaró: “No vamos como candidatos, pero eso no significa que no vayamos con una gran selección”. Al término del amistoso, también aseguró: “Nos vamos a ir haciendo fuertes en el mundial”.
La idea del entrenador argentino, Jorge Sampaoli, es tener la mayor parte del tiempo el balón y siempre pensar en atacar. Lo primero, desde que asumió al frente de Argentina (salvo contra España) se ha cumplido. Ahora bien, la efectividad de la posesión, que se materializa en un buen ataque, es una deuda. Y eso se debe a la falta de confianza y rebeldía de los jugadores que, salvo Messi, Cristian Pavón y Mascherano, por mencionar algunos, juegan tensionados, con miedo a tomar riesgos y se sacan la pelota de encima.
Varios de los que hoy integran la lista de 23 y pocas veces que tuvieron la posibilidad de demostrarle al entrenador cómo juegan con la camiseta albiceleste, apostaron a alguna jugada individual que les salió bien, hicieron un gol, dieron una asistencia o se asociaron bien con Messi, y con eso le ganaron el puesto a otros que quedaron afuera. Basta pensar también en por qué ciertos futbolistas como Mauro Icardi (que hizo 13 goles más que Gonzalo Higuaín en la Liga Italiana) no van al mundial. Sucede lo mismo (o más bien lo contrario), es decir, no supieron aprovechar los minutos en cancha.
Entonces, ¿por qué a los jugadores argentinos, una vez que se aseguran un lugar en la selección se aploman, les cuesta disfrutar, encontrarse, desequilibrar de manera colectiva, trascender la tenencia de la pelota? Quizás, porque como dio a entender el 10 del equipo, al Mundial se llegó a los ponchazos, sin un equipo consolidado y, principalmente, con un grupo experimentado que tiene el peso de no haber conseguido ganar ninguna de las últimas tres finales que disputó, algo que muchos hinchas no perdonan y termina condicionando a los más jóvenes.
Lo cierto es que de los equipos de Alejando Sabella, en el Mundial Brasil 2014, y de Gerardo Martino, en las dos Copa América de Chile 2015 y EE.UU. 2016, sólo quedan Messi, Mascherano, Di María, Higuaín, Agüero, Lucas Biglia y Marcos Rojo. Siete de 23, de los cuales seis, después de este Mundial ya no estarán en la selección. Esto habla de que Argentina ya no es la misma, de que se avizora un futuro (post Copa del Mundo) prometedor. Pero también pone de manifiesto que el ambiente exitista del fútbol argentino, fogoneado por el periodismo deportivo hegemónico, siempre está al acecho y busca cualquier excusa para mortificar a la selección.
Nada está dicho
El hecho de que Argentina llegue como un equipo que aún debe consolidarse y que le tratará de sacar lo máximo que pueda a los entrenamientos previos al primer partido contra Islandia, no significa nada. Porque, como dijo Messi, “en un Mundial nunca se da la lógica”.
Por ejemplo, la última selección campeona del mundo en 1986, que tenía como emblema a Diego Armando Maradona, no llegó como favorita a México, a tal punto que clasificó con un gol agónico de Ricardo Gareca contra Perú (selección que “el tigre” hoy dirige), y el equipo de Carlos Bilardo era centro de las críticas de la prensa.
Para citar otro caso, el equipo que tenía entre sus filas a Gabriel Batistuta, Juan Sebastián Verón, Diego Simeone y Matías Almeyda, entre otros, y era comandado por Marcelo Bielsa, llegó a Corea-Japón 2002 como el principal candidato (ganó cómodo las eliminatorias) pero ni siquiera pasó la fase de grupos.
Lo que hay que saber
Argentina ya partió rumbo a Barcelona, donde el equipo de Jorge Sampaoli concentrará hasta el 9 de junio, que se presentará en Israel para jugar un amistoso contra el combinado de ese país.
Por reglamento de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) las selecciones deberán estar presentes en el país anfitrión al menos cinco días antes del primer partido entre Rusia y Arabia Saudita el 14 de junio, por lo que se espera que Argentina se instale en Bronnitsy, una pequeña ciudad a 55 kilómetros de Moscú donde concentrará hasta el partido con Islandia el 16 de junio.
Pedro Bressa
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.