29 mayo, 2018
Metrodelegado: «Lo más importante está en la legitimidad de nuestras bases»
Juan es oriundo de Zona Oeste del conurbano y trabaja en el Subte desde 2003. Diez años después fue elegido por primera vez delegado del sector de instalaciones fijas, de la línea D. En medio de uno de los conflictos más importantes que atraviesan las y los Metrodelegados con Metrovías y el Gobierno de la Ciudad, Notas lo entrevistó para escuchar la voz de los trabajadores.

Juan es oriundo de Zona Oeste del conurbano y trabaja en el Subte desde 2003. Diez años después fue elegido por primera vez delegado del sector de instalaciones fijas, de la línea D. Además, es licenciado en Sociología de la UBA y actualmente está cursando la Maestría en Investigación Social, en la Facultad de Ciencias Sociales de la misma universidad.
En medio de uno de los conflictos más importantes que atraviesan las y los Metrodelegados con Metrovías y el Gobierno de la Ciudad, Notas lo entrevistó para escuchar la voz de los trabajadores.
– ¿Cómo comenzó tu militancia sindical en el Subte?
– Es difícil ponerle principio. Mentiría si dijera que fue desde el principio. Entré en el marco de la conquista de la jornada laboral de 6 horas y enseguida fue la lucha por la extensión de las jornadas a la boletería con un paro de cuatro días. Con 19 años y mi primer trabajo no lo podía creer: zurdos, sindicalistas y piqueteros, todo un viaje. Era un poco más ingenuo que ahora. Recuerdo un plenario en el medio del conflicto, en mi taller, una nube de humo, mucha tensión, había telegramas de despidos ya circulando
Fui acompañando las luchas desde esa época pero medio de afuera viendo a gente muy grosa defendiendo a los compañeros, peleando con la Unión Tranviarios Automotor (UTA), la empresa y el gobierno, en un juego bastante complejo. Al otro año (2005) fue lo que, para mi, significó la segunda gran conquista, la incorporación de las tercerizadas a la planta de Metrovías. Con escenas que no me voy a olvidar nunca, la “batalla de once” como la presentó Crónica. Los compañeros se tiraban a la vía en Miserere, agarraron con los matafuegos a la infantería y la hicieron retroceder.
Obviamente duró una semana, a la otra hubo represión en todas las líneas en simultáneo. Pero se logró lo que se buscaba, un montón de compañeros dentro y fuera las empresas que tercerizan tareas convencionadas.
Unos años más tarde me fui acercando al activismo de mi línea, la D, donde hay un nivel de militancia enorme. Aunque mi sector es chico, siempre tuvimos un nivel de sindicalización alto y una identificación muy clara con el proyecto de lo que hoy es la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP). Asumir que podía ser delegado fue dar un paso al frente. A mí me movilizó mucho la muerte de un compañero, Antonio Villares, en la inundación del 2012 y las injusticias de la desidia patronal.
– ¿Cuándo y por qué deciden irse de la UTA? ¿Cómo fue el proceso de constitución de la AGTSyP?
– Desde que se le ganó el cuerpo de delegados a la UTA, fuimos una piedra en el zapato de la burocracia, siempre condicionando las negociaciones y pudiendo, más de una vez, inclinar la balanza para el lado de los trabajadores. Para el año 2009 se había llegado a una situación insostenible y en el marco de un conflicto por el estado del material rodante, la burocracia apostó al desafuero vía comité de ética (una especie de tribunal interno que juzga la disciplina) y eso apuró la idea, que estaba dando vueltas como proyecto, la construcción del sindicato propio de los y las trabajadores del subte y el premetro.
– ¿Cómo está la lucha por la obtención de la personería gremial?
– Nuestro proceso finalizó en 2015 con la rubricación del entonces ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Pero fue largo. Después, la UTA presentó un recurso que contemplaba que como no se habían presentado a la audiencia de cotejo (donde se compara la cantidad de afiliados) no le habían dado el derecho a defenderse, un sin sentido, una trampa a favor de la burocracia. No se presentan nunca y listo, un absurdo.
Pero bueno, resulta que la Cámara les dio la razón en el 2016. Ya habían cambiado los vientos. Se presentó un recurso a la Corte Suprema, pero fue rechazado porque sostenían que era un proceso no terminado y que el Ministerio tenía que resolver. O sea, no era contra nosotros el fallo sino contra el Ministerio. Pero esto nos dejó en la situación pre 2015. Con el sindicato mayoritario con inscripción gremial y el minoritario con la personería. Salvo que ahora el gobierno lo tiene la derecha.
Igualmente para nosotros lo más importante, sin obviar lo legal obviamente, está en la legitimidad de nuestras bases. Ser mayoría y representar mayorías le permite a la AGTSyP ser parte de las negociaciones macro e intervenir dentro de cada sector de trabajo. Es poder hacer política, para transformar la realidad cotidiana de los compañeros y las compañeras.
– ¿Cómo comenzó el conflicto actual con Metrovías y el Gobierno de la Ciudad?
– El conflicto actual estalla cuando la ciudad y la UTA arreglan una paritaria salarial muy a la baja en línea con lo firmado con los colectiveros. La ciudad y Metrovías venían teniendo reuniones simultáneas con ambos gremios pero a partir de ahí nos desconocen. Sin embargo no arrancó ahí. Desde el fallo de la Corte Suprema se dio un proceso de recrudecimiento de la relación con la ciudad y la empresa.
Desde esa fecha, han cerrado filas negando nuestro derecho a discutir paritarias, es más, entramos en un plano de pura represión y terrorismo patronal. La empresa arrancó pidiendo desafueros para poder sancionar a los delegados, luego suspensiones cortas para compañeros por participar en medidas, siguió con sanciones elevadisimas por faltas comunes, sanciones más largas por las aperturas de molinetes. Para ponerle más fuerza, el viernes 18 de mayo, intentó dar servicio de emergencia en la línea D, con el comisario, un grupo de infantería y un grupo de jerárquicos, pero solo les alcanzó para montar una provocación. Lo siguiente fue el martes en la H, con un operativo policial armado en todas las estaciones y muy fuerte en Las Heras, que terminó con la detención de 16 compañeros entre ellos Néstor Segovia, que es el secretario adjunto.
Igualmente no creo que les haya salido tan bien. La grandiosa solidaridad de montones de organizaciones y la gente en la calle fue increíble, la escena en la marcha del 25 de mayo donde nos abrieron paso y nos recibieron a los aplausos fue barbara. Ahí, creo, se vio el resultado de años de lucha en la calle (y en el túnel) de la mano las más variadas tendencias.
– ¿Cómo caracterizan la estrategia de la empresa y del Gobierno de la Ciudad?
– Obviamente no podemos separar la estrategia de Metrovías de la del gobierno porteño. Hay un juego irresponsable que hacen sus operadores en los medios que promueven el odio contra los laburantes organizados que encuentra en nosotros y especialmente en Segovia un enemigo perfecto. Querían mostrar fortaleza reprimiendo y sacaron a un funcionario de segunda a amenazarnos en conferencia de prensa anticipando que iban a armar un grupo de carneros para dar servicio de emergencia, que iban a arreglar con las patronales de los colectivos y que si era necesario usarían la fuerza para imponer su ley, y que, a pesar de ir contra todo tipo de normativa laboral, no descartan usar los despidos como forma de amedrentamiento.
La ciudad se apoya en un argumento tonto de que solo el sindicato con personería gremial puede convocar a la huelga o discutir paritarias, por lo que dice la corte. Pero me parece tonto porque, primero no leyeron bien el fallo Orellano y segundo, en caso de que realmente quisieran resolver el conflicto sería con el sindicato que tiene mayor representatividad. Pero están haciendo todo lo contrario. No paran de acelerar.
También están haciendo mover la idea de declarar el subte como servicio esencial que tendría como única causa y consecuencia restringir nuestro derecho a huelga, pero que va contra todas las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sabíamos que este año iba a ser clave. La ciudad se jugó mucho a fines de 2017 para sacar una ley de manera inconstitucional para la re concesión del servicio para que le den los plazos para este año tener el proceso licitatorio concluido y arrancar el 2019 con empresa nueva. Tenemos certezas de que la organización obrera es un problema para ellos y que la única forma que encuentran válida es la dictadura patronal. Para eso en el subte necesitan un solo sindicato como la UTA plenamente integrado con las patronales.
Como va terminar, no lo sé. Vamos a seguir peleando. Pienso, como ya varios han visto, lo que está en juego acá no es solo si tenemos mejores paritarias. Es si nos van a imponer el ajuste, es si tenemos derecho a protestar, si podremos seguir ejerciendo el derecho a la huelga. La vuelta al fondo es un paquete completo que incluye ajuste y represión, a nosotros, a todos, solo nos queda la lucha.
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