25 mayo, 2018
Elecciones en Colombia con la paz en juego
El próximo domingo 27 en Colombia se llevarán a cabo los comicios que definirán al próximo presidente que sucederá a Juan Manuel Santos tras ocho años. Del resultado dependerá el rumbo futuro de los acuerdos de paz. Asimismo, la elección tendrá lugar en un contexto de violencia y crisis de representación.

El próximo domingo 27 en Colombia se llevarán a cabo los comicios que definirán al próximo presidente que sucederá a Juan Manuel Santos tras ocho años. Del resultado dependerá el rumbo futuro de los acuerdos de paz. Asimismo, la elección tendrá lugar en un contexto de violencia y crisis de representación.
Los cinco candidatos que se medirán en las urnas para llegar al Palacio de Nariño son Gustavo Petro de Colombia Humana, Iván Duque del Centro Democrático, Germán Vargas Lleras del Movimiento Mejor Vargas Lleras, Humberto De la Calle del Partido Liberal y Sergio Fajardo de Compromiso Ciudadano.
El carácter histórico de estas elecciones presidenciales se debe a que serán las primeras luego de los acuerdos de paz de 2016 entre el gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), que dejó atrás un conflicto de más de 50 años de guerra que perjudicó la vida de millones de colombianos.
A pesar del proceso en curso, la violencia política permanece. Desde 2016 se han registrado los asesinatos de 385 líderes sociales y defensores de derechos humanos, de los cuales 283 fueron posteriores al acuerdo final con las FARC-EP, según el Instituto de Estudio para el Desarrollo y la Paz.
Para Gisela Brito, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), la permanencia de la violencia en la sociedad es consecuencia de “la falta de respuesta institucional, corrupción e impunidad, que se conjugan con la permanencia de grupos provenientes del paramilitarismo y sicarios que cuidan los intereses de grandes terratenientes”.
Estas problemáticas generaron una profunda crisis de representatividad en las instituciones y descreimiento en la política por parte de la mayoría de los colombianos, fenómeno que se traduce en los altos índices de abstención, una constante que se ha mantenido a lo largo de décadas y que ronda un promedio de 60%.
Un relevamiento realizado este año por el CELAG arrojó como resultado que tres de cada cuatro colombianos se declaran insatisfechos con la política de su país y nueve de cada diez tienen una visión negativa sobre los partidos políticos.
Escenario de polarización
De acuerdo a los últimos sondeos se vislumbra una competencia reñida entre Petro y Duque, quien sacaría una pequeña luz de ventaja aunque no le alcanzaría para ganar en primera vuelta. En caso de que ninguno obtenga la mitad más uno de los votos se recurrirá a un ballotage cuya fecha estipulada es el domingo 17 de junio.
Duque es un abogado de 41 años que cuenta con el padrinazgo de Álvaro Uribe Vélez, ex presidente entre 2002 y 2010, y figura clave en la historia reciente del país que responde a los intereses de los sectores más conservadores y reaccionarios, quienes financian el paramilitarismo y se oponen a todo acuerdo de paz con las guerrillas.
El uribismo fue decisivo para el triunfo del ‘N0’ en el plebiscito de 2016 sobre los acuerdos de paz, por lo que un triunfo de su candidato pondría en riesgo el futuro del proceso. Duque declaró que de llegar a la presidencia hará todas las modificaciones necesarias “para garantizar el honor del pueblo colombiano”.
Por su parte, Petro es un economista de 57 años que cuenta con los apoyos de la izquierda, el sindicalismo y las organizaciones indígenas y campesinas. Durante su campaña, ha logrado canalizar el sentimiento de hartazgo generalizado de los colombianos por la política tradicional.
Entre sus propuestas se destacan la educación superior gratuita, desarrollo de un modelo integral de salud con acceso universal a medicamentos y una agenda a favor del cuidado del medio ambiente. Sin embargo, su proposición más radical es la de cobrar impuestos a los poseedores de latifundios improductivos y la expropiación de tierras por parte del Estado para reactivar la economía agrícola, lo que despertó el enojo de los grupos que resultarían afectados.
Al respecto, el analista político Alono Ojeda aseguró en declaraciones a Sputnik que “la propuesta de Duque es la propuesta de Uribe que es la de mantener la tierra en manos de latifundistas, mientras que Petro convoca a los sectores excluidos del poder y que pelean por las tierras”.
Los desafíos de Petro
Otro motivo por el que se tratará de una elección histórica es que por primera vez el progresismo tiene serias chances de acceder a la presidencia de un país que siempre le fue esquivo. Para logralo, Petro y su Colombia Humana deberán superar varios obstáculos.
Por un lado, derrotar el sentimiento de miedo y rechazo que la izquierda despierta en el imaginario social de gran parte del electorado, como consecuencia de la eficacia del discurso uribista y los años de guerra.
Por el otro, está la tarea de combatir el abstencionismo, despertar entusiasmo y resignificar la militancia política sobre todo entre los más jóvenes. En ese sentido, una estrategia eficaz fue la de reivindicar como símbolo de resistencia popular la imagen de Jorge Eliécer Gaitán, aquel líder que fuera asesinado en 1948 en el marco de su lucha abierta contra las elites.
“En el contexto de Colombia, el solo hecho de que un candidato como Gustavo Petro pase a segunda vuelta constituirá una hazaña electoral y política”, concluye Gisela Brito.
Leonardo Casciero – @leocasciero
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