Medio Oriente

15 mayo, 2018

«El estado es catastrófico por esta decisión de Trump de trasladar la embajada a Jerusalén»

Tilda Rabi, presidenta de la Federación de las Entidades Argentino-Palestinas, conversó con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 sobre el asesinato por parte de Israel a más de 60 palestinos el día que EE.UU. mudó su embajada a Jerusalén.

Tilda Rabi, presidenta de la Federación de las Entidades Argentino-Palestinas, conversó con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 sobre el asesinato por parte de Israel a más de 60 palestinos el día que EE.UU. mudó su embajada a Jerusalén.

– ¿Cómo está la situación actualmente y cuáles son las últimas novedades?

– Ya hemos llegado a los 60 muertos, entre ellos un chico herido con bala de goma en los ojos en las protestas de lo que conocemos como Cisjordania. El estado es catastrófico por esta decisión de Trump de trasladar la embajada a Jersualén y reconocer a la Ciudad Santa como capital de Israel. Viola todo derecho internacional.

Esto también trae como acción la impunidad para cometer los crímenes más horrendos por parte de Israel contra el pueblo palestino y que esta barbarie pasó casi desapercibida. Son muy pocos los gobiernos que han alzado sus voces en contra de este nuevo crimen.

– ¿Qué implica para los palestinos que EE.UU. traslade la Embajada a Jerusalén?

– Es una ofensa muy grande. Para nosotros al-Quds es un lugar sagrado. No solamente desde lo confesional, más allá de que es la cuna de las tres religiones monoteístas más importantes en el mundo, sino además porque está avasallando derechos que tienen que ver con la presencia del pueblo palestino históricamente en Jerusalén.

– Decías que los Estados en su mayoría no se pronunciaron sobre esta cuestión, pero la sociedad civil está organizándose en solidaridad.

– Afortunadamente los pueblos responden de forma diferente a sus gobiernos. Nuestro gobierno [argentino] por ejemplo, no ha emitido ningún juicio, es terrible este silencio ominoso, cómplice además. Los pueblos afortunadamente si reaccionan y en el caso de Argentina también. El lunes tuvimos una reunión de emergencia y a pesar de la situación que estamos viviendo en el país hubo una gran concurrencia para comprometerse a efectivizar esta marcha que hicimos desde Av. de Mayo y Carlos Pellegrini hasta la Embajada sionista en Buenos Aires.

– Además de las acciones en la calle, hace un tiempo se lanzó el movimiento BDS en Argentina ¿De que se trata?

– El movimiento del Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) nació en el año 2005 producto de una necesidad de la sociedad civil palestina comprometida con la resistencia no violenta pero que de alguna manera emula lo que fue el boicot, desinversiones y sanciones al apartheid sudafricano. Tiene tanta importancia el hecho de que adhiramos al BDS porque plantea boicotear todo lo que sea acuerdo entre países y el Estado fascista de Israel.

A nivel económico, cultural, académico, ir declarando sectores y espacios libres de apartheid por ejemplo. Y que han tenido una profunda resonancia en el mundo, en Europa e inclusive en EE.UU. Eso para Israel ya lo ha tomado como una cuestión de Estado directamente y está persiguiendo a los compañeros que proponen el BDS como una acción no violenta para frenar la ocupación, la limpieza étnica y toda la criminalización que hoy se produce dentro de la Palestina ocupada. Y paralelamente también ver que, cuando hablamos de boicot no es solamente para ayudar al pueblo palestino a lograr su libre determinación, sino que también, todos los hechos son vinculantes.

Por ejemplo, en la actualidad en Argentina hay acuerdos espurios entre el Ministerio de Defensa con respecto a la compra de armas, a la formación de nuestra policía en Israel donde por supuesto los conejillos de indias son los palestinos. Todo eso se replica también en nuestra sociedad. También el tema de seguridad, de las escuchas. Paralelamente nos quieren vender tecnología como si fuese el gran descubrimiento, cuando en realidad Israel más allá de que haya avanzado en muchos aspectos no es justamente la promesa de la que se habla.

Tenemos un caso emblemático acá en Argentina, cuando logramos junto con el apoyo de la sociedad civil argentina y sus organizaciones, parar un acuerdo espurio con la gobernación de la provincia de Buenos Aires con respecto a influir en el tema del agua. Se iba a proponer un acuerdo donde se estaba dejando de lado a nuestros ingenieros, trabajadores y con el agravante que Mekorot, empresa israelí que le roba el agua a los palestinos, venía acá no solo a negociar sino que también lo iba a hacer en Argentina. Conllevando con eso casi un 200% más los valores para el usuario común. Esperemos que no se retrotraigan esos acuerdos con el gobierno actual y estas relaciones carnales.

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