Cultura

14 mayo, 2018

Paula Puebla: «Todos estamos a un click de distancia de arruinar una vida»

«Una vida en presente» es la primera novela de Paula Puebla, una escritora formada en Diseño y fanática de la tríada Amis, Coetzee, Houellebecq, que devino autora luego de pelear mucho contra sí misma. Un primer libro que alcanza expectativas y proyecta la voz de una promesa.

Una vida en presente es la primera novela de Paula Puebla, una escritora formada en Diseño y fanática de la tríada Amis, Coetzee, Houellebecq, que devino autora luego de pelear mucho contra sí misma. Un primer libro que alcanza expectativas y proyecta la voz de una promesa. Con un lenguaje afectado que no escatima adjetivación Puebla logró lo difícil: atraer al lector y llevarlo hasta un abismo, de la mano de un personaje central que sufre pero evade cualquier resquicio de sentimiento. La escort María Guevara resulta un oxímoron, da lugar a un desdoblamiento, y ofrece testimonio de su propia explosión.

Una vida en presente (t)– ¿Cómo fue el proceso de escritura de Una vida en presente?

– Fue muy dispar. Cuando empecé a escribir tenía un primer capítulo y no sabía si iba a ser un cuento o qué, después escribí un segundo, tercero o cuarto. Estaba haciendo una especie de clínica, de taller, donde avancé los primeros ocho capítulos y después deserté. Me di cuenta que los talleres no son para mí. Habré hecho un cuarto de novela y la dejé, por cuestiones de laburo, de los vacíos, de las páginas en blanco, de las angustias. Hasta que el año pasado estuve un tiempo sin trabajar, encerrada en mi casa, en un proceso de hacerme dueña de mi soledad y en cuatro meses escribí las otras tres cuartas partes de la novela. Sin taller, sin lecturas de terceros. Sola. Fueron cuatro meses en los que me di cuenta que para escribir hay que estar solo. Yo estaba en una especie de celibato elegido.

– ¿Cómo fue la construcción del personaje de María Guevara?

– Fue paulatino. Al principio era una mujer que tenía una relación sexual con alguien que le desagradaba. Después fue tomando forma. Una especie de arcilla que uno va moldeando. Me parece que a María se la define por las relaciones que tiene. Sabemos todo el tiempo lo que está pensando, lo que está sintiendo, pero podemos darnos una idea de cómo es, y de quién es, a través de Rubinstein, Seligman, Pereira Pueyrredón o el resto de los personajes.

– ¿Cómo fue la construcción de los personajes masculinos?

– Ahí hay una observación cínica y ácida de la masculinidad, previa a este último empuje del feminismo. Eso que llaman nuevas masculinidades.

– Pareciera que son masculinidades que no satisfacen a María Guevara. ¿Cuánto hay de real en ellos?

– Sí, que no la satisfacen y que no están para satisfacer a nadie. Me parece que ese tipo de hombre está solamente para satisfacerse a sí mismo y los vínculos que ellos pueden tener con las mujeres son vínculos defectuosos, extorsivos, abusivos. No son lindos retratos de la masculinidad.

– La psiquiatría está presente en tu novela, ¿por qué?

– Porque en el caso del psiquiatra hay una cuestión del poder sobre el paciente y como tema me parece interesante porque tres de cada ocho personas con las que hablamos toman pastillas, tomaron o van a tomar en algún momento de su vida. La depresión me parece un mal de época.

– En algún modo María lucha contra la depresión, se percibe en ella cierta ausencia de deseo, pero sí sabe lo que no quiere, tiene muchos no. ¿Por qué no quiere? ¿Por qué no desea?

– No sé por qué no desea pero un estado depresivo es una angustia que parece no terminar más y es muy desesperante. En ese estado es muy difícil desear algo positivo, productivo o constructivo. Por el contrario, hay una especie de círculo hacia el infierno que envuelve y, al mismo tiempo, hay que reconocer que la depresión es como una especie de capullo de confort bastante mullido.

Puebla06-15– ¿Cuál es el lugar del dinero en tu novela?

– Es muy importante. Creo que es el lugar de la masculinidad. En mi novela los dueños del dinero, los dueños del poder, son los hombres y María, a través de lo sexual, encuentra un una veta por donde explotarlos para su beneficio.

– Tu personaje principal se venga de un amante: ¿Qué relación hay entre escritura y venganza?

– No lo sentí como una venganza sino como justicia. Ella pone en evidencia a uno de sus personajes en una especie de acto justiciero frente a otra mujer que fue engañada estando embarazada.

– ¿Hay una sororidad ahí?

– Sí, se puede decir que sí. Mucha gente puede verlo como una venganza porque estamos en una época de ruptura de contratos. Todo el juego histérico de lo público y lo privado en Internet, donde ponemos una foto nuestra en bikini pero después nos quejamos si alguien dice algo. Ese histeriqueo entre lo que pongo y lo que no pongo, lo que quiero que se vea y lo que no, me parece muy peligroso. Todos estamos a un click de distancia de arruinar una vida, y ese poder muchas veces tiene más peso que el dinero.

– Tu personaje tuvo la valentía de hacer esa ruptura. Por eso veo a María Guevara como una persona destructiva, en un sentido positivo del término, en ese acto y otros. ¿Por qué es destructiva?

– Porque creo que en las condiciones en las que está es imposible construir nada y porque en la novela hay un conflicto con la maternidad y lo sentimental. Me parece que es una forma de resistencia odiar lo que no puede tener. Y me interesaba mostrar que las mujeres también podemos ser muy crueles, incluso con lo que más queremos. Que no son solamente los hombres los que se dan el lujo de pegar el portazo e irse.

– ¿Qué pensás del aborto?

– Que tiene que estar legalizado. Amén de eso tengo un montón de críticas.

– ¿Por ejemplo?

– Están bien la firma de cartas, pañuelazos y siluetazos. Las acciones simbólicas y el cambio cultural son algo positivo. Sin embargo, veo también mucha mediatización y guerrilla narcisista. Pequeños grupos de poder que se han construido dentro del feminismo, un feminismo de la clase media que tiene voz propia, que como todo movimiento de clase media logra opacar a los más populares. Entonces ahí me genera un disgusto que es por qué siempre la clase media le impone la voz a las clases populares y por qué es tan difícil reconocer que en un movimiento lleno de buena voluntad y garra hay también errores y falencias.

Anahí Pérez Pavez – @anahpavez

Fotos: Carmen Herrera

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