9 mayo, 2018
El FMI no presta sin condiciones
Por Leandro Navarro. En medio de tensiones cambiarias que no cesan el gobierno busca acordar un préstamo con el Fondo Monetario Internacional. La vuelta, las posibles condiciones a imponer y la reaparición del dólar futuro.

Por Leandro Navarro. En medio de tensiones cambiaras que no cesan, con ruedas marcadas por una importante volatilidad en el valor del dólar, el gobierno argentino decidió recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para solicitarle un préstamo de “tipo preventivo”, como lo definió el propio titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne.
La decisión se sustenta, según el ministro, en que el organismo provee un financiamiento más barato que el mercado. Además agregó que el préstamo “no aumenta el endeudamiento de la Argentina”, en tanto “reemplaza deuda que íbamos a tomar, a menor tasa que la del mercado”.
Estas afirmaciones chocan con lo señalado el viernes pasado durante la conferencia de prensa brindada junto al ministro de Finanzas, Luis Caputo. En ella, el ex JP Morgan y Deutsche Bank había sostenido que no se tomaría más deuda en moneda extranjera por lo que resta del año. Sin embargo, la puja entre los grandes jugadores del mercado y el gobierno llevaron a un cambio de opinión.
Con este acuerdo que el Ejecutivo busca alcanzar, se cierra el círculo del regreso del FMI a la Argentina. Un regreso que había comenzado tras someterse Argentina nuevamente a las revisiones anuales bajo el Artículo IV y que tuvo otro episodio con la venida al país en marzo de la titular de la entidad, Christine Lagarde.
Aún se desconoce el tipo de préstamo que efectuará el organismo y el monto final, aunque se habla de tres líneas de crédito posibles: por un lado un acuerdo de tipo Stand-By, que según el Fondo permite “responder rápidamente a las necesidades de financiamiento externo de los países”, con sujeción a las políticas del FMI y cuya duración es de entre 12 y 24 meses; por otro lado puede ser una Línea de Crédito Flexible, aunque los países que suelen solicitarlo tienen “una tradición de políticas y fundamentos económicos muy sólidos”; por ultimo puede ser un crédito de la Línea de Precaución y Liquidez, que otorga financiamiento a países con problemas en balanza de pagos e implican “condiciones ex post focalizadas en subsanar vulnerabilidades moderadas pendientes”.
Las condiciones que puede acarrear un nuevo acuerdo pueden deducirse de las recomendaciones efectuadas tras la revisión que el organismo realizó de la economía argentina en 2017. Pese a todos los buenos augurios que manifestaba por las medidas implementadas por el gobierno, le reclamaba un mayor recorte del gasto fiscal, mayores avances en la reforma impositiva y una reforma laboral que el Ejecutivo intenta nuevamente incluir en la agenda legislativa de este año.
En este sentido, la economista Mercedes D’Alessandro, en dialogo con Notas – Periodismo Popular, afirmó que “el FMI no presta plata sin condiciones ni restricciones. Esos objetivos históricamente han sido de ajuste y flexibilización”.
La autora de Economía Feminista indicó que el préstamo solo ofrece una solución pasajera pero el problema es que no se generan los mecanismos para repagar esa deuda en el futuro. “Son muy buenos pidiendo plata, pero son muy malos para producir. Hay un problema de sostenibilidad a largo plazo”, afirmó D’Alessandro.
Al momento de difundirse la noticia sobre la decisión de pedir un nuevo préstamo al Fondo, tanto el ministro Dujovne como diversos analistas económicos puntualizaban las diferencias entre el FMI de los años ’90 y el actual, que tendría un tono más gradualista y menores exigencias de ajuste.
Sin embargo, es preciso diferenciar entre la producción académica de su departamento de investigaciones, que llegó en los últimos años a incorporar el concepto “neoliberalismo” en sus presentaciones, del área encargada de cerrar acuerdos con los países. Aquí los cambios son apenas visibles, las condicionalidades y los planteos ortodoxos siguen marcando la pauta.
El dólar futuro también está de vuelta
A la par de las decisiones tomadas en Hacienda en relación al FMI, el Banco Central continuó con una política activa de intervención en el mercado cambiario local.
Tras un dólar que tocó los $23,50 luego de arrancar en $22,30, la entidad conducida por Federico Sturzenegger decidió echar mano de los contratos de dólar futuro. Una política que la actual administración hasta ahora no había usado y cuya implementación fue judicializada en el pasado por quienes hoy integran Cambiemos.
El resultado fue un pasajero alivio que permitió afrontar el cierre de la rueda a la baja, con un dólar que terminó marcando en las pizarras $22,80.
Pese a esto, las tensiones no cesan y esto tuvo su expresión en el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires, que terminó cerrando por quinta jornada consecutiva en rojo, marcando un retroceso del 4,20%, con algunos activos perdiendo hasta 14%. El desarme de posiciones de players extranjeros aún no concluyó y las acciones terminaron muy golpeadas tanto en el mercado local como fuera del país.
El importante desprendimiento de activos locales de los últimos días parece indicar un cambio de tendencia en la relación del gobierno con Wall Street. Es la otra cara de los problemas para financiarse en el mercado internacional que llevaron a un regreso del FMI. La exigencia de fondo es siempre la misma: un mayor ajuste.
@navarro_lean
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