30 abril, 2018
«Se está construyendo este enemigo interno, identificado con el manifestante colectivo»
Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, compartió en comunicación con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 algunas conclusiones del Informe Anual 2017 “Individualización de las relaciones laborales y construcción del enemigo interno”.

Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, compartió en comunicación con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 algunas conclusiones del Informe Anual 2017 “Individualización de las relaciones laborales y construcción del enemigo interno”.
– ¿Cómo se llevó a cabo este informe y por qué tiene ese título tan particular?
– Este documento es producto del trabajo que el Observatorio viene realizando hace diez años y a partir de la sistematización de datos de conflictos laborales, de negociaciones colectivas y de mercado de trabajo, todos los años elaboramos un informe donde mostramos las principales tendencias que se están dando en el sistema de relaciones laborales. Tratamos de destacar algunos de los ejes que nos parecen importantes para tratar de entender qué está pasando en el conjunto del mercado del trabajo y como impacta en la situación de los trabajadores.
«Individualización de las relaciones laborales y construcción del enemigo interno», tiene que ver con dos de los principales aspectos que se dieron en 2017. Por un lado un conjunto de medidas y movimientos del mercado de trabajo que lo que hacen es ir debilitando los mecanismos colectivos de regulación de las relaciones laborales. Fundamentalmente que tratan de debilitar a las organizaciones sindicales y a las instancias de organización de los trabajadores más en términos generales. Y que apuntan a ir a una estructura ocupacional, a un mercado de trabajo donde la figura virtuosa que se destaca es el emprendedor en tanto sujeto individual, en tanto persona que hace lo que puede, que busca resolver por sí misma sus necesidades en el mercado de trabajo y puede poner una cervecería artesanal, puede salir a hacer venta en la vía ambulante o puede ponerse una empresa de software de informática.
Esto es lo que se presenta desde el gobierno como la figura virtuosa, los emprendedores. Por oposición se cuestiona todo reclamo colectivo, fundamentalmente los que llevan adelante las organizaciones sindicales pero no sólo sindicales sino cualquier tipo de organización colectiva que plantea acciones en defensa de los derechos sociales.
– Discursivamente parecería que se construyen dos sujetos: el emprendedor es el sujeto resiliente, el que se cae y vuelve a levantar y a pesar de todo sigue. Y el otro es el que pone palos en la rueda.
– Para pensarlo en términos de cómo funciona en el mercado de trabajo, uno podría pensar que el sujeto colectivo está representado por los trabajadores asalariados o registrados en el sector público, que tienen la cobertura de la legislación laboral, de los convenios colectivos de trabajo. Y el sujeto individual es la figura del monotributista, el trabajador por cuenta propia, que sale a hacer algo porque todos necesitamos trabajar de algo para garantizar la reproducción de nuestras necesidades.
Desde esa perspectiva cuando se miran los números del mercado de trabajo, se ve que durante el 2017 y también se había dado durante 2016, la principal forma de inserción en el mercado de trabajo se da desde el monotributo. Por el contrario, los trabajadores asalariados registrados en el sector público como en el privado cayeron en 2016 y permanecieron relativamente estancados en el 2017.
Estamos yendo hacia un mercado de trabajo donde las formas más protegidas del derecho del trabajo van perdiendo posiciones y crece el trabajo por cuenta propia, no registrado. Todo esto da esta idea de un mercado de trabajo que va perdiendo crecientemente su carácter colectivo y van prevaleciendo formas individuales de resolver estas necesidades.
– ¿Cómo se relaciona esta dinámica laboral con la idea de construcción de un «enemigo interno»?
– El punto de partida para tratar el tema en el informe fueron algunas declaraciones de funcionarios fundamentalmente del gobierno nacional que en su momento parecían exabruptos, declaraciones que habían sido hechas en un momento de no pensar mucho lo que se estaba diciendo. Muchas declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con relación a los conflictos por el acceso a la tierra que llevaban adelante algunas comunidades mapuches en el sur del país y que cuando uno las escuchaba aisladamente parecía que se trataban de exabruptos.
Cuando se las pone en contexto y se las relaciona con otras declaraciones de otros funcionarios y hacemos el recorrido en el mediano plazo, lo que encontramos es un discurso muy coherente a lo largo del tiempo y que no comenzó a mediadidos de año y que se prolongó durante todo el año. Y ahí es muy claro cómo se intenta presentar al manifestante, a la persona que se organiza colectivamente en defensa de algún derecho social. Se la intenta presentar como alguien que está afectando el orden público. Ni siquiera se habla tanto de los cortes de rutas y cómo esto afecta al tránsito sino que se empieza a hablar crecientemente de sectores que afectan el orden público.
A partir de ahí, hasta se construye la imagen de un determinado manifestante que tiene una capucha, que tiene palos, piedras, gomeras. Esto se va presentando en los medios y cuando uno lo empieza a analizar no tanto focalizado en los reclamos por las tierras de las comunidades mapuches que fueron, si se quiere, las puntas de lanza, se empieza a ver como ese discurso se replica en otro tipo de reclamos sociales, reclamos que tienen que ver son situaciones de hábitat, reclamos por el acceso a la vivienda, por derechos laborales.
No es sólo la forma de respuesta a esta «famosa RAM» de la que tanto se habló hace unos meses y hoy parece que dejó de existir. El mismo discurso se aplica para intervenir en reclamos de trabajadores de cooperativas de trabajo en la provincia de Buenos Aires o se usa para justificar la respuesta violenta del Estado frente a las protestas de diciembre en contra de la reforma a la Ley Previsional.
– Es decir que el «enemigo interno» no es un sujeto social específico sino que es más amplio.
– Puestas en contexto estas declaraciones surge muy claro que se está construyendo este enemigo interno, que está identificado con el manifestante colectivo por definición y por oposición a la figura virtuosa que es el ciudadano, el emprendedor, la persona que ejerce sus derechos individuales, sus derechos cívicos sin molestar al otro. Este es un poco el discurso oficial y es muy claro de que manera intenta deslegitimar a las organizaciones sociales y sindicales en particular.
En términos cualitativos estas últimas son las más afectadas por este proceso pero de ninguna manera se trata de una estrategia que busca solo contrarestar a los reclamos de los trabajadores asalariados, organizados sindicalmente, sino que busca de alguna manera limitar la posibilidad de protesta por parte del conjunto de las organizaciones sociales.
Foto: Gustavo Pantano
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