24 abril, 2018
Desde un Brasil que resiste
Por Gisela Cernadas, desde Curitiba. Durante los días 17 y 18, en el campamento “LulaLivre” en Brasil, se llevaron adelante diversas actividades en las que mujeres, estudiantes, trabajadores rurales, campesinos y urbanos, junto con brigadas de Argentina y Noruega, confluyeron en actos y movilizaciones en defensa de la democracia, exigiendo la libertad de Luiz Inácio Da Silva.

Por Gisela Cernadas*, desde Curitiba. Durante los días 17 y 18, en el campamento “Lula Livre” en Brasil, se llevaron adelante diversas actividades en las que mujeres, estudiantes, trabajadores rurales, campesinos y urbanos, junto con brigadas de Argentina y Noruega, confluyeron en actos y movilizaciones en defensa de la democracia, exigiendo la libertad de Luiz Inácio Da Silva.
El primer día se realizó en la ciudad de Brasilia un panel de debate con referentes de movimientos populares en uno de los cinco campamentos desplegados por el país, en conmemoración de los 22 años de la ‘Masacre Campesina’, un ataque de las fuerzas policiales a militantes del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra.
Por tarde se llevó a cabo una movilización hacia el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), para exigir justicia por los 21 trabajadores asesinados hace más de dos décadas y en defensa de la democracia bajo la consigna que vitorea gran parte del pueblo brasileño: “Lula Livre”.
Referentes políticos presentes en el acto remarcaron que la democracia en Brasil estaba siendo violentada, y que las elecciones sin Lula como candidato serían un fraude. Asimismo, afirmaron el carácter antipopular de las políticas impulsadas por el gobierno de Michel Temer y denunciaron el tinte misógino del golpe de Estado a Dilma Rousseff, que desplazó a las mujeres de los cargos públicos de alta jerarquía y declaró abiertamente que su lugar es en sus casas.
El segundo día de esta breve visita por un Brasil convulsionado por las injusticias, se llevó adelante el saludo de buenos días al ex mandatario desde las inmediaciones de la Sede de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, donde Lula permanece preso desde el 7 de abril. Este acto se realiza a diario con la presencia de referentes políticos de diversos sectores sociales.
Tras 11 días de detención, pudieron ingresar por primera vez a la celda que aloja a Lula, un grupo de senadores con la intención de verificar las condiciones en las que se encuentra detenido, pero no pudieron reunirse con él.
Esa misma noche, se realizó un panel en el ‘Circo de la Democracia’, donde Cecilia “Checha” Merchán -diputada por Argentina en el Parlamento del MERCOSUR (Parlasur)- acercó la solidaridad del pueblo argentino, mientras que Adolfo Pérez Esquivel propuso la candidatura del líder del Partido de los Trabajadores (PT) para el Premio Nobel de la Paz.
Conclusiones de un viaje en avión
Para entender la ofensiva contra Lula y la militancia popular es necesario tener una mirada continental e histórica de los procesos populares en América Latina. Hace algunos años que los países de Nuestramérica asisten a un avance de las derechas continentales, programado tras el surgimiento de los gobiernos populares de principios del siglo XXI. Gobiernos que, con sus diferentes matices, se han alineado dentro del nacionalismo popular y el socialismo.
Tras más de 13 años de políticas de crecimiento económico con inclusión social, las presidencias de Dilma y Lula sacaron de la pobreza extrema a más de 30 millones de brasileros, un delito imperdonable para las derechas que requieren de la desigualdad social para enriquecer sus bolsillos.
A dos años del golpe institucional a Dilma, el escenario político es bastante más complejo: Michel Temer ha impulsado políticas de corte neoliberal que revirtieron el proceso de justicia social comenzado en el año 2003.
Según las cifras oficiales del gobierno de Brasil, se registraron más de cuatro millones de nuevos pobres y el desempleo se ubica en un orden de 12% para principios de 2018, sin cuantificar aún el impacto de los tarifazos en los servicios, combustibles y el recorte del gasto público.
Por su parte, la reforma laboral que abona a la tercerización y a la precarización de los trabajadores, junto con el proyecto de reforma previsional y la reforma del sistema de salud, configuran un proyecto político, económico y social que beneficia a los sectores financieros, petroleros y exportadores de energía en detrimento de las mayorías populares.
En este contexto, la figura de Lula da Silva emerge como un líder de la oposición capaz de reorientar el sentido político del Estado, apostando a la construcción de un Brasil popular y no oligárquico. La manifestación de más de un 60% de apoyo a su candidatura presenta una gran amenaza para el proyecto de los sectores dominantes, amenaza que culmina con una prisión preventiva de un referente popular para una causa sin pruebas, dejando en duda la vigencia del Estado de Derecho.
* Presidenta de la Federación Universitaria de La Plata – @GiCernadas
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