23 abril, 2018
No me vuelvas a hablar de amor: el cinismo como amenaza del sentimiento
¿Qué pasa cuándo el amor es muy parecido al odio? ¿Es su contracara perfecta o hay matices casi invisibles que involucran otras cuestiones? No me vuelvas a hablar de amor es una obra que parece tambalear en el canto de una moneda en que las dos caras terminan por fundirse en una sola. Y esa fundición no es nunca clara ni precisa.
¿Qué pasa cuándo el amor es muy parecido al odio? ¿Es su contracara perfecta o hay matices casi invisibles que involucran otras cuestiones? No me vuelvas a hablar de amor es una obra que parece tambalear en el canto de una moneda en que las dos caras terminan por fundirse en una sola. Y esa fundición no es nunca clara ni precisa.
Los elementos que componen ese átomo inestable -la traición, el desencanto, la pasión- son tan inasibles como la propia naturaleza de un juego que es parecido al amor y al odio con una fuerte columna de cinismo que sostiene y a la vez desarma.
Una pareja heterosexual que vive en un futuro no tan lejano -con el mismo aburrimiento burgués que otorga el tiempo- decide confesar cuestiones que parecen no sabidas por el otro pero que la rutina ha advertido hace mucho. Frente al dolor que podría representar una confesión de parte, la obra revierte esa postura convencional para presentar un escenario nuevo: el blanqueo de amantes mutuos es el puntapié inicial para un escenario tan cínico como perverso.
Lo que se pervierte en No me vuelvas… es la percepción del amor como un bien particular, como algo propio que debe ser cuidado como en las novelas rosas porque sino el destino va a traer la desgracia de la separación y la soledad. Lo que la obra no disimula es que la destrucción del amor está implícita desde el comienzo. Al menos de ese intento ridículo de hacer perdurar un sentimiento como si se tratara de un animal embalsamado.
La idea de juego sirve para poner sobre un tablero imaginario toda esa parafernalia cliché del amor como un ideal intocable. El cinismo es el protón necesario para que se produzca esa fisión: la separación de un núcleo pesado como el amor burgués en núcleos más pequeños que cuestionen su autoridad y su autonomía.
Esa pareja de amantes que a la vez se proyecta en otros dos personajes y especula en total sintonía con el término: miran desde arriba, saben más que los otros a los que hacen jugar un juego con reglas casi invisibles como ese amor que se les escapa y nada pueden hacer más que reír, llorar o gritar como perdidos. Lo que se pierde en la obra se padece.
Dos parejas en escena; cuatro personajes que declaman reflexiones que parecen profundas pero no logran aclarar su descontento con lo que les tocó en suerte. Una trama que propone al espectador desligarse de lo cotidiano para reflexionar sobre los sentimientos acartonados y las emociones sinceras. ¿Dónde pone la líbido Alf, el extraterrestre, si su novia vive en otro planeta?, se pregunta uno de los personajes. Las preguntas absurdas sirven de coartada para la risa pero detrás conviven con el pensamiento de lo auténtico de cada persona.
El cinismo no alcanza a cubrir esa falta; la nostalgia de lo ausente convive con lo absurdo de intentar comprender al otro, que en el fondo es un intento de quererlo.
Mariano Cervini – @marianocervini
Ficha
No me vuelvas a hablar de amor
Teatro La Tertulia (Gallo 826)
Domingos 20 Hs
Dirección: Juan Washington Felice Astorga
Actores: Sofía Padelletti, Gastón Colucci, Vivi Marcovich y Alejandro Babouian
Reservas a los Teléfonos: 011 4865-0303 / 11 2265 4170
Valor de la entrada: $250. Estudiantes y Jubilados $220
Duración: 70 min.
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