18 abril, 2018
«Prohibir el uso de los agroquímicos es abrir una puerta de transición hacia la agroecología»
Victoria Veronesi, Integrante del grupo de docentes por la soberanía alimentaria de Gualeguaychú, conversó con “Insurgentes” por Radio Sur 88.3 sobre la ordenanza que prohíbe el uso de glifosato en la ciudad entrerriana.

Victoria Veronesi, Integrante del grupo de docentes por la soberanía alimentaria de Gualeguaychú, conversó con “Insurgentes” por Radio Sur 88.3 sobre la ordenanza que prohíbe el uso de glifosato en la ciudad entrerriana.
– ¿Cómo se llegó a esta decisión y qué alcance tiene esta prohibición de la utilización de glifosato en Gualeguaychú?
– La ordenanza que se aprobó el lunes es un proyecto que presentó el Ejecutivo municipal de Gualeguaychú en diciembre de 2017. Muchas organizaciones y colectivos socio-ambientales apoyamos este proyecto que prohíbe el uso, venta y almacenamiento de glifosato en el ejido de la ciudad.
La verdad es que es un avance, desde hace más de dos décadas las organizaciones socio-ambientales venimos planteando la complejidad y las consecuencias del sistema productivo basado en veneno. Venimos instalando, visibilizando la problemática que acarrea este sistema y sabemos que el glifosato no es el único biocida que contamina y envenena nuestros territorios sino que hay un montón más. Pero saludamos y celebramos la ordenanza porque el glifosato es el herbicida más usado, más vertido en nuestros campos. Entonces necesitamos que se prohíba su uso, pero necesitamos revisar en la totalidad del sistema productivo la cantidad de venenos que se vierten en esta lógica de producir pseudoalimentos con veneno.
– ¿De qué manera se trabaja para concientizar sobre esta problemática más allá de esta ordenanza?
– Ahí hay una tareíta que viene previa a la sanción de esta ordenanza y que también se va a continuar, la cual demanda problematizar, desnaturalizar, generar conciencia en el ámbito que le corresponda a cada persona.
Quienes están a cargo de puestos de gestión en el Estado tendrán que actuar con un compromiso de formación y un posicionamiento ético respaldando la salud de las poblaciones. Esta ordenanza no salió por consenso, salió aprobada por mayoría, hubieron tres concejales que no la votaron. Si hacemos una lectura rápida de esto, queda bastante camino todavía por andar y recorrer para que estas temáticas salgan por consenso en el sentido de proteger la salud de las poblaciones.
– Claro, en este caso los concejales de Cambiemos votaron en contra del proyecto.
– Sí. Los tres concejales de Cambiemos votaron en contra del proyecto.
– En relación a esto, ¿pensás que esta decisión de Gualeguaychú puede servir para instalar el debate en otros municipios y provincias?
– Claramente. Nosotros también tomamos y nos hicimos eco de otros municipios que ya lo han logrado. Tenemos la experiencia de Paraná y Concordia en Entre Ríos y en Santa Fe, Rosario, San José del Rincón y Marcelino Escalada son otros departamentos que también han legislado en torno a la prohibición.
Es un momento histórico crucial, ya van dos décadas de instalación y crecimiento vertiginoso de este proyecto que está basado en el extractivismo, en la contaminación de nuestros bienes naturales, en el saqueo y el despojo. Llegamos a un punto en el que lo que forma el sentido común en la ciudadanía, y que también ejerció presión en la posición favorable de los concejales hacia la prohibición, es que cada vez hay más casos de cáncer y quienes reflejan más estas problemáticas de contaminación es la gurisada.
Entonces no podemos naturalizar que la infancia se muera y se enferme cotidianamente, esto implica que revisemos. Y lo interesante de este planteo es que la gurisada que se enferma y viene muriendo con síntomas atroces son los que pagan el costo de estas decisiones en torno a la política pública que se vienen tomando hasta este tiempo, las cuales no protegen a nuestras niñas, niños y adolescentes y repercuten en toda la población. No solo en quienes viven en el campo expuestos a fumigaciones, lo cual es una barbaridad.
– ¿Qué consecuencias sociales trae este modelo?
– Ese modelo expulsó a las poblaciones del campo. Es muy poca gente la que queda, que continúa sobreviviendo como puede, que todavía esa infancia va a las escuelas rurales y los fumigan. Es algo que se viene denunciando hace muchísimo tiempo, paren de fumigar las escuelas.
El martes en Rosario del Tala una maestra fue internada porque fumigaron frente a la escuela y el viento llevó el veneno hacia la institución. Ya no había gurises a esa hora pero la maestra fue intoxicada. Esa es la mayor batalla que tenemos que dar, no podemos naturalizar que eso suceda. Necesitamos denunciar y necesitamos exigir a los responsables de legislar que generen políticas públicas en el sentido de la salud y el medio ambiente.
Las personas somos parte del ambiente, no es algo escindido. Legislar para proteger la salud del ambiente es tenernos en cuenta como personas. En ese sentido, prohibir el uso de los agroquímicos es como abrir una puerta hacia un camino de transición que es esperanzador y es la agroecología socialista, es pensar la redistribución de la tierra, es pensar que en el campo se pueden producir alimentos.
Hay una frase que viene utilizando Damián Verzeñassi, médico rosarino y de la que nos venimos haciendo eco: «Si es veneno no es alimento». Está bueno que en nuestro cotidiano, en nuestra mesa, en nuestro desayuno, almuerzo, merienda y cena revisemos qué es lo que nos estamos comiendo. Esos venenos nos llegan a toda la población estemos donde estemos. Necesitamos repensar eso por nuestra soberanía alimentaria, para estar nutridos y tener fuerzas para seguir dando batallas.
– ¿Cómo sigue ahora la lucha?
– A ordenanzas como la sancionada en Gualeguaychú, las celebramos, son banderas que hace años venimos levantando las organizaciones sociales y que vamos a seguir luchando. Que esto sea un paso más y que después se venga la prohibición de otros biocidas que también son usados en el campo que tienen muchísimos efectos en la salud de la gente y que sea también el momento donde construir genuinamente y con respaldo de las políticas públicas del Estado una transición real hacia la agroecología.
No podemos dejar librado a quien quiera que haga la transición, que por suerte hay personas que lo hicieron y son el ejemplo que nosotros tenemos. Por suerte desde el campo popular tenemos representantes de la ciencia digna. Agrónomos como Eduardo Cerdá, como la Red de Técnicos en Agroecología del Litoral que acompañan la transición en el proceso que están llevando adelante varios productores que demuestran que es real. A quienes están parados en el otro paradigma les conviene decir que es mentira que no es posibles la agroecología, las muntinacionales Bayer, Monsanto que están detrás de estos negociados y se les permitió que ingresaran en Argentina.
Celebramos el compromiso ético de quienes en determinado momento histórico dicen este es un tema relevante y que hay que legislar, construir ordenanzas y políticas públicas reales.
Yo vivo en el pueblo de Belgrano, pegado a Gualeguaychú. Ahora tenemos que replicar lo de Gualeguaychú. Sabemos que el glifosato viaja por tierra, por agua, baja por la lluvia. La ordenanza no es un paragüita que protege a Gualeguaychú, este es un cambio más amplio que hay que dar en un montón de localidades. Nos queda la tarea de multiplicarlo acá y de que sea un ejemplo para que se multiplique en otras localidades también.
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