Batalla de Ideas

12 marzo, 2018

Tucumán, siempre la misma cana

Por Rodrigo Scrocchi, desde Tucumán. El asesinato en manos de la policía de un niño de 11 años conmociona al país. Tucumán es cada vez menos provincia y más represión. Los medios, la doctrina Chocobar y el currículum de una policía nunca depurada, nunca reformada desde el Operativo Independencia.

Por Rodrigo Scrocchi, desde Tucumán*. En la mañana del jueves 8 de marzo, en vísperas del poderoso paro internacional de mujeres, nos despertamos con la noticia del horror hecha carne. Los principales diarios de la provincia informaban que durante la madrugada un niño de 11 años había sido baleado por la policía.

Como suele suceder en Tucumán, el principal diario decidió encolumnarse detrás de la versión policial y a partir de allí el tratamiento del caso fue (como siempre) en tono de legitimación del accionar policial, el gatillo fácil, la violencia institucional, la criminalización de la pobreza.

¿Cómo justificar lo injustificable? ¿Cómo ser tan hipócritas de usar los potenciales o dobles sentidos con el asesinato a sangre fría de un niño? El discurso mediático viene corriendo sus propios límites con cada caso de este tipo, envalentonados por los microfachismos que agita la línea que bajan desde el gobierno nacional a través de la llamada “doctrina Chocobar” o doctrina Patricia Bullrich para ser más precisos y no quitar méritos

En Tucumán la situación que vivimos es verdaderamente preocupante, ante el crecimiento de la violencia estatal en los últimos meses y una clara legitimación y apoyo a las fuerzas de seguridad por parte del Estado. Pero esto no es nuevo, como en muchos otros lugares del país la deuda de una profunda reforma policial sigue siendo de las principales carencias que acumulamos como sociedad desde el retorno de la democracia. Se anuncian inversiones desmedidas, compra de armamento, se promete desde las campañas electorales mayor seguridad pero rara vez las plataformas políticas proponen una reforma integral de las fuerzas de seguridad.

Las policías provinciales nunca han sufrido la depuración y reforma, venimos desde la dictadura con policías que hicieron escuela con métodos represivos que son los mismos que hoy se ven aplicados y amparados por los gobiernos nacionales, provinciales y el Poder Judicial en algunos casos.

La policía, la cana, la yuta, que mató a Facundo -‘el negrito’ como su abuela lo llamaba- es la misma que participó en Tucumán activamente durante el Operativo Independencia y el Terrorismo de Estado. Esa policía es la misma que durante los años ’80 creo verdaderos comandos parapoliciales para disputar la caja de la calle (el juego, la droga, la trata). Es esa misma policía que siguió sirviendo como brazo ejecutor en distintos crímenes, como el niño Gómez acusado del asesinato del cacique Javier Chocobar (causa que luego de nueve años de impunidad este año espera llegar a juicio oral), o el caso de Camilo Orse imputado en el juicio del Operativo Independencia.

La misma yuta que encubrió el asesinato de Paulina Lebbos y la desaparición de Marita Verón. La misma que inmacula y reivindica a un asesino como lo fue el  malevo Ferreyra. La misma que se alzó en armas dejando al pueblo desamparado en las jornadas del 2013. La misma que le gano en ese momento una pulseada política y de sentido al gobierno provincial. La misma cana que organizo saqueos en esas jornadas y luego reprimió en la plaza a los ciudadanos auto-convocados. La misma que encierra a miles de pibes y pibas en las comisarías en condiciones inhumanas y tortuosas. La misma que mato a Ismael Lucena y Miguel Reyes Perez. La misma cana que criminaliza a las mujeres trans. La misma que se niega a recibir la denuncia de las mujeres que sufren violencia. La misma policia que difunde videos de torturas realizadas en las comisarías. La misma yuta a la que Manzur felicitó y vanaglorió en su discurso en la apertura de sesiones hace algunas semanas.

Los mismos policías que asesinaron a Facundo y quedaron en libertad gracias a la complicidad judicial. La misma cana que la madrugada del 8 de marzo sumo un hito más en su nefasto currículo cargándose a un pibe, un niño, un changuito de tan solo 12 años. Uno más con todo un futuro por delante.

Tucumán el sábado fue una ciudad sitiada, se realizaron razzias por toda la provincia, sobrevolaron helicópteros por los barrios populares en un claro intento de intimidación hacia la sociedad. Tucumán, como muchas otras veces en su historia, hoy está en boca de todo el país. Tucumán cada día es menos provincia-estado de derecho y más represión.

@RodrigoScrocchi

*Abogado e integrante de la mesa No a la Baja Tucuman

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