Cultura

26 febrero, 2018

Amor, periodismo y revolución: al rescate de la historia de Pedro Barraza

La editorial del Colectivo de Trabajadores de Prensa (CTP), acaba de editar «Operación Vallese. Barraza, el hombre detrás de la historia», el nuevo libro de Pablo Waisberg que reconstruye la biografía del militante peronista y periodista que develó el operativo policial que secuestró a Felipe Vallese, desaparecido en 1962.

La editorial del Colectivo de Trabajadores de Prensa (CTP), acaba de editar Operación Vallese. Barraza, el hombre detrás de la historia, el nuevo libro de Pablo Waisberg que reconstruye la biografía del militante peronista y periodista que develó el operativo policial que secuestró a Felipe Vallese, desaparecido en 1962.

Se trata de Pedro Barraza quién además de ser uno de los miles de jóvenes que se sumaron a la política en los años ’60 y ’70 en pos de construir la patria socialista, luchó también contra la corriente en el propio campo revolucionario. Homosexual y fumaporro, rompió esquemas fuertemente instalados por las organizaciones peronistas y de izquierda.

En el libro de Waisberg se entrecruzan entonces historias de la militancia por transformar la sociedad y lo personal (que hoy, gracias al feminismo, tenemos tan presente que es eminentemente político). Sobre todo el amor que tuvieron Pedro y Carlos Laham, su pareja y compañero hasta el día en que la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) los asesinó y tiró sus cuerpos en un predio municipal de Villa Soldati, en la Ciudad de Buenos Aires.

Ese amor que los unió en tiempos tan convulsionados «quizás sea una clave para entender como la dimensión humana, a la hora de afrontar desafíos personales, puede ir mucho más allá de las consignas por más repetición de la palabra revolución que contegan», señala Carlos del Frade en el prólogo.

«Leer la investigación de Pablo es sentir que muchas de las contradicciones y los sueños inconclusos de aquellos años están vigentes», añade del Frade e invita a leer esta obra que pone de relieve «la plenitud contradictoria, idealista, comprometida y jugada de dos muchachos que decidieron amarse en medio de un clima social que se iba nublando cada vez más».

Un libro que son dos

Operación Vallese… está dividido en dos partes. Por un lado la biografía de Pedro y Carlos escrita con sencillez y claridad, pero plagada de información, fuentes y testimonios de quienes los conocieron.

Libro Vallese BarrazaLa segunda parte, a su vez, si bien puede ser pensada como Anexo resulta fundamental para darle un carácter integral al libro: es la compilación completa de la serie de artículos que escribió Barraza para las revistas 18 de marzo y Compañero relatando «El infierno de Felipe Vallese».

Allí se pueden observar una multiplicidad de marcas de la época que ayudan a comprender de una manera mucho más cabal qué pensaban, sentían y vivían las y los militantes de aquellos años. Como el propio Pedro reconoce, su investigación se inspira en Operación Masacre (1957) de Rodolfo Walsh que «marcó el camino». Pero también revela y denuncia que en 1962 ya estaba en gestación el aparato represivo que luego el terrorismo de Estado extendería nacionalmente durante la década siguiente.

Mediante una exhaustiva investigación en tiempos donde no existía internet, Barraza le puso nombre y apellido a los policías de la Bonaerense implicados directamente en el secuestro de Vallese al que se sumaron amigos, familiares y gente que nada tenía que ver con él. Pero el militante y periodista también denunció la necesaria complicidad activa del Poder Judicial, el gobierno nacional y las altas esferas de las propias fuerzas de seguridad.

Por último, aunque no menos importante, la serie de artículos develó el accionar de una burocracia sindical poco proclive a defender a sus trabajadores combativos. Vallese era un delegado de 22 años de la fábrica TEA del barrio porteño de Caballito. Su sindicato era la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), comandada entonces por Augusto Timoteo «El Lobo» Vandor.

Barraza cuestionó en sus notas que el sindicato haya hecho poco y nada por su delegado desaparecido. Apenas unas pintadas. En una entrevista exclusiva con Alberto Rearte -amigo de Vallese con «captura recomendada» y a quien buscaban la noche que secuestraron a Felipe-, aquel denuncia que Vandor «no cumplió» ya que se había comprometido «a movilizar al gremio». Además opinó que esa decisión fue deliberada, que «el que calla otorga y se convierte en cómplice».

Así se anticipaba una de las disputas más fuertes al interior del movimiento popular de aquellos años, entre la burocracia entreguista que buscaba pactar con el régimen y la militancia de base, combativa e irreverente que emergió durante la Resistencia Peronista.

Waisberg cita a Walsh quien en 1969 recordaba: «El sindicato no mueve un dedo. No importa que [Felipe] haga llegar a Vandor un mensaje desesperado donde dice que lo están destrozando: el papelito se pierde, Vallese es ‘comunista’. Después no faltará quienes compongan un libro para explicar todo lo bien que hizo la UOM (…) el aparato tiene sus escritores, sus ensayistas, sus sociólogos».

Quebrar el silencio oficial, pagarlo con la vida

«Dimos nombres y apellidos de muchos de los responsables, mencionamos a los organismos policiales complicados (sic) directamente en el crimen, soportamos toda clase de intimidaciones, de críticas, sobre la ‘innecesaria’ insistencia de ocuparnos del asunto, en fin, solos, absolutamente solos , emprendimos esta investigación sin medir las posibles consecuencias que se nos ‘insinuaban’ constantemente».

El último artículo de Barraza sobre la desaparición de Vallese, titulado «Punto Final», dio cuenta de una victoria. Su trabajo logró desarticular la operación policial y judicial que implicó sumarios fraguados y encubrimientos varios. Los responsables directos del secuestro, tortura y desaparición del delegado fueron finalmente detenidos a partir de un expediente judicial que se abrió seis meses después de la desaparición.

Juan Fiorillo, jefe de la Brigada de Servicios Externos de la Unidad de San Martín de la Policía Bonaerense, fue uno de los señalados. Condenado a tres años de prisión en 1971, ya estaba libre para 1974 donde asumió tareas de mando en la Triple A creada bajo el gobierno de Perón y dirigida por su secretario personal José López Rega.

La noche del sábado 12 de octubre de ese mismo año un comando de la organización fascista le pegó 25 tiros a Barraza y 55 a Laham. Fiorillo, por su parte, murió en su casa con prisión domiciliaria en 2008, estaba en proceso la causa en la cual se lo iba a juzgar por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.

Santiago Mayor – @SantiMayor

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