Batalla de Ideas

21 febrero, 2018

Nuevo round callejero contra el ajuste

Por Sebastián Tafuro. Esta tarde se producirá la primera movilización de magnitud del 2018 contra el gobierno de Mauricio Macri. Será una jornada con fuertes mensajes de confrontación con Cambiemos, en un contexto de caída y estancamiento de la imagen presidencial, de una inflación que no cesa y del inicio de una discusión paritaria que estará más caldeada que nunca.

Por Sebastián Tafuro. Esta tarde se producirá la primera movilización de magnitud del 2018 contra el gobierno de Mauricio Macri. Impulsada por el sindicato de Camioneros y con Hugo Moyano como principal referencia, pero a su vez las presencias de las dos CTA, la Corriente Federal de Trabajadores y la participación de los movimientos sociales (CTEP, CCC, Barrios de Pie) da la pauta de que será una jornada con fuertes mensajes de confrontación con Cambiemos, en un contexto de caída y estancamiento de la imagen presidencial, de una inflación que no cesa ante los implacables aumentos veraniegos (luz, gas, agua, transporte, nafta y siguen las firmas) y del inicio de una discusión paritaria que estará más caldeada que nunca.

El gobierno ha buscado desde el minuto uno deslegitimar la medida a partir de colocar a Moyano como alguien que busca “apretar” a partir de encontrarse en una situación compleja en el plano judicial.

En esa línea, utilizando el ya sabido poder de fuego de Camioneros y un sector de la CGT, el dirigente sindical buscaría poner contra las cuerdas a la administración macrista de cara a lograr objetivos propios, más vinculados a una defensa personal que a la defensa del conjunto de la clase trabajadora. Es el escenario ideal para Cambiemos: la figura de Moyano tiene una imagen negativa muy alta en diversos sectores de la sociedad. Sin embargo, la realidad se encarga de desafiar la mirada corta y prefabricada de las usinas gubernamentales.

Desde los críticos días de diciembre, donde el triunfo legislativo al sancionar la Reforma Previsional tuvo un costo mucho más alto del esperado para el macrismo, la imagen presidencial experimentó una caída a pique y no se ha recompuesto. Es una foto. Nada indica que no pueda revertirla y es cierto, más allá del matiz de que no estamos en tiempos electorales, que nadie de la oposición ha capitalizado ese creciente descontento social, sobre todo en sectores propios de la base que le otorgaron a la coalición oficialista las diferentes victorias desde 2015 a esta parte.

Pero lo cierto es que no hay una que le sonría hoy al gobierno: la actualidad ofrece poco para festejar pero el problema central -retratado en múltiples encuestas- es la disminución de las expectativas futuras. Y ahí subyace otra de las complicaciones cambiemitas: ya la “pesada herencia” empieza a sonar como excusa y “la gente” comienza a centrar su análisis en lo que hace y deja de hacer el elenco gubernamental. Dicho en otras palabras: ya basta con el fantasma del kirchnerismo, gobiernan ustedes y tienen que hacerse cargo.

Bajo esa coyuntura es que se producirá la marcha. Que nació como una iniciativa del moyanismo, pero que a esta altura la excede. En las calles se encontrarán los sectores más dinámicos y combativos del movimiento obrero como las dos CTA (en donde se inscriben sindicatos como ATE Capital, UTE, el subte) y la Corriente Federal de Trabajadores, que ya han sido baluartes en las jornadas de diciembre (entre tantas otras). La articulación con los movimientos sociales, que se expresa en la Multisectorial Federal, se volverá a visualizar como otro dato alentador de la jornada. La ausencia de muchos gremios de los grandes no será menor, pero al mismo tiempo los expondrá en un lugar de complicidad con las políticas de ajuste.

Las batallas fundamentales son por el empleo y por el salario. Aún en un momento de debilidad relativa, el gobierno pretende avanzar sobre los sindicatos, generando un clima anti-sindical que atraviesa situaciones disímiles (en la misma bolsa estigmatizante entran un Balcedo y un Palazzo, por ejemplo) y planteando paritarias que no superen el 15%, deteriorando aún más el poder adquisitivo de las y los trabajadores y atándose a una pauta inflacionaria que, como ha sucedido los años anteriores, superara las previsiones realizadas. Mientras tanto, los despidos continúan en múltiples sectores, destacándose hoy en día la disputa que se está dando en el INTI por la reincorporación de 258 despedidos/as.

Dentro de esa batalla general, la resolución del conflicto bancario, la inminente paritaria docente y lo del INTI son tres episodios para seguir con atención y que pueden inclinar la balanza en uno u otro sentido. El caso de la Asociación Bancaria es paradigmático. La posición de Sergio Palazzo, uno de los dirigentes sindicales más lúcidos de la actualidad, es intolerable para el gobierno que quiere torcerle el brazo sea como sea. La radicalidad de la pelea que se está dando, con grandes movilizaciones y contundentes paros, muestran claramente que no será fácil para Triaca y compañía avanzar en la quita de derechos, como también pretende hacer Vidal con el BAPRO.

El proyecto neoliberal dio importantes pasos, pero su consolidación no es tal. Si en octubre parecía que era todo desánimo para los sectores que se oponen a este rumbo, diciembre apareció para dejar en claro dos cosas: que la dinámica política y social argentina es asombrosa y que si se lucha y apuesta a construir grandes marcos de unidad, se puede ganar.

En aquellos días, aunque legislativamente se perdió, se avanzaron unos casilleros. Mas que nunca, las calles vuelven a jugar un papel trascendental en la disputa social y política de la hora.

@tafurel

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