16 febrero, 2018
Miró: la experiencia de mirar
El Museo Nacional de Bellas Artes exhibe hasta el 25 de febrero parte de la obra tardía de Joán Miró. Se trata de 50 obras entre pinturas y esculturas pertenecientes al Museo Reina Sofía de España que se exponen por primera vez en el país. La entrada es libre y gratuita.

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) exhibe hasta el 25 de febrero parte de la obra tardía de Joán Miró. Se trata de 50 obras entre pinturas y esculturas pertenecientes al Museo Reina Sofía de España que se exponen por primera vez en el país. La entrada es libre y gratuita.
Joán Miró (Barcelona, 20 de abril de 1893 – Palma de Mallorca, 25 de diciembre de 1983) fue uno de los mayores exponentes de un nuevo lenguaje artístico de vanguardia -tal vez el último con auténtica relevancia- llamado surrealismo.
El pintor y escultor catalán fue influenciado a lo largo de su vida por distintos movimientos como el fauvismo, el expresionismo y el cubismo en la búsqueda de una identidad propia. Su utopía era la de “matar al arte” en un sentido convencional para lograr un compromiso con los sueños y la infancia. En sintonía con su amigo Pablo Picasso -quien alguna vez dijo que lo que más le costó en la vida fue volver a pintar como si fuera un niño- Miró asociaba su búsqueda artística con lo infantil. “Creo que al final de mi vida habré recuperado todos los valores de la infancia”, solía decir.
Su larga vida (murió a los 90 años) dio como resultado una obra poética, sensible y excepcional. Los cuadros y esculturas que se exponen por estos días en el MNBA -curados por Belén Galán Martín (jefa de Conservación de Pintura y Dibujo del MNCARS) y Carmen Fernández Aparicio (jefa de Escultura del mismo museo)- pertenecen a la etapa tardía del artista. Alejado del surrealismo y volcado en un minimalismo de formas, las obras de los últimos años de Miró se definen por trazos gruesos en negro, colores primarios y abundante simbolismo en las formas que remiten a lo primitivo.
Temas recurrentes como los pájaros, la mujer, el sol, la tierra y las estrellas reaparecen en cada obra para perpetuar una búsqueda que él mismo consideraba imposible. “Una forma nunca es algo abstracto; siempre es un hombre, un pájaro o algo más. Forma es nunca considerar la forma”, decía. La abstracción presente era una excusa para volver a crear esas formas que siempre significaban algo; como cuando un chico hace un dibujo inentendible y dice que es un camello o el mismo principito de Saint Exupery cuando dibuja una boa comiéndose un elefante y los adultos ven allí un sombrero. Parafraseando al autor, esa necesidad de alcanzar el máximo de intensidad con el mínimo de medios utilizados.
La sala del MNBA invita a recorrer las obras con una disposición cuidada en la que se entrega folletería sobre el artista y con la yapa de una exhibición de dos películas: Miró Parlé (una entrevista dirigida por el fotógrafo francés Clovis Prevost) y el corto Miró L´altre (dirigido por Pere Portabella). Una gran oportunidad de conocer parte de la obra de un artista que se consideraba un buscador para el que el arte nunca era un objeto terminado. “Un cuadro no se acaba nunca; tampoco se empieza nunca. Un cuadro es como el viento: al que camina siempre, sin descanso”, decía. Ese romanticismo en sus palabras queda reflejado en el esfuerzo de su obra, siempre resignificada.
Mariano Cervini – @marianocervini
Foto: Télam
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