9 enero, 2018
Deniz Naki: con el Che y Kurdistán a una cancha de fútbol
Este lunes el futbolista alemán, hijo de inmigrantes kurdos, Denis Naki, fue atacado a tiros en una ruta del país europeo. Condenado en Turquía a 18 meses de libertad condicional por «propaganda terrorista» siempre reivindicó su ideología de izquierda y supone que los agresores fueron agentes del servicio secreto turco.

Este lunes el futbolista alemán, hijo de inmigrantes kurdos, Denis Naki, fue atacado a tiros en una ruta del país europeo. Condenado en Turquía a 18 meses de libertad condicional por «propaganda terrorista» siempre reivindicó su ideología de izquierda y supone que los agresores fueron agentes del servicio secreto turco.
“Podría haber muerto, faltó poco. Siempre he sabido que esto podía ocurrir, pero no que me pase algo así en Alemania”, declaró Naki que actualmente tiene 28 años y juega en el club kurdo Amed SK que participa en la tercera división turca.
Según explicó, un vehículo se puso a su izquierda y desde allí salieron dos disparos que impactaron en la ventana y cerca de una rueda. «Me agaché inmediatamente y detuve el coche», relató y señaló que ya hizo la denuncia policial.
Naki se encontraba visitando a su familia ya que sus padres, kurdos de Turquía, migraron a lo que entonces era la República Federal de Alemania en los años ’70 donde nació el deportista.
Wir sind schockiert und fassungslos, aber heilfroh, dass Du wohlauf bist @DenizDersimNaki . Für immer mit Dir! #naki #solidarität #fcsp pic.twitter.com/p7uupwcJwp
— FC St. Pauli (@fcstpauli) January 8, 2018
Kurdo, chiita y de izquierda
Desde su infancia el joven Naki estuvo marcado por la impronta de su familia. Sus padres eran militantes sindicales en Turquía y simpatizantes del movimiento independentista kurdo. Además son alevíes, una rama del islám chiita, en un país de mayoría sunita.
Esto lo llevó a portar hoy dos tatuajes distintivos en cada uno de sus brazos. De un lado tiene al revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara; del otro ‘Dersim 62’. Dersim es el antiguo nombre de Tunceli, la región de la que proviene su familia. Pero en 1937 el Estado aprobó una ley para llevar a miles de inmigrantes turcos a esta región, poblada mayoritariamente por kurdos a los cuales se pretendía reubicar en otras zonas.
Esto provocó una rebelión que fue brutalmente reprimida por el gobierno del padre de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk. De acuerdo al cónsul británico de la época, 40 mil personas fueron masacradas por el ejército.
Luego de la rebelión el nombre de Dersim fue cambiado por el actual Tunceli. Es así que el futbolista kurdo decidió homenajear aquel levantamiento popular. El número 62 hace referencia al número de patente de los autos de la región y también es el que actualmente lleva en su camiseta.
“Defender esta camiseta es defender unos valores”
Durante su participación en las divisiones inferiores del Bayern Leverkusen el futbolista kurdo fue convocado para la selección alemana sub-19 que salió campeona de la Eurocopa 2008. Allí jugó junto a Matt Hummels y Jerôme Boateng, campeones del mundo en Brasil 2014.
Si bien nunca llegó a la primera del Leverkusen, tras un breve paso por el Rot Weiss Ahlen en 2009 fichó para un club afín a su ideología: el Sankt Pauli de Hamburgo que en ese momento jugaba en la segunda división.
A los pocos meses tuvo una actuación que lo consagró definitivamente ante la hinchada, reconocida por sus simpatías antifascistas y de izquierda. Jugaban de visitante contra el Hansa Rostock, el último campeón de la vieja República Democrática de Alemania que se destaca por la presencia de hinchas abiertamente de derecha y con el cual el Sankt Pauli tiene una histórica rivalidad.
El partido ya iba 1 a 0 a favor de los de Hamburgo y había sido suspendido varios minutos por incidentes en la tribuna. Cuando faltaban seis minutos para el final Naki recibió solo en el área y definió al ras del suelo para sentenciar el resultado. En su festejo, el delantero se dirigió a los hinchas del equipo local que lo habían insultado todo el partido por su orígen kurdo y se pasó el dedo por el cuello, en señal de degüello.
Durante los festejos finales, todavía en el campo de juego, tomó una bandera que le arrojaron desde la tribuna y la clavó en el césped señalando la «conquista» del territorio enemigo.
Por estos actos fue suspendido durante cuatro partidos. «He recibido insultos racistas durante todo el partido. Con el Hansa siempre pasa. Pero la sanción me la llevo yo», protestó en su momento. Tres años estuvo en el club al que ayudó a conseguir el ascenso. «Defender esta camiseta es defender unos valores”, declaró.
Luego de un breve paso por el Paderborn su carrera lo llevó a una apuesta arriesgada al firmar contrato con el Gençlerbirligi de Ankara, capital de Turquía. Ya era 2014 y el Estado Islámico (EI) hacía estragos en Siria mientras el gobierno turco de Recep Tayyip Erdoğan no intervenía en el conflicto más que para atacar a las poblaciones kurdas ubicadas en la frontera entre ambos países.
Naki se posicionó claramente en contra del terrorismo de EI lo que le valió ataques por las redes sociales. Sin embargo el problema se dio cuando sufrió una agresión física. “Salí a comprar comida y me reconocieron. Eran tres. Me empezaron a insultar. Se preguntaban si yo era Naki, si era ‘ese sucio kurdo’. Me dijeron que no me querían en su país, que me largara. Luego uno me pegó un puñetazo. Cuando me escapé escuché cómo me decían que aquello era solo una advertencia”, recordó.
Fue entonces que decidió marcharse, sin saber que volvería poco tiempo después.
Jugando contra todos
Tras algunas infructuosas negociaciones Naki recibió una oferta del Amed SK, el club de la principal ciudad del Kurdistán turco, Diyarbakir. Como el Sankt Pauli, este equipo tiene una particular historia ligada a la lucha popular.
Se llamaba Diyarbakirspor, pero el municipio (donde desde 1999 ganan partidos pro-kurdos), dueño de la institución, decidió hace poco tiempo rebautizarlo con el viejo nombre de la ciudad en kurdo, Amed, y con los colores de la bandera kurda (rojo, blanco y verde) como uniforme.
Con estas características, cada partido que juega este equipo de la tercera división, se convierte en una disputa por la causa de la independencia. “Manda el corazón. Podría jugar en otro sitio. Pero hacerlo aquí es especial», explicó Naki. «Jugamos contra la federación, los medios, los rivales. Nos insultan, nos dicen de todo», añadió.
Hasta el día de hoy, desde allí, continúa su lucha política. Fue sancionado con una suspensión de 12 partidos por publicar en su Facebook mensajes de apoyo al pueblo kurdo reprimido por el Estado turco y, en abril de 2017, fue condenado a 18 meses de libertad condicional por hacer presunta «propaganda terrorista» a favor del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que desde 1978 lucha por la independencia del mismo pueblo al que Naki defiende cada vez que sale a la cancha.
Santiago Mayor – @SantiMayor
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