15 diciembre, 2017
Segunda vuelta presidencial en Chile: entre Piñera y el mal menor
Por José Robredo Hormazábal, desde Santiago. Los casi treinta días que han pasado desde la primera vuelta del 19 de noviembre se han caracterizado por la incertidumbre y la tensión entre las candidaturas del periodista, representante del oficialismo, Alejandro Guillier y el empresario y ex Presidente de la República, candidato de la derecha trasandina, Sebastián Piñera.

Por José Robredo Hormazábal, desde Santiago. Los casi treinta días que han pasado desde la primera vuelta del 19 de noviembre se han caracterizado por la incertidumbre y la tensión entre las candidaturas del periodista, representante del oficialismo, Alejandro Guillier, y el empresario y ex presidente de la República, candidato de la derecha trasandina, Sebastián Piñera.
Este escenario hace retroceder el tiempo a los ciudadanos chilenos y chilenas, llevándolos a 1999 cuando se enfrentaban Ricardo Lagos, como representante de la Concertación de partidos por la democracia, y Joaquín Lavín, alcalde de la aristocrática comuna de Las Condes y representante de la Alianza por Chile, el conglomerado de derecha de ese entonces.
En aquella ocasión fueron poco más de 30 mil los votos que separaron a los candidatos en primera vuelta. En la segunda, Lagos logró la presidencia de Chile con una distancia de poco más de 187 mil preferencias.
Hoy el escenario es similar. Los resultados de las votaciones del pasado 19 de noviembre, contra de todos los pronósticos, dieron a Piñera el 36,6% (2.417.216 votos) y Alejandro Guillier el 22,7% (1.497.116 votos). Todo esto con una participación de casi 6,7 millones de electores, un 47% del padrón.
En aquellos comicios, la sorpresa la dio el Frente Amplio, conglomerado que reúne a fuerzas políticas de izquierdas, ecologistas y sectores socialdemócratas, que con su candidata Beatriz Sánchez -reconocida periodista chilena- alcanzó el 20,2% (1.336.824 votos).
Esto borró de un plumazo cualquier gesto de optimismo en la derecha y abrió un ventanal de esperanza para el oficialismo que, con Michelle Bachelet a la cabeza, se puso el overol para conquistar los más de 2,1 millones de votos conseguidos por el resto de los candidatos que participaron de la primera vuelta y que ya manifestaron su apoyo al candidato oficialista. En el caso de Piñera su votación se suma a los 500 mil votos del ex candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast, que lo deja en un escenario ajustado, pero aún en cierta ventaja.
Un mes tenso y lleno de errores
Con los resultados en la mano se llevaron adelante los respectivos ajustes de los equipos de campaña de Guillier y Piñera y las gestiones para conseguir apoyos de otros conglomerados. Las duras acusaciones cruzadas no se hicieron esperar.
Sebastián Piñera consiguió la misma noche de la primera vuelta el apoyo de Kast, que en ese momento sostuvo: «A la izquierda se le acabó el recreo, a partir de mañana les disputaremos cada espacio, cada foro, cada columna. Les rebatiremos cada idea, cada pensamiento y cada proyecto».
Junto con eso, Piñera decidió encargar las vocerías de su candidatura a dos ex precandidatos presidenciales, cosa que le acarrearía altos costos. Los senadores Manuel Ossandón y Felipe Kast, quienes abiertamente habían declarado sus diferencias con el empresario, terminaron por complicar la acelerada campaña antes de convertirse en un aporte.
Y los errores propios de Piñera. El primero, fue la insinuación de la existencia de votos marcados en favor de Gullier y Beatriz Sánchez en diferentes mesas. El segundo, fueron sus dichos respecto de los derechos de los niños trans donde expresó: «Este es un tema muy delicado porque usted sabe que muchos casos de estos transgénero, o disforia de género se corrigen con la edad, y por lo tanto tenemos que actuar, respetarlos y cuidarlos, pero no podemos pretender que el género es algo absolutamente cambiable todos los días a la sola voluntad de las personas».
Ambos hechos denotaron desespero en la candidatura de derecha y generaron un ambiente de cierto “peligro” de perder una elección que, hace poco más de un mes, era carrera corrida.
En su cierre de campaña, realizado en el céntrico Teatro Caupolicán de Santiago, Piñera intentó volver a su discurso de primera vuelta: “Los chilenos queremos y necesitamos cambios, pero cambios bien hechos, basados en el diálogo y los acuerdos, y no en la confrontación (…) Chile necesita superar este clima de estancamiento y frustración y recuperar la senda del progreso, el desarrollo, el optimismo y alegría de vivir”.
Para el caso de Guillier, el asunto no ha sido tan simple dada la diferencia que debe remontar. Tras los ajustes respectivos y la consecución de los apoyos del ex candidato Marco Enríquez y de sectores de la Democracia Cristiana, la candidatura oficialista se dedicó a lanzar guiños que le permitieran conseguir los apoyos de las fuerzas que componen el Frente Amplio y de su candidata, Beatriz Sánchez. Cosa que finalmente logró y le permite tener acceso a poco más de dos millones de votos.
No obstante, los líderes frenteamplistas coincidieron en que su respaldo no significaba alinearse con el oficialismo sino que el voto significaba evitar el retorno de la derecha al poder. “Chile con Sebastián Piñera no solo significa un retroceso, significa también un riesgo y no podemos someter a Chile a un riesgo de esta magnitud. Mi voto es contra Sebastián Piñera y para eso voy a votar por Alejandro Guillier”, dijo la ex candidata del Frente Amplio.
Para su cierre de campaña, a la que asistió el ex presidente uruguayo José ‘Pepe’ Mujica y fue realizado en la principal avenida de la capital trasandina, la Alameda, ante 40 mil personas, Guillier señaló, manteniendo su discurso ambiguo: “La historia me puso aquí y acepto el desafío, quiero ser el presidente de Chile porque siento vuestra presencia y vuestra fuerza”.
A horas del ballotage, los resultados son inciertos. El director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, sostiene que «es imposible saberlo, pero la sumatoria de votos que uno pudiera hacer siguen dando como ganador a Piñera por sobre Guillier».
En esto la coincidencia es absoluta: la diferencia entre los candidatos no superará los dos puntos porcentuales, unos 150 mil votos. Tal como hace casi veinte años atrás.
@joserobredo
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.