6 diciembre, 2017
Trump ignora a la ONU y reconoce Jerusalén como capital israelí
Contra las resoluciones de Naciones Unidas y desoyendo los pedidos de la Unión Europea, el papa Francisco y los países árabes, el presidente estadounidense Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel y anunció el traslado de la embajada de Washington hacia esa ciudad.

Contra las resoluciones de Naciones Unidas y desoyendo los pedidos de la Unión Europea, el papa Francisco y los países árabes, el presidente estadounidense Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel y anunció el traslado de la embajada de Washington hacia esa ciudad.
Actualmente la sede diplomática norteamericana se encuentra en Tel Aviv, donde también se asientan las emabajadas del resto de los países del mundo y el propio gobierno israelí.
«He decidido que ha llegado el tiempo de reconocer a la ciudad de Jerusalén como capital de Israel», dijo en conferencia de prensa este miércoles.
Trump aplicará de esta forma una lesgislación aprobada por el Congreso de EE.UU. en 1995 pero que ninguna administración de la Casa Blanca se había atrevido a llevar a cabo debido a cuestiones de seguridad y sus posibles consecuencias políticas. Es que ningún otro país del mundo reconoce a la ciudad -considerada sagrada por judíos, cristianos y musulmanes- como capital única israelí.
La disputa moderna por Jerusalén
En 1948, con la creación del Estado de Israel por mandato de Naciones Unidas, Jerusalén fue primero puesta bajo «administración internacional» y luego dividida en dos: la parte occidental sería territorio israelí y la parte oriental capital del Estado palestino.
No obstante la guerra que enfrentó aquel año al naciente país contra las naciones árabes derivó en la ocupación de Jerusalén Este por parte de Jordania. Años más tarde, durante la llamada «Guerra de los Seis Días» (1967), el ejército israelí tomó la ciudad, así como los demás territorios palestinos (Gaza y Cisjordania).
Desde entonces la ONU y la mayoría de los países del mundo han abogado por el retiro de las tropas ocupantes para garantizar la creación del Estado palestino. Sin embargo Israel se ha negado sistemáticamente. Asimismo, en 1980 sancionó una ley en la que declaró a Jerusalén como su capital «entera y unificada».
Esta decisión fue nuevamente rechazada internacionalmente con la excepción de la mencionada ley estadounidense de 1995.
Un repudio que va desde Turquía hasta el Papa
«No puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días», declaró el sumo pontífice ante la decisión de Washington. «Hago un llamamiento desesperado para que todos se comprometan a respetar el statu quo de la ciudad», dijo Francisco y pidió «sensatez y prudencia» al respecto.
Más duras fueron las palabras del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. «Señor Trump, Jerusalén es una línea roja para los musulmanes», apuntó. «Usted no puede dar este tipo de pasos», añadió y amenazó con romper relaciones diplomáticas con Israel.
Por su parte la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que reúne a todos los países de mayoría musulmana, emitió un comunicado en el que planteó que se trata de «una agresión descarada, no solo contra la comunidad árabe e islámica, sino también contra los derechos de los musulmanes y los cristianos por igual, y contra los derechos nacionales de los palestinos”.
Tanto desde la Unión Europea (UE) como desde Naciones Unidas, convocaron a evitar este tipo de medidas unilatarales y convocar al diálogo. «Se debe encontrar un camino, a través de las negociaciones, para resolver el estatus de Jerusalén como la futura capital de ambos Estados, para que la aspiración de ambas partes se pueda cumplir», declaró la jefa de política exterior de la UE, Federica Mogherini.
«El estatus definitivo de Jerusalén es una cuestión que debe resolverse mediante negociaciones directas entre las dos partes, sobre la base de las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General», enfatizó Antonio Guterres, el secretario general de la ONU.
Finalmente las organizaciones palestinas se sumaron al repudio generalizado. Hamás -con fuerte presencia en la Franja de Gaza- convocó a protestar contra la «ocupación israelí» por todos «los medios posibles». “Desde nuestro punto de vista, Israel no es propietario de tierra alguna, por lo que, lógicamente, no se puede declarar Al-Quds [nombre dado por los musulmanes a Jerusalén] como su capital”, subrayó Ismail Haniya, jefe de la oficina política de la organización.
«El pueblo palestino sabe cómo proteger sus derechos y estamos en consultas con respecto a nuestras acciones para los próximos días», aseguró por su parte la organización Al Fatah que lidera la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina opinó que esta decisión tendrá «consecuencias peligrosas».
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