30 noviembre, 2017
Testigo de la Megacausa ESMA III: «Estas situaciones te marcan para siempre»
Tras la sentencia de la Megacausa ESMA III, el programa Punto de Encuentro de FM La Patriada dialogó con el testigo y querellante Daniel Tarnopolsky cuya familia fue secuestrada y desaparecida en 1976.

Tras la sentencia de la Megacausa ESMA III, el programa «Punto de Encuentro» de FM La Patriada dialogó con el testigo y querellante Daniel Tarnopolsky cuya familia fue secuestrada y desaparecida en 1976.
El Tribunal Oral Federal 5 (TOF 5) de la Ciudad de Buenos Aires resolvió este miércoles aplicar 29 condenas a cadena perpetua, 19 de 8 a 25 años y seis absoluciones a distintos ex genocidas implicados en delitos contra 789 víctimas. Entre estos se contaron privación de la libertad, homicidios agravados por alevosía, ocultación de identidad y sustracciòn de niños, entre otros.
Además fueron juzgados los responsables de los llamados «vuelos de la muerte» en los cuales las personas secuestradas eran sedadas y arrojadas desde aviones al Río de la Plata.
– ¿Qué opinión tenés de la sentencia?
– Yo soy querellante porque en la noche del 14 al 15 de julio del año 1976 el Terrorismo de Estado secuestró a mis padres, mis hermanos y mi cuñada. Por esas casualidades del destino a mí no me llevaron.
Esto sucedió porque mi hermano era militante de la Juventud Peronista y a la vez era conscripto en la ESMA. Jorge ‘el Tigre’ Acosta fue el responsable del secuestro de mi familia.
Desde entonces trabajamos con todos los organismos de Derechos Humanos y los otros familiares por Justicia, Memoria y Verdad. En ese sentido lo de este miércoles fue muy importante para nosotros y estamos satisfechos porque temíamos una cantidad de absoluciones y pequeñas condenas simbólicas.
Por suerte las cosas no sucedieron así. El Tribunal cumplió con su mandato y más allá de algunas absoluciones discutibles, como la de Julio Poch -uno de los aviadores que estuvo en los vuelos de la muerte-, fueron condenados otros tres pilotos a perpetua.
– Desde tu lugar como familiar y querellante, ¿cómo atravesaste estos cinco años de juicio y cuatro décadas desde que desaparecieron a tu familia?
– Lo importante para nosotros es poder seguir adelante. Fuera de la dictadura, que fue el momento de mayor terror hasta que comenzamos a organizarnos, a entender y resistir, con la democracia tuvimos idas y vueltas.
Primero vino la CONADEP, después los Juicios a las Juntas, las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final que fueron un gran retroceso. Luego el indulto en la época de Carlos Menem.
Pero se siguió trabajando, fundamentalmente con los juicios por la verdad que siguieron adelante durante los años ’90 permitiendo juntar información que se utilizó a partir de 2004 cuando se anularon las leyes de impunidad y se reestablecieron las causas.
En 1976 yo tenía 18 años, salí al exilio clandestino y ahora voy a cumplir 60. Es toda una vida. Estas situaciones te marcan para siempre, es imposible de cerrar. Por más que logres hacer tu vida cotidiana, de todas maneras para gente como yo es casi imposible decir «no me ocupo más de esto».
Es imposible, te destruyó y tenés que seguir trabajando para reconstruirte. Porque cuando lo haces por tus familiares, lo haces también por vos.
– Más allá de las condenas a los genocidas militares, hubo un absuelto de la pata civil de la dictadura que fue Juan Alemann, el único que recibió un fallo unánime, ¿qué análisis haces respecto al rol de los civiles y como se está abordando su complicidad en los juicios?
– Eso es una gran deuda de la Justicia argentina porque todos sabemos que históricamente, desde principios del siglo XX, los golpes de Estado que jugaron contra la democracia fueron promocionados por grupos de civiles. Sin embargo siempre se culpó a los militares.
Alemann era uno de los pocos acusados por haber estado en el campo de concentración por lo tanto no podía negar que sabía que ese lugar existía. No obstante se lo disculpó por supuestamente no tener responsabilidad.
Eso es aberrante, porque la responsabilidad de todo lo que sucedió en Argentina compete tanto a los militares como a los civiles que estuvieron azuzando estas situaciones.
Por eso vamos a apelar porque esto no puede terminar así. Veremos que es lo que la sociedad argentina desea, porque la Justicia en definitiva responde a la sociedad.
Foto: La Primera Piedra
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