Mundo Gremial

9 noviembre, 2017

«Si el gobierno es intransigente ganará terreno el sindicalismo más combativo»

El periodista especializado en temas gremiales Jorge Duarte analizó el extraño caso de los gremios marítimos que propusieron, por su cuenta, rebajarse los sueldos. Además señaló como esto se enmarca en un «clima de época» impulsado con fuerza desde el gobierno nacional con su propuesta de reforma laboral.

El periodista especializado en temas gremiales Jorge Duarte analizó el extraño caso de los gremios marítimos que propusieron, por su cuenta, rebajarse los sueldos. Además señaló como esto se enmarca en un «clima de época» impulsado con fuerza desde el gobierno nacional con su propuesta de reforma laboral.

En diálogo con «Con el pie izquierdo» (Radio Sur 88.3) planteó que «la lógica con la que se están encarando todas estas reformas es bastante difícil de entender» porque todas, en sus distintas variantes, apuntan a «medidas que ya fracasaron».

– ¿Cómo es la situación de estos gremios marítimos que llevaron ellos mismos como propuesta a la patronal, bajarse sus propios sueldos?

– La verdad es que es muy serio. Aunque es una situación bastante insólita, lamentablemente no es algo nuevo. Esto se enmarca en la flexibilización del convenio colectivo para los trabajadores petróleros en Vaca Muerta, casos similares en la industria automotriz, puntualmente en las fabricaciones de motos, también en la construcción. Y ahora llegó el turno de los trabajadores marítimos.

El Ministerio de Transporte, a cargo de Guillermo Dietrich, los convocó para que hagan sus propuestas para ver como pueden «reactivar» la actividad. Ahí los gremios, en un gesto de buena voluntad, acercaron un borrador.

Quién hizo de punta de lanza fue Marcos Castro del gremio de Capitanes de Ultramar y Oficiales de Marina Mercante. Presentó un Power Point con las posibilidades de recorte salarial para sus afiliados. Todo esto a cambio de promesas vagas como reactivación de la industria, mayor cantidad de buques circulando, cosas que difícilmente puedan suceder por la rebaja de los sueldos. Eso depende de otros factores.

– Ahora, si hay mayor actividad eso beneficiaría sobre todo a las empresas y a la patronal, no a los trabajadores que van a haber visto reducidos sus ingresos.

– La lógica con la que se están encarando todas estas reformas es bastante difícil de entender. Por ejemplo la reforma laboral del Gobierno se argumenta en base al estancamiento del empleo y la necesidad de regenerarlo con todas medidas que ya fracasaron.

Acá se proponen bajar los salarios y recortar los jornales de descanso como uno de los puntos para conseguir mayores puestos de trabajo cuando seguramente va a suceder todo lo contrario. Si hay menos descanso va a haber menos trabajo para quienes hoy están desocupados.

De todas maneras tiene que ver mucho con un clima de época. Esto que un grupo de sindicalistas esté llevando voluntariamente una propuesta así y por otro un gobierno fortalecido que está presionando desde la política a partir de su victoria electoral y desde lo judicial amenazando con avanzar en algunas causas pendientes que tienen algunos de los involucrados en el tema.

El mencionado Marcos Castro tuvo actividades en común, durante los últimos 12 años, con el ahora detenido Omar ‘Caballo’ Suárez (ex secretario general del Sindicato Obreros Marítimos Unidos), y tiene mucho miedo de seguir su recorrido.

– En su momento Alfonso Prat-Gay y también Elisa Carrió plantearon que había que elegir entre salarios o empleo. Ahora, es de esperar que un dirigente sindical enfrente este discurso y defienda a sus afiliados. En relación a lo que vos decías, ¿están amenazados con causas? ¿Hay algún tipo de extorsión?

– Existe esto y de hecho Marcos Castro tuvo muchos «emprendimientos», para decirlo de alguna manera, con ‘Caballo’ Suárez, al igual que el resto de los gremios de la actividad. Porque son sindicatos que trabajan de manera conjunta ya que por la propia lógica del sector en un mismo barco están todos los sindicatos representados.

En ese sentido es difícil pensar que algo se haya hecho sin, al menos, el consentimiento de los demás.

No obstante insisto en que también responde a un clima de época esto de ir a proponer alguna alternativa para levantar la industria que lejos está de solucionar los problemas sino que más bien los va a agravar.

– Puntualmente en relación a la refoma laboral que impulsa el gobierno, ¿qué reacciones ha habido en el movimiento obrero? ¿Existe la posibilidad de algún paro o movilización para rechazar esta iniciativa?

– Va a depender mucho de cuál sea la postura del gobierno nacional para negociar o no ese anteproyecto de 145 artículos que presentó.

En primer lugar tomó a todos por sorpresa porque en las reuniones previas a las elecciones los funcionarios decían que no iba a haber un proyecto integral de reforma laboral sino algunas cuestiones generales y que después se iba a trabajar por sector.

En segundo lugar quedó muy claro que hay dos grandes polos: aquellos que rechazan abiertamente la reforma y quienes están dispuestos a negociar prácticamente todo. Hay que ver si se llega a un punto de equilibrio. Pero eso va a depender más de lo que haga el Ejecutivo que los propios sindicatos.

Si el gobierno se pone intransigente y no negocia nada, muy probablemente los que llevan la postura más combativa ganen terreno y puedan arrastrar a los demás al conflicto. Ahora, si acepta ceder algunas cuestiones y va a una negociación más de consenso probablemente haya un quiebre y queden los gremios más combativos teniendo que enfrentar solos el proyecto que seguramente va a llegar al Congreso antes de fin de año.

– En este contexto de retroceso y a partir de todo lo que hablamos, ¿cómo es el escenario que se vislumbra para las paritarias del año que viene?

– Bueno, son negociaciones que todavía están a la espera porque está cerrando la ronda de paritarias de 2017 y empieza a haber algunos casos testigos de lo que va a suceder en 2018.

Las dos que pueden ser hoy el laboratorio de lo que viene son por un lado las de los aeronáuticos -que fueron al paro la semana pasada- y la de los trabajadores de televisión. Casualmente por año calendario les toca negociar a esta altura y están empezando a ver cual es la pauta salarial del año que viene.

El gobierno nacional quiere presionar fuerte para bajar la inflación y en su concepción eso implica bajar los salarios. Ahí busca negociar con números que estén en torno al 16%, 17%.

En el sector privado estamos viendo que el gobierno le daría vía libre a las empresas a ofrecer incluso más del 20% siempre y cuando ello conlleve una modificación del convenio de trabajo para flexibilizar las condiciones laborales.

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