Batalla de Ideas

31 octubre, 2017

Ir por todo, pero al estilo Cambiemos

Por Federico Dalponte. Este lunes se presentaron los ejes de las reformas que siempre ambicionó el macrismo. La novedad es que ahora el gobierno cree que es capaz de lograrlo. La renuncia de Gils Carbó, señal de un cambio profundo en la relación de fuerzas.

Por Federico Dalponte. El gobierno se refundó a sí mismo. Aunque no hubo novedades. La hoja de ruta presentada este lunes resume los viejos anhelos de Cambiemos: reforma laboral, previsional, tributaria y estabilidad fiscal.

Esos son los ejes; lo demás son consecuencias de cierto humor sectorial: las universidades malgastan sus fondos, los sindicatos son demasiados, sobran empleados públicos.

La novedad es que el gobierno se convenció de que su hora gloriosa es ésta. “Es ahora o nunca”, sintetizó el presidente.

El espaldarazo electoral fue decisivo, eso está claro. Cualquiera reafirma su rumbo si lo que abundan son aplausos. Pero la agenda no se modificó. Lo que cambió fue la estrategia; ese montaje de acuerdo nacional y plural, pero con un único orador.

Las políticas multipartidarias no se estilan en la Argentina. Ni siquiera la CONADEP tuvo integración plena. Lo que predominan en cambio son las alianzas transitorias que permiten formar mayorías. Y algo más: el aprovechamiento de los tiempos.

Entender en qué momento avanzar y hasta dónde es clave en la política nacional. El oficialismo cree que el coro triunfalista le alcanzará para introducir cambios profundos en el ordenamiento jurídico vigente. Se trata de una ley para modificar los tributos, otra para eliminar la boleta de papel, otra para el blanqueo de trabajadores, otra para crear nuevas modalidades de contratación, otra para eliminar los regímenes especiales de jubilación. Y así.

Cambiemos va por todo. Emula el anuncio de Cristina Kirchner en 2011, aunque no tiene sus votos. Cambiemos va por todo porque pretende traducir su plataforma electoral ad hoc en un cuerpo de leyes y decretos concretos, en un plazo corto, con una ambición larga.

Es el mismo microclima de esta época que tumbó la paciencia de Alejandra Gils Carbó. Su análisis lo dejó por escrito: la oposición no podrá frenar la embestida contra la Procuración y la única salida es anular las excusas del gobierno.

Se podrá decir que el oficialismo igual limará la autonomía del cargo, más allá de los nombres. Es posible. Lo cierto es que la procuradora se inmoló frente al poder creciente de Cambiemos. Importa poco si acertó. En cualquier caso, su salida forzada es un llamado de atención para todo el arco opositor.

***

Lo que se avecina para el gobierno es un tiempo de mayor capacidad de negociación. Es cierto: todavía necesita el respaldo del Congreso para dar ciertos pasos. De ello se deriva la exageración acuerdista. Pero el Ejecutivo tiene sus propios diagnósticos y también sus recetas. No pedirá opinión a terceros.

Quien haya esperado de este lunes un llamado al consenso se equivocó. La invitación es a apoyar la propuesta oficial, aunque más no sea con diferencias, o a pararse en la oposición.

Porque de eso se trata al final de cuentas, de colocar de un lado a los partidos y sectores que trazan acuerdos para el futuro de la Argentina, y del otro a los que traban el progreso y nos arrastran al pasado. Esa misma lógica se aplicará sin distinción a sindicalistas, jueces o gobernadores.

Aunque siempre se trata de saber manejar los tiempos. Las propuestas sugeridas este lunes son de tal envergadura que el grueso de los debates serán parte de la agenda de 2018. Parece imposible comprimir tamaña tarea entre el 10 de diciembre, cuando comience a funcionar el nuevo Congreso, y el 31 que cierra el año.

De allí el principal riesgo para el macrismo: que la ola triunfalista pierda su fuerza y los trámites legislativos se empantanen con el correr de los meses. Basta recordar por ejemplo lo que sucedió desde finales de 2015, cuando el macrismo creía en su fortaleza infinita.

Hubo pago a los fondos buitre, blanqueo de capitales, nuevos jueces en la Corte y hasta derogación parcial de la ley de servicios de comunicación audiovisual. Pero el viento no sopla sólo en una dirección: también hubo freno a la ley de empleo joven, al voto electrónico, sanción de la ley antidespidos, y contención frente a proyectos de reforma en materia penal y judicial.

El gobierno ahora trazó su ruta y está decidido a avanzar. Atravesará tal vez otro verano, como hace dos años. Pero la política argentina no es un camino fácil para nadie. Ni siquiera en los momentos de gracia electoral. Habrá que ver hasta dónde llegan. Y cómo.

@fdalponte

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