11 octubre, 2017
Argentina estará en Rusia 2018: la pelota siempre al Diez
Después de tanta tensión y angustia acumulada, se terminó la novela y tuvo final feliz. La Selección Argentina consiguió el ansiado triunfo ante Ecuador y obtuvo el boleto al Mundial de Rusia.
Algunas historias son narradas desde los márgenes, desde los límites. Es el caso de la Selección Argentina, que ante Ecuador perdía antes del minuto y se perfilaba para escribir la página más dolorosa en la historia del fútbol argentino. No se aventuraba una posible reacción anímica ante tamaña situación adversa; no era sólo aquel resultado en contra, sino la acumulación de frustraciones en los últimos años.
Pero a veces el fútbol es demasiado deporte. Argentina reaccionó casi sin saber cómo, por pura inercia, después de una acumulación de errores que presagiaban al caos. Y atención: el empate no llegó de casualidad sino por acumulación de méritos: hubo una serie de situaciones que no llegaron a concretarse, hasta que Lionel Messi agarró la pelota y tejió alrededor de él un camino hacia la red. Sólo había que devolvérsela, como hizo Ángel Di María para que el genio mundial pusiera el 1-1 y esperanzara una vez más al pueblo argentino.
Desde aquel empate, Argentina tomó confianza. Con Messi cerrado y no extremo de un 3-4-3 como se preveía, se logró una buena circulación de pelota. El doble cinco conformado por Enzo Pérez y Lucas Biglia funcionó de buena manera tanto para recuperar como para mover la pelota. Atrás, Nicolás Otamendi erigió como el caudillo que se necesitaba en una noche de tamaña magnitud, y ante un rival que ya no jugaba por nada, la jerarquía de Messi, acompañado por Ángel Di María -esta vez jugó un gran partido- fue suficiente para encontrar los espacios y hacer mucho daño: tanto que el astro fue a luchar con los centrales y tras ganar el balón dividido rompió la red para poner a la Albiceleste en ventaja.
Tanto se habló sobre Messi y ahí estuvo el mejor jugador del mundo: en el momento más complicado para la historia de la Selección Argentina. Al borde del abismo, con lo que significaba no clasificar a un Mundial de Fútbol. En un abrir y cerrar de ojos, Messi le devolvió el alma al cuerpo a un país que pasó de verse en la lona a sentirse capaz de noquear a cualquiera. Con el capitán en ese estado de confianza y la tranquilidad de saberse en clasificación directa, Argentina manejó bien la pelota en mitad de la cancha: sin arriesgar en excesos ni tampoco dejar de pensar nunca en el arco rival. Tanto que en el complemento, ese estado de gracia le permitió a Messi recibir en los metros finales y convertir su hat-trick, que a la vista de los demás resultados, significaba la clasificación al próximo Mundial.
La calidad de una generación bastardeada por parte del público y el periodismo alcanzó para lograr la clasificación al próximo Mundial. Fueron las dudas, los deshaceres dirigenciales y los cambios abruptos los que ayudaron a que la Selección nunca pudiera consolidar una fisonomía de juego y llegue a la última fecha en tamañas circunstancias.
Una vez más, no se prestó atención a que la Eliminatorias Sudamericanas son cada vez más competitivas, por lo que el boleto a Rusia se le debe casi pura y exclusivamente a lo que Lionel Messi hizo en los momentos más complicados: sin él, el juego, el andar, los resultados de la Albiceleste, se aventuraban mucho más difíciles. Sin él, no habría ahora ese andar confiado y esperanzado de cara al próximo Mundial. “De la nada a la gloria” se puede pensar siempre en el fútbol, y más cuando se tiene un as sobre la manga capaz de cantar los trucos de Messi.
Alan Alberdi – @AlanAlberdi
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