Fútbol

9 octubre, 2017

Argentina y el sueño de Rusia 2018: los de afuera no son tan de palo

8 de octubre de 2015. Estadio Monumental. La Selección Argentina de Fútbol dirigida por Gerardo “Tata” Martino pierde 2 a 0 frente a Ecuador por la primera fecha de las Eliminatorias para Rusia 2018. Hoy, frente al mismo rival tiene la necesidad de ganar para garantizarse el Repechaje. De no lograrlo, habrá consumado una derrota deportiva de envergadura.

8 de octubre de 2015. Estadio Monumental. La Selección Argentina de Fútbol dirigida por Gerardo “Tata” Martino pierde 2 a 0 frente a Ecuador por la primera fecha de las Eliminatorias para Rusia 2018. La herida de la derrota en la final de la Copa América frente a Chile en los penales parece no haber cicatrizado. El equipo nota la ausencia de Messi y comienza su periplo a la cita mundialista con el pie izquierdo.

Los empates frente a Paraguay (0-0) y Brasil (1-1) tiñen el panorama de gris. El juego del equipo está lejos del mostrado en Chile. Sin embargo, una victoria justa en Barranquilla contra Colombia por 1 a 0, augura unas fiestas en paz. Pero antes de la Navidad, el Fin de Año y los Reyes del 2016 tuvo lugar la tristemente célebre votación en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que elegía Presidente y terminó empatada en 38 votos cuando los equipos representados eran 75.

El 2016 arrancó con la AFA acéfala. La FIFA metiendo la cuchara y proponiendo la creación de la Comisión Normalizadora. Argentina venció 2 a 1 a Chile a domicilio y luego 2 a 0 a Bolivia de local. Mientras el bochorno arreciaba en Viamonte, el equipo parecía volver a recuperar identidad y juego. Mientras Armando Peréz respondía con evasivas, la Selección Nacional iba a disputar a Estados Unidos la Copa América del Bicentenario.

Otra vez los penales. Otra vez un mismo patrón de derrota. La sensación de que el equipo no juega su juego, que valora y respeta al rival por su categoría, en algunos pasajes se ve superado pero cuando es mejor, incluso en los mayores pasajes del juego, no logra ser convincente. No traduce en autoridad. Si la herida aun no había cerrado, ahora los discursos de los que separan el mundo en ganadores y perdedores la infectaba.

Algunos dirigentes que el último jueves en La Bombonera miraron cómodos en sus palcos el empate frente a Perú, le negaron jugadores para afrontar los Juegos Olímpicos al entrenador rosarino que cansado de los desplantes decidió dejar su puesto. Un proyecto que había mejorado al anterior, incluso con defectos marcados, dejaba huérfana la renovación que el combinado nacional parece necesitar.

Fue el tiempo de Bauza. Fueron tiempos aciagos. Un experimentado mordiendo el anzuelo de los titulares, un desempeño colectivo irregular y “Chiqui” Tapia al sillón. Mas desplantes, mas maltrato. Otra salida. El apremio. El apuro. La necesidad de ganar tan solidaria con el discurso que reza “ganar o morir”.

El presente encuentra a la Selección ante la necesidad de ganar para garantizarse el Repechaje. Puede hacerlo y con creces. De no lograrlo, habrá consumado una derrota deportiva de envergadura. Sin embargo, sobrados son los argumentos para entender que cuando comienza a rodar la pelota, los de afuera no son tan de palo.

Federico Coguzza – @Ellanzallama

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