5 octubre, 2017
Aunque CFK sigue en pie, Cambiemos llega confiado al final de la campaña
Por Federico Dalponte. Las elecciones primarias dejaron pocas dudas y la conformación del nuevo Congreso es casi un hecho. Apenas en cinco provincias podría haber novedades. La última gran incógnita es qué lugar ocupará Cristina Fernández de Kirchner en el futuro escenario político.

Por Federico Dalponte. La campaña no pasa desapercibida. Pero casi. Existe algo más que el desenlace prematuro impuesto por las primarias. Al desinterés frente a unas elecciones liquidadas, se suma además una conclusión inapelable: el gobierno salió fortalecido de ese trance. Y esto no cambiará en octubre.
Curiosidad del medio término: en las más de las veces, se vota pensando en las presidenciales. Eso no sucedía cuando los mandatos duraban seis años. Pero ahora es difícil no poner un ojo en 2019.
Cristina Fernández de Kirchner es el ejemplo más palpable. Su lugar en el Senado está asegurado desde que se postuló, y nada cambiará la tercera banca en juego. Las diferencias entre Jorge Taiana y Gladys González no podrían ser más profundas. Pero su presencia en el recinto le es indistinta a la mayoría. Lo que se debate, en tal caso, es la supervivencia política de una candidata capaz de reemplazar al presidente dentro de dos años.
Porque lo mismo: todo vale al menos como expectativa. La sombra acechante de la ex mandataria supone en sí mismo un obstáculo para la gestión macrista.
Como lo fue Sergio Massa en 2013. Hasta hoy, varios creen que sus quince diputados fueron quienes frenaron el intento de reforma constitucional. Nada más alejado de la realidad. El tigrense encarnó la victoria más resonante aquel octubre, pero los fríos números evidencian la falacia: ganar un distrito no implica controlar el Congreso.
Lo que sí es cierto es que, en términos simbólicos, su victoria expresó una amenaza para la continuidad del proyecto kirchnerista. Aunque había sido el Frente para la Victoria la fuerza más votada, era claro y notorio que una buena parte de la sociedad estaba dispuesta a cambiar de rumbo.
Hoy, vuelta a lo importante, los opositores están cerca de romper la brújula. Si Cristina gana su batalla, parece difícil que llegue con aire suficiente a 2019, cuando cosechar menos de 35 puntos a nivel nacional casi asegura la derrota. Pero si pierde -tal vez lo más probable-, facilitaría sin dudas la gestión de Cambiemos, que caminará resuelto, sin sombras ni amenazas, durante el próximo bienio.
El gobierno, mientras tanto, vive sus horas más felices. Con la mira puesta en las generales, es posible que se recupere y conquiste Santa Fe, Tierra del Fuego y con esmero Chubut. Apenas, con viento en contra, podría sufrir un traspié en Neuquén. El resto marchará igual que en agosto.
Aunque su mayor logro, que ya da por descontado, es la posible victoria en Provincia de Buenos Aires, la única figurita que le falta para completar el álbum. Todas las encuestas -todas- dan a Esteban Bullrich primero. Con un aditamento: cuanto más se polariza el escenario, más cerca queda Cristina de su propio techo. Si el triunfo oficialista se concreta, el lunes 23 podrán dar rienda suelta a los planes congelados.
«El ajuste que se viene» es la consigna más coreada desde la oposición. Aunque los planes a corto plazo no pasarán por el Congreso: aumentos de gas, de luz, de nafta, reforma laboral por vía convencional, endeudamiento externo y límite a las pretensiones paritarias. Porque de nuevo: lo que permitirá, en mayor o menor medida, el perfil avasallante del gobierno no será tanto la composición legislativa, sino el peso político medido en términos simbólicos.
Allí reposan parte de las razones que le permitieron al oficialismo actuar como lo hizo después de las primarias del 13 de agosto. Aquello que el periodismo afín elogió como una fortaleza presidencial, pero que terminó con represiones, detenciones, amedrentamiento, presiones a la Justicia, suspensión forzada de un juez federal y la obstrucción escandalosa y deliberada del caso Maldonado.
Parece un proceso irreversible. Sobre todo porque las últimas dos semanas de campaña no se encaminan a torcer el rumbo. Cambiemos festejará el domingo 22 como lo hizo hace dos meses, y tal vez un poco más.
Una modificación sustancial de la tendencia en la provincia más populosa del país impactaría tal vez en el escenario nacional. Es posible, no así probable.
Antes de agosto el principal desafío para el gobierno era Cristina Kirchner; hoy directamente es el único. Por eso también la ex presidenta levantó la apuesta y busca ahora mayor visibilidad.
Una de dos: o cree que con mayor exposición puede ganar la elección, o ya moldea la estrategia que tendrá cuando sea senadora, visitando medios y exponiendo sus críticas, más allá de cualquier escenario electoral.
Faltan apenas dos semanas para unas elecciones que definirán el curso de los próximos dos años. Y quizás más.
@fdalponte
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