2 octubre, 2017
“La comunidad cinematográfica está movilizada y alerta”
Entrevista a Fernando Krichmar, de DOCA, sobre la asamblea y movilización que se hizo el jueves pasado en el Gaumont de trabajadores y trabajadoras del cine argentino contra la resolución del INCAA que condiciona el acceso a créditos del organismo.

En la previa de la Semana del Cine Argentino, se abrió un nuevo capítulo del conflicto que comenzó el año pasado de las y los hacedores cinematográficos contra las políticas del gobierno hacia el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El jueves pasado hubo una gran asamblea en la Sala 1 del Cine Gaumont contra la resolución 942/2017 del INCAA que condiciona el acceso a créditos del organismo.
Facundo Rodríguez, columnista de “Quemar Las Naves” (FM Radio Sur 88.3), entrevistó a Fernando Krichmar, miembro de Documentalistas Argentinos y Argentinas (DOCA).
– ¿Cuál es la actualidad de la comunidad cinematográfica?
– Nos hemos declarado en una gran asamblea en estado de alerta y movilización en pos de terminar con esta reglamentación restrictiva de la nueva resolución 943 que regla el fomento o financiamiento al cine nacional. Entre otras cosas bancariza los créditos y deja por fuera de toda posibilidad de realización a más del 90% de los realizadores que hacen el cine argentino. Estamos intentando alertar a la población de que se están tomando medidas que prácticamente terminan este momento virtuoso del cine argentino en nuestro país y en el mundo.
– La resolución 943 reduce las posibilidades de cineastas o productoras independientes de poder llevar a cabo sus realizaciones, ¿cómo es que excluye a gran parte de la comunidad audiovisual?
– La ley de Cine es una ley de fomento a la actividad cinematográfica, fue votada por unanimidad en las dos cámaras. La idea es justamente que, en una industria cinematográfica floreciente, fomentar el desarrollo de cinematografías a veces rinde económicamente y a veces no, pero el centro es un tema artístico y de identidad cultural. Poseer una cinematografía, que exista en el mundo una forma de ver Argentina desde el arte cinematográfico.
El problema central ahora es que cambian la palabra fomento por financiamiento e introducen un sistema de bancarización de los créditos por el cual cualquiera que quiera filmar pasa a ser un cliente del banco con la posibilidad de que le ejecuten lo que pone de garantía. Volvemos a las épocas en las que un director se jugaba la vida para hacer una película. Además tiene que tener al menos un capital de 8 millones y medio de pesos antes de empezar la película y tiene que tener una empresa.
El efecto que produciría es que en lugar de hacer 200 películas por año se harían algunos documentales y muy pocas películas de gran escala, de esas que no corren ningún riesgo tipo Me casé con un boludo, etc. que van a tener una gran cantidad de taquilla porque están apoyadas por grandes multimedios y empresas multinacionales.
Es una operación económica pero que entraña políticamente un daño tremendo a una cinematografía que no está enferma, está en un estado de pujanza y desarrollo, ganando mercados, cobrando prestigio en el exterior, generando toda una memoria audiovisual del pueblo argentino, una profundización en los documentales en temas que a veces se tratan con liviandad en la televisión.
Estamos en ese sentido obligados a disfrazarnos de sindicalistas, de políticos, dejar de hacer las películas y salir a alertar a la población Si bien es un problema que nos toca particularmente a nosotros es un problema que debería interesar a todo el pueblo.
– Como miembro de DOCA, ¿cómo afecta la medida en particular a los documentalistas?
– Por ahora nos deja restringidos a la “Vía Digital”, que es una vía que logramos con la pelea de los documentalistas, y que con el 5% del fondo de fomento está realizando casi la mitad de las películas del cine argentino, con los subsidios más bajos, que no están contempladas en esta resolución.
El agravante es que esta nueva resolución se aplica retroactivamente. La gente que ya está filmando, que tiene un plan financiero de cómo gastará en preproducción, producción y posproducción, que son los tres momentos de una película, se comprometen a entregar el dinero de determinada forma y ahora les cambian las reglas retroactivamente. Un gobierno que se llena la boca con el concepto de seguridad jurídica.
– ¿Cómo caracterizás al momento pujante del cine actual?
– En los últimos 10 años se están realizando un promedio por encima a los 63 documentales argentinos por año, que profundizan temas como el de pueblos originarios, la problemática del pueblo mapuche. En vez de basarte en los informes pagados para distraer la atención desde la desaparición de Santiago Maldonado, podés ver hasta 10 documentales que hablan de la problemática mapuche, estando en las comunidades, con sus principales referentes, mostrando su forma de vida. Con un laburo de montaje de entre 6 y 10 meses.
Ese es el cine documental que tenemos y que por supuesto cosecha por todos lados premios internacionales. Estos compañeros saltan a hacer ficciones. Por ejemplo, Andrea Testa dirigió Pibe Chorro un documental con mucho público y Francisco Márquez hizo Después de Sarmiento, otro documental que le fue muy bien. Ellos después hicieron su primera ficción, “La larga noche de Francisco Sanctis”, que ganó el BAFICI. Estos dos compañeros son de DOCA, y surgieron desde el documentalismo.
Se está dando una pirámide virtuosa donde muchos compañeros se forman dentro del documentalismo y después apuestan a más, a un reto narrativo y artístico más alto. Esto también se dio con Vilma Molina que ahora va a estrenar su primera ficción que ya ganó el primer premio en el festival de Rusia. Es gente que está haciendo quedar bien al país, y que atrae la mirada del mundo sobre los argentinos.
Además está tocando los temas con un importante nivel de profundidad. Cuando se hable de la dictadura de acá a 30 años, una de las películas que va a haber que mostrar es La larga noche… Agregan cultura, acervo cultural al país. Todo esto supongo que no le está interesando al gobierno, o no se habrán dado cuenta de lo que se les puede caer encima.
Nadie le van a creer a Hernán Lombardi que, como dijo en el programa de Majul, con esto se dejan de hacer hospitales y autopistas. El ministro sabe perfectamente que esto viene del fondo de fomento a la industria cinematográfica, de la Ley y de los impuestos al cine y al cable. Es una industria virtuosa en un sentido económico también.
Ahora, medir por los resultados económicos a una industria cultural identitaria como es el cine, es solo de funcionarios que en realidad deberían dedicarse a administrar hoteles, que supongo que es lo que mejor hace Lombardi y no a meterse en la cultura.
– ¿Hubo posibilidad de diálogo en torno a la aplicación del decreto?
– Te reciben por partes, toman nota. Después hacen campaña mediática a los que le ponen millones de pauta, diciendo que hay que acabar con el relato K del cine. Y atrás de eso meten el decreto. Nos llamaron a dialogar pero han demostrado que se trata de gente poco confiable y poco seria.
Pero no entienden que están hablando con un sector que se han ganado prestigio simbólico, mediático y cariño en la gente. Somos los que representamos a todos esos gremios donde están nuestros mejores actores, nuestros mejores directores, los mejores técnicos.
Dos de los oradores de la Asamblea fueron Adolfo Aristarain, un histórico director, y Luis Puenzo que ganó el primer Oscar a la película extranjera del país por La historia oficial en 1986. Los actores sacaron un comunicado firmado por Alejandra Darín, su secretaria general, y ya están empezando a pronunciarse individualmente la figuras más importantes del medio cinematográfico.
Supongo que no calcularon bien, que la repensarán. Harán una vuelta atrás como hicieron en el caso del 2×1. La comunidad cinematográfica está movilizada, alerta y consciente del poderío simbólico que tiene.
– ¿Qué resoluciones salieron de la última asamblea?
– El lunes 2 de octubre vamos a concurrir masivamente a una reunión del Consejo Asesor, que es el único espacio democrático del INCAA donde las distintas cámaras y actores del quehacer cinematográfico nombran a sus representantes, que hace seis meses están en trámite los nombramientos. Vamos a ver si podemos obtener respuesta de cara a la comunidad cinematográfica.
En todas las funciones de la Semana del Cine Argentino van a hablar los directores y los actores con el público para intentar explicarle qué es lo que están haciendo con nuestra actividad.
Foto: Ana Mombello
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