América Latina

26 septiembre, 2017

Los olvidados de Ayotzinapa: la historia de Los Avispones de Chilpancingo

La misma noche que asesinaron y desaparecieron a los y las 43 estudiantes de Ayotzinapa hubo un ataque por parte de la policía a un micro que trasportaba a un equipo de fútbol. Ignorados por los grandes medios, aun conviven con el dolor de haber sufrido la violencia institucional y que la historia los olvide.

La misma noche que asesinaron y desaparecieron a los y las 43 estudiantes de Ayotzinapa hubo un ataque por parte de la policía a un micro que trasportaba a un equipo de fútbol. Ignorados por los grandes medios, aun conviven con el dolor de haber sufrido la violencia institucional y que la historia los olvide.

Seis personas fallecidas y 43 desaparecidas fue el saldo de los sucesos que comenzaron el 26 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala en México. El escenario mostró policías persiguiendo, atacando y asesinando. Esos mismos policías que después le pasarían la pelota a la guerra narco.

Fueron dos los ataques de la policía contra los colectivos que llevaban a los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, a 257 km al sureste de Iguala. Pero casi al mismo tiempo, a la salida de la ciudad de Iguala, un grupo policial disparó 300 balas contra un micro que transportaba a los integrantes del equipo de fútbol Avispones de Chilpancingo de la tercera división de México que volvía de disputar un partido como visitante

La policía realizó el ataque por confundirlos con un micro de estudiantes, aunque su confusión vino después a la catarata de tiros que dejó tres muertos: el futbolista David García de 15 años, el chofer del micro, Víctor Lugo Ortiz, y Blanca Sánchez que era pasajera de un taxi que circulaba por ahí. De los 26 integrantes de Los Avispones, 12 resultaron heridos.

Avispones1La crónica de esos días del medio mexicano La Jornada detalló lo sucedido:Los atacantes intentaron subir al autobús, pero no pudieron abrir la puerta; al desbarrancarse había quedado atorada. Como no lograron destrabar la puerta, dispararon otra vez. Alguien gritó desde dentro que no dispararan, que eran un equipo de fútbol. Luego todo quedó en silencio. Los tripulantes esperaron unos minutos para cerciorarse de que ya no estaban los hombres armados. Entonces rompieron los vidrios de las ventanillas y saltaron hacia fuera. Algunos huyeron aterrados para perderse entre los sembradíos de maíz que crecían junto a la carretera. Los heridos de gravedad sólo se recostaron en la hierba a esperar ayuda, pero presas del miedo de que volvieran para rematarlos”.

El miedo dentro del cuerpo de los futbolistas sería eterno, también la desazón porque no haya tenido repercusión el hecho trágico que habían vivido. “Yo veía los partidos de futbol en la tele y que le dedicaban un minuto de silencio a David, pero después sólo se habló de los desaparecidos de Ayotzinapa, se olvidó que esa noche también nos atacaron a los Avispones”, detalló Miguel García, futbolista de por entonces 19 años que estaba en el micro y recibió cinco balazos.

En la misma entrevista a La Jornada no se olvidó del chofer del micro. “Para nosotros es como un héroe, porque si hubiera abierto la puerta quizás habríamos terminado masacrados o también estaríamos desaparecidos”, dijo.

Los Avispones no suelen ser nombrados en las manifestaciones, encaran su reclamo de justicia casi que por su cuenta. En el video con la versión oficial de la procuraduría federal solo aparecen durante 30 segundos. A la familia del Zurdito García, así le decían al futbolista asesinado, le prometieron una ayuda económica que todavía no llegó ni del Estado, ni de la Federación Mexicana. Esta no solo no se refirió al hecho sino que sancionó con más de 20 mil pesos de multa al club León porque en su estadio sus hinchas mostraron carteles con el número 43 en alusión a los estudiantes desaparecidos.

Atemorizados por esta bajada de línea tampoco el gremio de futbolistas sentó su postura, solo se rescatan algunos gestos individuales como los de Marcelo Alatorre de Leones Negros y Eduardo Herrera de Pumas que formaron con sus manos un cuatro y un tres después de marcar un gol. Fuera de México y sin la posibilidad de censura de Televisa, el que se pronunció fue el delantero de la selección mexicana y por entonces también del Real Madrid de España, Javier “Chicharito” Hernández, que subió una foto a Twitter con la leyenda “Todos Somos Ayotzinapa”.

A los 15 años Chicharito jugaba en las inferiores de las Chivas de Guadalajara, en septiembre de 2006 a los 18 debutaría en la Primera División luego de un paso por el club filial. También en septiembre pero de 2014 una balacera policial se llevó el sueño del Zurdito García de debutar como futbolista profesional.

El chico de 15 años la noche fatídica había acompañado al equipo por concesión del entrenador de Los Avispones, Pedro Rentería. Lo llevó por su entusiasmo y habilidad, fue como un premio para que vaya sintiéndose parte del equipo. “Yo sentía mucha culpa después de lo que nos pasó porque me pidió que lo llevara al partido y yo accedí… para que lo mataran… yo me quedé con eso”, se recriminó Rentería en dialogo con La Jornada.

Otro que no puedo olvidar lo sucedido es el secretario técnico Facundo Serrado que apenas empezaron los balazos gritó que todos se tiraran al piso. Solo hubo uno que no escuchó del susto, el más pequeño del plantel. Esos segundos que David García permaneció parado fueron suficientes para que las balas lo alcanzaran.

Después de la masacre Los Avispones estuvieron dos semanas sin competir. Los dirigentes pensaron en retirar al equipo del torneo pero los futbolistas pidieron volver a jugar por la memoria del Zurdito. El primer encuentro que jugaron lloraron, gritaron y descargaron toda su rabia en la red contraria, le ganaron 8 a 0 a Los Bravos de Chilpancingo.

Taparon el dolor con goles pero a medida que fue pasando el tiempo las consecuencias de la tragedia empezaron a aflorar. “Nos convertimos en un equipo muy frágil, que salía con mucho espíritu a la cancha, pero que apenas recibíamos un gol, se me caía todo el equipo”, reflexionó Rentería.

Convivir con el dolor a una trágica situación evitable es complejo. La lucha es día a  día. Mucho más dificultoso es si lo si los grandes medios y las autoridades lo ignoran, mucho más complicado es si el pueblo lo olvida.

Lucas Jiménez – @lucasjimenez88

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