6 septiembre, 2017
La Plata: vecinos lograron ser relocalizados para construir sus viviendas
Luego de luchar más de un año por conseguir un lugar para vivir, 28 familias de la toma de terrenos ubicada en calle 92 entre 1 y 116 de La Plata lograron la relocalización de sus viviendas en la zona de Melchor Romero, en un lote estatal de 526 y 163 bis.

Luego de luchar más de un año por conseguir un lugar para vivir, 28 familias de la toma de terrenos ubicada en calle 92 entre 1 y 116 de La Plata lograron la relocalización de sus viviendas en la zona de Melchor Romero, en un lote estatal de 526 y 163 bis.
Los vecinos y vecinas de la toma llegaron al terreno de Villa Elvira el 7 de agosto de 2016, en busca de un lugar para instalarse con sus familias en casillas improvisadas. Residentes de la zona se opusieron a su llegada con el argumento de que tenían el proyecto de hacer una plaza, o una cancha de fútbol, y darles la leche a los niños del barrio. “Es una mentira, yo me crié a dos cuadras de acá, y nunca le dieron nada a ningún pibe del barrio”, explicó Santiago, uno de los participantes de la toma, con indignación.
Lo real es que los vecinos de las cuadras aledañas utilizaban el baldío como basural. Autos y motos quemados, animales muertos, escombros, entre otras cosas, fue lo que encontraron las familias que se instalaron en aquellas tierras. Tuvieron que limpiar todo el terreno para luego mudarse de manera provisoria.
“Algunos están conformes porque como esto era un descampado, tenían miedo de pasar por acá. Cerca de las cinco de la tarde cuando bajaba el sol, no pasaba más nadie porque te robaban. Te metían adentro del baldío y te sacaban todo lo que tenías”, añadió Santiago, quien afirmó que el lugar era tierra de nadie. Hasta que después de 35 años apareció el dueño, sin carteles ni cerco, a reclamar su propiedad.
Las leyes que amparan a los vecinos en esta situación no son pocas: están ni más ni menos que dentro de la Constitución Nacional y la Constitución de la Provincia de Buenos Aires. A saber, el artículo 14 bis de la Carta Magna nacional afirma que “el Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: (…) el acceso a una vivienda digna”.
Por otro lado, la Ley de acceso justo al Hábitat Nº 14.449 sostiene en su Artículo 1º: “La presente ley tiene por objeto la promoción del derecho a la vivienda y a un hábitat digno y sustentable, conforme lo establece la Constitución de la Provincia de Buenos Aires” y en sus objetos específicos señala: “a) Promover la generación y facilitar la gestión de proyectos habitacionales, de urbanizaciones sociales y de procesos de regularización de barrios informales. b) Abordar y atender integralmente la diversidad y complejidad de la demanda urbano habitacional, c) Generar nuevos recursos a través de instrumentos que permitan, al mismo tiempo, reducir las expectativas especulativas de valorización del suelo”.
Estas dos leyes muestran los derechos que durante más de un año los vecinos tuvieron vulnerados. Pero el resto de la legislación nacional y provincial está escrita para priorizar y favorecer el derecho a la propiedad privada. ¿A quién debe proteger el Estado?
El poder de la organización
Desde un principio los oficiales de la comisaría Nº16 hostigaron a los ocupantes patrullando las inmediaciones, amenazando con golpearlos y gritándoles desde los autos: “Si ponen un clavo más en las casillas, van todos presos”.
El 3 de octubre de 2016 el titular de las tierras pidió la orden de desalojo. A partir de ese día se instaló Infantería de manera permanente (día y noche) en la toma. “Infantería no deja entrar a los vecinos y vecinas a sus casillas, se meten en nuestros patios, nos dicen que si queremos tener reuniones políticas, debemos acercarnos a avisar a la comisaría”, agregó Santiago, mostrando el tipo de prácticas de hostigamiento psicológico y físico hacia las familias.
Los vecinos y vecinas de la toma entendieron que sin organización, la seguridad de sus familias estaba en riesgo y la posibilidad de permanecer en el lugar se hacía más difícil. Así fue que decidieron crear la Asamblea de Villa Elvira para pensar medidas de lucha, organizarse para recorrer las instituciones del Estado que se encargan de la tierra y la vivienda, y ver de qué manera mejorar sus condiciones de vida.
Luego de una ardua lucha llena de marchas, reuniones burocráticas, debates en asambleas, resistir a las lluvias torrenciales en una zona altamente inundable detrás del arroyo Maldonado, de fuertes calores en verano y fríos intensos dentro de cuatro paredes de chapa, consiguieron la relocalización en un terreno para construir viviendas dignas para las 28 familias. Además, allí también funciona el comedor “San Cayetano” que da de comer a más de 50 niños y niñas y le da trabajo a 10 vecinas de la toma.
Lejos de acercarse a la realidad que muestra la nota publicada por el diario El Día, la toma de Villa Elvira es un ejemplo de unidad, de solidaridad entre vecinos y vecinas, de constancia, y de lucha por los derechos que el Estado debe garantizarle a cada ciudadano y ciudadana del suelo argentino.
Lara Guerrero, desde La Plata
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