6 septiembre, 2017
Escuela Secundaria del Futuro: 10 implicancias de la reforma educativa de la Ciudad
Por Leticia Garziglia. La semana pasada publicamos una nota explicando los puntos principales de la reforma que pretende aplicar el Gobierno de la Ciudad en las escuelas secundarias. Ahora nos adentramos un poco más y analizamos sus posibles implicancias.

Por Leticia Garziglia. La semana pasada publicamos una nota explicando los puntos principales de la reforma que pretende aplicar el Gobierno de la Ciudad en las escuelas secundarias. Ahora nos adentramos un poco más y analizamos sus posibles implicancias.
1- ¿De dónde surge?
La propuesta se enmarca en el Plan Maestro a nivel nacional, cuyas bases podemos encontrar en el documento “Profesores excelentes. Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe”, del Banco Mundial. Si estudiamos las injerencias que históricamente esta entidad ha tenido en las políticas de otros países, podemos encontrar una primera punta de análisis.
2- Se profundiza la provincialización de la gestión educativa
El documento del Plan Maestro sólo esboza lineamientos “difícilmente cuestionables”, al estilo “pobreza cero”. Lo más concreto que expresa es la provincialización de la negociación salarial. Si bien el sistema educativo fue descentralizado en la década del noventa y así continuó hasta el día de hoy, la ley 26.075 establece que los acuerdos salariales deben realizarse a nivel nacional. De aprobarse el Plan Maestro, modificaría este punto, quitándole fuerza a los sindicatos.
3- Reforma tras reforma
La Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC) -que también fue aplicada sin debates ni consenso- sería reemplazada o modificada sin haberse terminado de implementar y sin haber sido evaluada. Desde el Polimodal hasta estos días, nuestro país importa reformas educativas que se aplican sin importar el contexto y terminan siendo reemplazadas antes de ser evaluadas.
4- El lenguaje
El proyecto tiene un discurso al que cualquiera podría adherir. Habla de formar “ciudadanos del siglo XXI”, de un “aprendizaje crítico y cooperativo”, de “aprendizajes significativos” y “sujetos autónomos”. Aunque también explicita que se pretende formar sujetos con capacidad de adaptación, flexibilidad y emprendedores. Tiene sentido si recordamos que el ex ministro Esteban Bullrich decía que había que preparar para la incertidumbre.
5- Desconocimiento de la realidad
El proyecto parte de algunos supuestos explicitados en uno de los documentos. A saber: que hoy en la escuela no se producen aprendizajes significativos, que las clases son sólo magistrales y unidireccionales, que los alumnos tienen un rol pasivo y que las materias son compartimentos estancos sin articulación.
En general, estos supuestos son falsos y está claro que, quien los supone, no tiene conocimiento de lo que sucede dentro de una escuela pública. Esto no significa que no haya prácticas que revisar, mejoras por implementar y conocimientos por actualizar. Sin embargo, las propuestas no explican de qué forma garantizarían que todos estos puntos se cumplan. Más bien parecieran ser excusas (falsas) para modificar una estructura escolar y plantear una más flexible, que nada tiene que ver con mayor calidad educativa.
6- ¿Quiénes diseñan el proyecto y quiénes lo discuten?
Los lineamientos fueron armados desde el Ministerio de Educación porteño, aunque no se sabe quiénes son sus autores. Lo único cierto es que quienes los están diseñando no son las personas que transitan a diario las instituciones educativas. Las y los docentes no participaron ni con opiniones ni con propuestas del armado del plan (de hecho ni siquiera aún les fue comunicado de manera oficial). Esto se demuestra en varios de los planteos. Por un lado, como dijimos, se parte de una realidad escolar que no es tal; pero por el otro, el programa necesita de una infraestructura y acceso a servicios y tecnologías que hoy las escuelas de la ciudad no están en condiciones de garantizar.
7- ¿Qué pasará con los docentes?
Tampoco se sabe. Lo que sí se menciona: a los docentes los llama “orientadores”, “facilitadores” o “tutores” y además se expresa que cada institución podrá requerir “nuevos perfiles docentes” de acuerdo a su proyecto. Otra de las cuestiones es que con el agrupamiento de materias por áreas y la división en clases teóricas y prácticas, cambiaría también la organización del trabajo.
En tercer lugar, la eliminación de los contenidos curriculares de quinto año anularía a su vez la necesidad de profesores. Todas estas cuestiones no pueden apuntar a otra cosa que a una desvalorización del rol docente y por lo tanto a la precarización de las vidas de los trabajadores de la educación. Vale aclarar que los cargos de tutores son de abril a diciembre (sin vacaciones ni aguinaldo). No sería sorprendente que se quisiera imponer de a poco esta lógica de contratación al personal docente, que desde hace varios años rige en algunas escuelas privadas.
Por otro lado, ¿qué pasaría con los actos públicos si cada institución pudiese definir “nuevos perfiles docentes”? ¿Ya no sería de relevancia la formación pedagógica y académica que permiten que hoy los docentes se rankeen en función de sus puntajes?
8- ¿Mano de obra gratuita?
En el mismo sentido, se plantea que los estudiantes realicen prácticas en empresas en reemplazo de horas de clase. Dijo Adriana Puiggrós a Página/12: “Los estudiantes y los profesores son concebidos como posible mano de obra barata. ¿Se tratará de otro paso hacia la reforma laboral, para presionar a los trabajadores en blanco con una rebaja de salarios?”. No sorprendería que esta precarización y fragmentación de las discusiones paritarias por provincias tuviera el objetivo de quitar fuerza a la organización sindical y presionar salarios a la baja.
9- Tecnologías e infraestructura
Hay un porcentaje base de aprendizaje autorregulado a realizarse a distancia a través de tecnologías. Además, se proponen actividades como la gamificación de los contenidos (transformación de una secuencia didáctica en un juego virtual con niveles a superar). Esta propuesta -por cierto innovadora y que puede despertar el interés de muchos estudiantes- requiere dos condiciones: que todos los estudiantes tengan acceso en sus casas a computadoras y conexión a Internet y que las escuelas cuenten con los recursos tecnológicos y de infraestructura suficientes para que los estudiantes puedan hacer carne esta propuesta. Ninguna se cumple.
10- ¿Eliminar quinto año?
Entre los contenidos del último año se incluyen los procesos históricos de la Argentina del siglo XX y literatura argentina y latinoamericana. Si queremos formar ciudadanos conscientes, con memoria, críticos y activos, algo esencial en su trayectoria formativa es conocer qué pasó en su país en las últimas décadas, qué se escribió al respecto, en tanto literatura y en forma de historia. Eliminar estos contenidos no es otra cosa que un proyecto político para crear una sociedad sin memoria.
@letigarziglia
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