4 septiembre, 2017
Queens of the Stone Age: saliendo de la oscuridad
El séptimo álbum de estudio de los californianos ya está entre nosotros. Luego de esperar cuatro años la banda liderada por Josh Homme se aleja de los acordes oscuros que reinaban en Like A Clockwork (2013) para entrar de lleno en un rock que linda entre el clasicismo de Elvis Presley y la vanguardia de la música bailable.

El séptimo álbum de estudio de los californianos ya está entre nosotros. Luego de esperar cuatro años la banda liderada por Josh Homme se aleja de los acordes oscuros que reinaban en Like A Clockwork (2013) para entrar de lleno en un rock que linda entre el clasicismo de Elvis Presley y la vanguardia de la música bailable.
Josh Homme no se caracteriza por ser un hombre apegado a un estilo en particular. Desde la creación de Queens of the Stone Age (QOTSA) a mitad de los ‘90, el universo creativo del frontman de una de las bandas de stoner rock más reconocidas del mundo no para de innovar. Si bien esto le ha traído muchas críticas de los fanáticos puros, que alaban más el lado hard rock de la banda, parece que esto no lo afecta.
Sus últimos trabajos en paralelo a la banda muestran ese abanico musical que va desde colaboraciones con Iggy Pop, Eagles of the Death Metal -su banda alternativa- y el supergrupo de amigotes del hard rock formado en 2008, Them Crooked Vultures. Esto convierte al cantante, pianista y guitarrista en un hombre arriesgado, rara avis dentro del encasillado y prejuicioso mundo del rock.
El sonido del nuevo Villains (2017) es un giro arriesgado hacia el pop rock. Mucho más hitero que su anterior trabajo, busca la seducción de un público más tirado al swing y las pistas de baile. La huella de Mark Ronson, el mismo productor del cantante Bruno Mars, deja entrever el rumbo del disco.
Este panorama que en principio podría entenderse como algo poco favorable, resulta todo lo contrario. Villains es un buen trabajo. Sólido en su estructura, el sonido avanza en una búsqueda constante que lo proyecta con potencia en su ejecución final.
A los pegadizos acordes de «The Way You Use To Do», single que abre el disco y que ya había sido presentada por Homme en el año 2014, le siguen temas que no decepcionan. «Feel Don´t Fail Me» y «The Evil Has Landed» suenan más apretadas y concisas, cercanas a las pistas de baile. El sonido se modifica hacia la experimentación (moderada) en «Un-reborn Again» y «Hideway». Un dejo del álbum pasado asoma en «Fortress» y parece despedir para siempre a la depresión de aquellos años la exageración de las guitarras potentes en «Era Vulgaris».
En una entrevista reciente, Homme declaró que cuando una banda hizo un buen disco debe innovar en el siguiente, para no caer en la parodia de sí mismo. El intento en QOTSA es claro: dar una vuelta de página a los años oscuros y poner a toda una nueva generación -más cercana a los Artic Monkeys y similares- a bailar.
Los antiguos seguidores de la banda, los puristas que siguen extrañando el bajo de Nick Olivieri de los primeros discos, más cercano al grunge y las experiencias con drogas duras, deberían saber que QOTSA ha cambiado para siempre. Es hora de bailar, muchachos, al menos eso parece decir el pelo engominado de un Josh Homme que cada vez se parece más a un Elvis Presley moderno.
Mariano Cervini – @marianocervini
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