Derechos Humanos

2 septiembre, 2017

Un mes de Santiago

Cientos de miles de carteles, banderas, fotos y esténciles. Cientos de miles de personas, una al lado de la otra, se mezclan en las colunas que llegan desde las tres arterias principales que tiene la Plaza de Mayo. Familias, grupos de amigos, organismos de derechos humanos, movimientos sociales y organizaciones políticas marcharon juntos con un grito: ¡Aparición con vida de Santiago Maldonado, ya!

Ciento de miles de carteles, banderas, fotos y esténciles. Cientos de miles de personas, una al lado de la otra, padres y madres con sus hijos a cuestas se mezclan con las columnas de militantes que llegan desde las tres arterias principales que tiene la Plaza. Familias, grupos de amigos, organismos de derechos humanos, movimientos sociales y organizaciones políticas marchan juntos con un grito: ¡Aparición con vida de Santiago Maldonado, ya!.

Cerca de las 19:30 subieron al escenario armado de espaldas a la Casa Rosada junto a sus compañeras Sergio y Germán, hermanos de Santiago. A ellos se le sumaron las Abuelas, las Madres y distintos luchadores por los derechos humanos como Adolfo Pérez Esquivel. El acto fue corto pero contundente y, por sobre todas las cosas, pacífico.

“Quiero hablar como hermano de Santiago”, fueron las primeras palabras de Germán y siguió: “Mi hermano es la libertad, la juventud, la solidaridad, el apoyo mutuo, preocupación y la cooperación, la ecología, la medicina, la aventura, la música, el dibujo, la pintura, el mural y los tatuajes”.

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Pablo Molinari

Habló también Carolina, su compañera, y contó lo que le responde a quién pregunta por su cuñado: “Santiago es mágico. No dejemos que esa luz se apague. Lo amo muchísimo. Para mi es ardilla”. Y, con un grito desgarrado que hizo retumbar esa plaza repleta, cerró: “¡Te amo ardilla!”.

Luego fue el turno de Sergio, hermano mayor de Santiago y el portavoz de su familia. Sólo bastaron unos pocos minutos y una mención a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para que desde todos los puntos se escuchara un solo clamor: “Que se vaya, que se vaya”.

“¿Hasta cuándo debemos soportar esta situación? ¿Hasta cuándo debemos preguntarnos dónde está Santiago?”, siguió Sergio. Volvió a nombrarla y la Plaza volvió a rugir: “Que se vaya, que se vaya”. Pasado el desahogo, momentáneo al menos, Maldonado volvió a su discurso y exigió: “A la señora ministra de Seguridad le pido que de un paso al costado y deje el lugar a alguien realmente capacitado para poder brindarnos seguridad y no inseguridad”.

“Siguen negando la desaparición en manos de la Gendarmería y pareciera que negaran hasta su propia existencia”, apuntó Sergio y, una vez más, los cientos de miles respondieron. “Somos maltratados por la ministra de Seguridad que ha demostrado no estar capacitada para ocupar ese puesto. Y tampoco esclarecer la desaparición de Santiago”, dijo.

En ese sentido reclamó «una investigación seria e imparcial”, y exigió a las autoridades «que se investigue a todo el personal de la Gendarmería que actuó en el operativo el día 31 de julio y 1º de agosto, ellos son los responsables y tienen que dar cuenta de su actuación”.

Pablo Molinari
Pablo Molinari

“¡Asesinos! ¡Asesinos!”, respondió la multitud y él sostuvo: “¿Hasta cuándo tenemos que preguntarnos dónde está Santiago?”. Cerca del cierre del acto, Sergio agradeció a las organizaciones políticas y sindicales que se movilizaron, no sólo en ésta capital sino también en distintos puntos del país y el mundo. Volvió a agradecer a los organismos de derechos humanos y, muy especialmente a la comunidad mapuche.

Se despidió gritando: “¡Santiago Maldonado!”, “¡Presente!”, le respondió la Plaza. “¡Santiago Maldonado! ¡Presente! ¡Ahora y siempre!”, concluyó.

Una vez terminado los discursos, PEZ fue la encargada de dar cierre a una tarde noche, hasta ese momento tranquila. Luego de un arrollador set de seis canciones, la banda liderada por Ariel Sanzo, se despidió evocando la consigna del día: la aparición con vida de Santiago.

Ya terminado el acto, por las clásicas avenidas comenzó una lenta desconcentración. Cuando quedaban pocas personas en la zona, la Policía comenzó una brutal cacería de todos aquellos manifestantes que se encontraban en las inmediaciones.

Los carros hidrantes apostados sobre la calle San Martín, el excesivo armamento de los uniformados, las decenas de policías de civil y los golpes a trabajadores de prensa, fueron algunas de las respuestas que el Estado, comandado por Mauricio Macri, le dio a aquellos cientos de miles que se movilizaron.

Treinta personas fueron detenidas e incomunicadas como resultado de la razzia policial hacia quiénes marcharon a exigirle al Estado una respuesta sobre la situación de Santiago Maldonado. Porque a Santiago se lo llevaron con vida y con vida lo queremos.

Raúl Cano – @RauloCano

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