27 agosto, 2017
¿Pablo o Escobar?
Este 1ro de diciembre el narco colombiano Pablo Escobar cumpliría años. El 2, además, se cumple un nuevo aniversario de su muerte durante un tiroteo con las Fuerzas Armadas y paramilitares que colaboraban con ellas para capturarlo. En los últimos años la curiosidad sobre este personaje ha crecido de la mano de dos series que captaron la atención del público: «El patrón del mal» y la estadounidense «Narcos».

Este 1ro de diciembre el narco colombiano Pablo Escobar cumpliría años. El 2, además, se cumple un nuevo aniversario de su muerte durante un tiroteo con las Fuerzas Armadas y paramilitares que colaboraban con ellas para capturarlo. En los últimos años la curiosidad sobre este personaje ha crecido de la mano de dos series que captaron la atención del público: «El patrón del mal» y la estadounidense «Narcos».
Es inevitable comparar a Narcos, uno de los tanques de Netflix, con su versión colombiana El patrón del mal. Desde Notas no pretendemos saldar la discusión entre cuál de las dos es mejor, primero porque sería derramar subjetividad y segundo porque no parece a simple vista una tarea tan sencilla. Simplemente nos detendremos en aspectos puntuales sobre los cuales se pueden trazar paralelismos, partiendo de la base de reconocer que se trata de dos formatos bien distintos, con lo cual corremos el riesgo de estar mezclando mazamorra con sancocho.
¿Serie o telenovela?
Empecemos por ahí ya que hablamos de géneros. El Patrón del mal es sin más vueltas una telenovela, producida por la Televisora Caracol, y con ella tiene todos los vicios de un culebrón. Eso incluye innumerables sub-tramas; música incidental para cada tipo de clima; y un desarrollo acorde con la típica tira diaria de una canal de televisión (que en su reedición para Netflix quedó en 74 capítulos).
Narcos, en cambio, es una superproducción que entrega sus temporadas completas con toda la lógica marketinera de la N roja a la cabeza, con explosiones por doquier, con mucho menos desarrollo de personajes, pero con una realización más cuidada, secuencias casi cinematográficas, y con finales de capítulos más pensados en clave con la trama dramática, con la idea de atrapar al espectador. En eso digámoslo claramente: Narcos gana con comodidad.
¿Reparto o decorado?
Sin perder ninguna de las dos la identidad desde la que construyen sus relatos, la versión colombiana cuida mejor los papeles de sus intérpretes.
Es muy notoria la diferencia (a su favor) de personajes como el de Enilda (Hermilda Gaviria, la madre de Escobar) y de “Patico” (María Victoria Henao Vallejos, su esposa en la vida real). La telenovela se toma el tiempo de desarrollar sus historias, sus personalidades, y más allá del grado de veracidad en relación a los hechos reales, cada una de las personalidades es resultado de un recorrido que las fortalece.
Sucede también con los sicarios “El Chili” (en El Patrón…) y “La Quica” (en Narcos), que si bien no representan al mismo personaje están puestos a funcionar como “la mano derecha” del capo narco. En el primero de los casos la actuación de John Jairo Arias se destaca muy por encima de la de Diego Cataño, aunque no sea algo tan evidente por las condiciones de cada actor sino por la elección de los autores en términos de lo que planteamos anteriormente.
En la versión norteamericana el foco está puesto claramente en Escobar y en los dos agentes de la DEA que llevan adelante la investigación, el resto parece puesto allí a cumplir su única función de acompañamiento, lo que sumado a interpretaciones poco convincentes, o incluso a la elección de algunos interpretes que habíamos visto en El Patrón… cumpliendo otras funciones, por momentos hace resbalar con torpeza algunos pasajes de la serie.
La banda de sonido y los clichés
Volviendo a los puntos fuertes de Narcos, sin dudas la música es otro de ellos. Como en casi todo lo que hace Netflix se apoyan en una banda que acompaña, matiza, y viste con lujos la narración. Empezando por Tuyo, compuesto e interpretado por el brasileño Rodrigo Amarante en exclusiva para la serie, pero incluso mezclando salsa, baladas, ochentosos y hasta llegar a arriesgar con tangos muy puntuales en montajes paralelos muy bien logrados. En El patrón… solo nos quedamos con la canción de Yuri Buenaventura “La última bala” que le da vida a una muy buena apertura, pero el resto de las ambientaciones están acompañadas por melodías que a los pocos capítulos terminan por agotar en su insistencia.
Bajada de línea y/o sentido histórico
Entrar en el terreno desde el cual se posiciona un autor o una producción basada en hechos reales y, en este caso, dramáticos, tétricos o todos los calificativos que le quepan a la vida de un país que vivió preso de la voluntad de un tipo como Escobar, excede largamente los propósitos de esta publicación.
Lo que sí podemos hacer es ir a los hechos sobre los que se apoya cada una de las producciones: El patrón del mal está basada en el libro La parábola de Pablo, del colombiano Alonso Salazar y tiene por consecuencia una mirada más local del asunto, en donde incluso la participación de la DEA y el aporte yanqui a la captura final del “villano” aparece en el desenlace del recorrido. Por el contrario, Narcos nos deja claro desde el minuto cero quién nos va a contar la historia. Y en eso no falla, como en toda producción norteamericana sabemos por dónde viene la mano.
Ejemplifiquemos: El militar que se “excede” en los operativos en Medellín es colombiano pero nunca un oficial de la DEA; el informante dentro de esa fuerza que le da información al Cartel de Medellín es norteamericano, pero bueno “lo perdonamos porque es un buen hombre que quiso colaborar y lo necesitamos para la tercera temporada”; y que el principal comprador de cocaína sea EE.UU. nos damos el lujo de decirlo pero así como quien no quiere la cosa. Está claro, no le pidamos algo que no nos van a dar pero no está de más dejar en claro quién nos cuenta el cuento.
Pablo o Escobar
El punto que le da vida a esta nota. Definitivamente en la versión norteamericana el personaje que protagoniza esta historia está construido de una forma más desapegada. Casi no hay lugar para la empatía, para las lágrimas, algo que sí sucede en la mirada de la Televisora Caracol.
No se trata de defender a un tipo como Escobar. Se trata de analizar con qué herramientas se construye ese relato. Y un claro punto a favor de El patrón… es que Andrés Parra interpreta un personaje sólido, con estereotipos y exageraciones típicas del género pero es definitivamente más verosímil que su par brasileño Wagner Moura que, si bien con el correr de los episodios va creciendo en credibilidad, arranca con una tonada que podría ser de cualquier nacionalidad, menos colombiana.
Nobleza obliga, estamos más que acostumbrado a que nos “mientan” con estas cuestiones. Como las historias las cuentan los que ganan (o los que tienen los recursos para hacerlo, que es casi lo mismo), nos hemos cansados de ver personalidades de nuestra historia hablando todos un mismo idioma.
Ahora sólo queda esperar. El viernes primero de septiembre Narcos sigue su recorrido y esta vez será el turno de Javier Peña (Pedro Pascal) a la caza del Cartel de Cali, con un elenco que suma estrellas de la industria para darle más peso. Entre ellos se destacan Miguel Ángel Silvestre (Velvet) y el grandísimo Javier Cámara (Hable con ella).
Federico Piva – @fedep81
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