Europa

27 agosto, 2017

Barcelona marchó sin miedo contra el terrorismo y la venta de armas

Medio millón de personas se movilizaron en la capital catalana para repudiar los atentados. Una gran cantidad de personas cuestionó la relación del rey con la monarquía saudí y el rol del Estado en la venta de armas.

Bajo el lema “No tinc por!” (¡No tengo miedo!), el pasado sábado Barcelona clamó su rechazo a la violencia y homenajeó a las víctimas de los atentados ocurridos en Las Ramblas y Cambrils el pasado 17 de agosto.

La manifestación convocada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya (gobierno catalán), fue encabezada por los comerciantes y equipos de emergencia: servicios sanitarios, bomberos, policías locales, mossos d’esquadra (policía autonómica) que fueron quienes asistieron a las víctimas en los primeros momentos y quienes recibieron los mayores aplausos a lo largo de la jornada.

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En segundo plano la marcha contó con la presencia de políticos, representantes de las instituciones del Estado y del rey Felipe VI, quien a pesar del fuerte cordón policial, fue junto con el presidente del Gobierno Mariano Rajoy y el Partido Popular (PP), fuertemente abucheados a su llegada y cada vez que aparecían en las grandes pantallas instaladas a lo largo del recorrido.

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La polémica se instaló cuando la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), partido de izquierdas, de organización asamblearia e independentista, tomó posicionamiento público respecto a algo sobre lo que muchos ya venían cuestionando. Tal y como apuntó la diputada Mireia Boya en una entrevista en Catalunya Radio, refiriéndose al rey Felipe VI y a las oligarquías del Estado español: “Todo el mundo sabe cuáles son las relaciones de amistad y económicas de la monarquía española con las monarquías pérsicas que son las que financian, ayudan y arman al Daesh”. Según informó esta semana el diario Infolibre: “España multiplicó por 30 la venta de armas a Arabia Saudí en los últimos cuatro años”. Finalmente, la CUP prefirió no asistir a la movilización de manera institucional y hacerlo junto con 170 entidades sociales que, vestidos de azul, pedían teñir la manifestación de ese color como acto de rechazo a un gesto que consideraron cínico.

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La manifestación estuvo mayormente formada por pancartas contra el monarca, en contra de la islamofobia y en favor de la paz, así como de esteladas (banderas independentistas de Catalunya). Se vieron también pancartas contra el trío de las Azores (José María Aznar, Tony Blair y George W. Bush) que fueron también señalados como responsables de la situación actual tras la invasión de Irak en 2004.notincpor02

Una importante presencia de personas musulmanas acudió con letreros rechazando la vinculación directa que algunos hacen del islam con el terrorismo.

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Ripoll, municipio de donde eran buena parte de los terroristas, también condenó los ataques y unas 2500 personas se concentraron delante del ayuntamiento. La hermana de dos de los atacantes pronunció un emotivo discurso en el que dijo: “No al terrorismo, no a la violencia y sí a la paz”, y quiso dejar claro que la incomprensión delante de los hechos es compartida. Añadió también que “hay que trabajar todos juntos para que esto no vuelva a ocurrir, para que nuestros jóvenes catalanes musulmanes no abracen ideologías perversas, que no tienen justificación ni explicación, y que nada tienen que ver con el islam ni la religión musulmana”.

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En Barcelona, se esperaba una asistencia masiva. Según la Guardia Urbana (policía local) fueron medio millón de personas que con una sensación térmica de 35 grados bajaron desde Jardinets de Gracia, pasando por el Paseo de Gracia hasta llegar a la Plaza Catalunya, muy cerca de Las Ramblas.

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Al final de la marcha, en Plaza Catalunya, se leyó un manifiesto en favor de la convivencia: “No tenemos miedo. […] Porque cuando nos golpeen, en lugar de dividirnos nos encontrarán más unidos en la defensa insobornable de la libertad y la democracia desde nuestra diversidad de culturas y creencias”. Y tras un sentido recital del poema de Josep Mª de Sagarra, La Rambla de les Floristes, finalmente se hizo silencio con la interpretación del Cant del ocells de Pau Casals, himno por la paz en todo el mundo.

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Una vez desconcentrada la manifestación, muchos participantes, incluyendo turistas, se acercaron a Las Ramblas hasta la altura donde quedó la camioneta del atentado, donde desde entonces hay un memorial a las víctimas, que de forma espontánea se fue formando con flores, escritos, velas y todo tipo de objetos. La gente siguió recorriendo Las Ramblas con un profundo respeto, como si en ello empezaran a recuperar la normalidad y recuperaran el espacio perdido.

Sarai Rua, desde Barcelona – @sarairua

Fotos: Sarai Rua

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