Educación y Ciencia

24 agosto, 2017

Seis claves para entender la Escuela Secundaria del Futuro

La Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC), al parecer, ya quedó vieja. Durante las últimas semanas empezó a conocerse una nueva reforma educativa que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere implementar en la escuela media. Se trata de la Escuela Secundaria del Futuro, enmarcada en el Plan Maestro, presentado hace unos meses por el Gobierno nacional.

La Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC), al parecer, ya quedó vieja. Durante las últimas semanas empezó a conocerse una nueva reforma educativa que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere implementar en la escuela media. Se trata de la Escuela Secundaria del Futuro, que se enmarca dentro del Plan Maestro, presentado hace unos meses por el Gobierno nacional.

Los documentos -que todavía son provisorios y van cambiando con el correr de las semanas- están siendo difundidos entre las conducciones de las escuelas y en reuniones con personal jerárquico. Los y las docentes se fueron enterando de a poco en algunos casos, a través de comentarios informales. Notas accedió a las propuestas de este plan del cual, si bien aún no se conoce la forma en la que será implementado, ya se pueden esbozar algunas líneas generales.

Los cambios concretos que el proyecto plantea pueden ser resumidos en seis puntos:

1- División de los contenidos

No será ya por materias sino por áreas (Sociales, Exactas, Comunicación y Orientaciones). Esta división se justifica con el objetivo de integrar y articular contenidos. Aunque no ha quedado del todo claro, se dejó saber que se trabajaría en parejas pedagógicas (ej. docentes de historia y geografía duplicarían su carga horaria trabajando en el mismo curso). Esta propuesta parte del supuesto de que hoy, tal como están planteadas, las materias no tienen articulación entre sí. Sin embargo, si bien esto no está garantizado, los docentes suelen trabajar en articulación con las demás materias de su área pedagógica.

2- Evaluación

Será por créditos y por áreas y no incluirá solamente notas numéricas. Aunque no está claro, a priori podemos pensar que este sistema -similar en principio al que utilizan actualmente algunas escuelas de reingreso- podría reducir la deserción, permitiendo que cada estudiante realice su propio recorrido y evitando la repitencia de todos los contenidos -aprobados y desaprobados- al tener que repetir un año entero.

3- Clases

Se dividirán en dos partes: un 30 % que consistirá en introducción de contenidos nuevos y un 70% de aprendizaje autónomo y colaborativo. Esta estipulación de porcentajes y división de los tiempos parte del supuesto -explicitado en los documentos- de que actualmente en la escuela secundaria todas las clases son “clases magistrales”, con una lógica unidireccional y con un rol pasivo de los estudiantes.

Sin embargo, ese supuesto es totalmente falso. Cualquier estudiante de pedagogía sabe que una “clase tipo” en escuela media tiene, como mínimo, una parte de introducción de contenidos y otra de práctica.

Pero además, en la realidad y debido a las distintas características de los cursos y estudiantes y a decisiones de los propios docentes, ese porcentaje de aprendizaje activo puede ser mayor o menor al mencionado. Por lo tanto, establecer porcentajes de tiempo sería sólo una formalidad que no cambiaría la estructura de una clase.

4- Docentes

Lo anterior resulta en un cambio efectivamente importante si permite constituirse como excusa para reformular (discursivamente) el rol docente y, como consecuencia de ello, sus condiciones laborales. La Escuela Secundaria del Futuro transforma a los docentes en “orientadores”, “facilitadores” o “tutores” (tres funciones que actualmente cumplen los profesores).

Como consecuencia de este cambio de denominación, se informó que cada institución podrá requerir “nuevos perfiles docentes”, con otras características distintas a las que hoy definen el ingreso de un docente al sistema educativo. ¿Qué pasará con los actos públicos y el puntaje que hoy determina quién puede tomar cargos docentes y quién no? Es una pregunta a responder.

Lo primero que podemos decir al respecto es que un antecedente de eliminación de este sistema podemos encontrarlo en la famosa “ley Abrevaya”, que anuló el proceso de conformación de Juntas de Clasificación Docente tal como estaba planteado hasta 2011. Otro dato a señalar son las condiciones precarizadas que enmarcan los trabajos de quienes hoy son tutores de distintas áres, profesores del Plan Fines o coordinadores de la jornada extendida; a través de contratos a término, sin vacaciones, estabilidad, ni aguinaldo.

5- Tecnologías

Habrá un porcentaje de aprendizaje autónomo y autorregulado a través de tecnologías que cada estudiante deberá llevar a cabo en su casa. Esta propuesta sería aplicable sólo en el caso de que todos los estudiantes de la ciudad tuvieran acceso a computadoras e internet, algo que hoy no sucede en gran parte de la población de escuelas públicas.

6- Quinto año

No está claro qué pasaría con los espacios curriculares del último año de la escuela. Los primeros documentos circulados expresaban que el 50% del tiempo sería de aprendizaje y trabajo en organizaciones o empresas, mientras que el otro 50%, de formación en emprendedurismo. Esto implicaría la eliminación de los contenidos que hoy se dictan en quinto año.

Un segundo documento menciona que estos espacios se crearán “además de los espacios curriculares propios del último año”, y que por otro lado se agregará una formación pre-universitaria o pre-terciara voluntarias, en la que el estudiante tendrá la opción de acreditar dos materias de la carrera que elija. Por lo tanto, no queda claro si el tiempo curricular de quinto año se dividirá entre emprendedurismo y trabajo en organizaciones o empresas o bien si esto se agregará a los contenidos hoy vigentes, además de la formación pre-universitaria.

En este último caso, resulta necesario repensar la organización de los tiempos escolares. Dejamos de lado en este artículo la mención a la formación de mano de obra barata, bajo el criterio de esperar a conocer de qué se trata realmente esta propuesta de manera definitiva.

Es imprescindible destacar, por otro lado, que -a modo de ejemplo- en historia del último año de la escuela media se aprenden los procesos históricos de la Argentina del siglo XX mientras que Literatura de quinto año consiste en literatura argentina y latinoamericana. Está claro que éstos no son contenidos cuya eliminación resulte gratuita para la formación de nuestras futuras generaciones.

Leticia Garziglia – @letigarziglia

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