Cultura

6 agosto, 2017

Dunkerque: Nolan reescribe la historia

En una película visualmente impecable, Nolan decide recortar de manera brutal la historia de la Operación Dínamo encarada en conjunto por franceses e ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. La visión del director borra la participación de su aliados y las colonias inglesas para elevar a niveles absurdos el heroísmo de la nación británica.

En una película visualmente impecable, Nolan decide recortar de manera brutal la historia de la Operación Dínamo encarada en conjunto por franceses e ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. La visión del director borra la participación de las colonias inglesas y sus aliados franceses y belgas de la narración para elevar a niveles absurdos el heroísmo de la nación británica.

George Orwell escribió en su novela 1984 que la historia la escriben los que ganan. Parafraseando al escritor británico podríamos pensar qué pasa cuando los vencedores son varios y uno de ellos vuelve sobre esa historia para contarla de nuevo. Eso es lo que Christopher Nolan propone en Dunkerque.

La última película de uno de los directores más talentosos de Hollywood es una mentira que brilla.

Miente, porque recorta de manera burda la verdad histórica de los acontecimientos de la evacuación de las tropas aliadas de la región francesa de Dunkerque. Brilla, porque su estética de filmación es excelente.

Analicemos primero sus mentiras. Esto no es Batman, ni Memento. El cine tiene un contrato moral con la historia. En la ficción vale todo, pero cuando se aborda un tema histórico desde un plano de seriedad y verosimilitud, como el que intenta Nolan, las reglas de lo ocurrido no permiten modificaciones groseras.

El director no solo mete mano en la historia, sino que la manosea. La realidad indica que la Operación Dínamo comenzó el 26 de mayo y terminó el 4 de junio de 1940. Consistió en la evacuación de más de 300 mil soldados franceses, belgas, ingleses y aliados de sus colonias de una muerte segura a manos del ejército nazi. Una guerra que todos pelearon. Una operación franco-británica que Nolan reduce a los ingleses. Los franceses son relegados a un papel menor, casi sin trascendencia.

“¿Qué pasó con los 40 mil franceses que defendieron  la ciudad para hacer posible la evacuación?”, se preguntó el diario Le Monde, como si el “espíritu de Dunkerque” que traslucía valores como la cooperación y la hermandad entre países hubiera sido reemplazado por el “espíritu Brexit”: los ingleses son mejores si están solos.

No solo es un recorte, sino un vaciamiento. La película evita mostrar a los nazis de una manera sospechosa. Ese elemento no colabora con el contexto y le resta peso al filme. El enemigo podría ser cualquiera: los chinos, los rusos o una invasión alienígena, da lo mismo. El foco está puesto en lo británico. Esa palabra es para Nolan sinónimo de “todo”, entendido como un absoluto heroico indivisible.

Narrada de manera impecable desde una perspectiva aire-agua-tierra, persigue tres historias paralelas. Resulta imposible aburrirse con la variedad y perfección de los planos (sobre todo los aéreos), la crudeza de los bombardeos y  la alta calidad actoral encabezada por Mark Rylance (El Puente de Los Espías, El Gran Pez) y uno de los fetiches de Nolan: Tom Hardy (Inception, Dark Knight Rises). En Dunkerque se cuenta una mentira sólida. Si remitiera solamente al plano de la ficción sería una película perfecta.

Mariano Cervini – @marianocervini

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