1 agosto, 2017
La Constituyente da vuelta la página en la disputa venezolana
Por Julián Aguirre, desde Caracas. El gobierno logró una victoria táctica que le permitirá ganar tiempo para reestabilizar un escenario político marcado por el estancamiento y la escalada de violencia. La oposición afronta una crisis ante la confirmación de que fuera de los discursos grandilocuentes con los que anuncia la caída inminente del gobierno, el chavismo sigue mostrando fortaleza.

Por Julián Aguirre, desde Caracas. Hasta entonces dispersas por el desgaste sostenido durante los últimos años, las bases del chavismo respondieron con una sorprendente capacidad y cohesión para proteger la continuidad del proyecto bolivariano. Apelando a un elemento central -la democracia participativa y protagónica- dentro de la cultura política cultivada por el chavismo, el gobierno pudo retomar la iniciativa y canalizar el conflicto a través de la participación de masas. Quedará por ver cómo asume la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el rol de un suprapoder para legislar mientras funcione.
Aire ganado
No sólo se soportó la presión externa, también contuvo un escenario que amenazaba con la fractura institucional y territorial del país. Como demostración de fuerza, la elección superó por 900 mil votos al “plebiscito” opositor del domingo 16. Cabe considerar que las cifras ofrecidas por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) son inverificables ya que optaron por quemar los libros de actas. Supone una inyección de ánimo y un respiro entre tantos embates recibidos.
El intento de impedir la votación (con un saldo de varios muertos) no se tradujo en la desestabilización general anunciada por la oposición ni redujo el ímpetu del chavismo por alimentar la participación, expresión del grado de hegemonía cultural construida en estos años. En algunos Estados como Táchira y Mérida se presentan un cuadro de situación delicado con grupos armados opositores enfrentando en escaramuzas a las fuerzas de seguridad y amedrentando a la población. Pero estos siguen siendo hechos puntuales en focos aislados.
El escenario de guerra sólo existió en el sesgo con el que la mayoría de los medios de comunicación internacionales cubrieron el proceso. En medio de un clima general de resignación entre los opositores, la jornada de protestas convocada para el lunes siguiente a la votación fue igual de fallida que las que precedieron al domingo.
Más de cuatro meses de acción insurreccional sin resultados tangibles ha minado la reputación de la dirigencia opositora frente a sus propios partidarios. La MUD ha desgastado su capital político. Su intransigencia y la incitación (por acción y omisión) a la violencia acabaron por alienar el apoyo que recibía de sectores más indecisos y moderados. Muchas personas no chavistas acudieron a las urnas el 30 como reacción contra la violencia.
La escalada de violencia ha dejado secuelas en el tejido social del país. El acoso y la repetición de escenas de extrema brutalidad como los linchamientos, la quema de personas y otros crímenes de odio a manos de grupos opositores hicieron repensar a mucha gente sobre el curso que estaba tomando la situación.
Tensar la soga
Por el momento, el fracaso de la oposición venezolana ha motivado a sus aliados externos a tomar cartas en el asunto con un conjunto de represalias diplomáticas y económicas. Que la atención de la disputa vuelva al terreno diplomático y mediático internacional. Con su amenaza de extender la presión con acciones contra PDVSA y con mayores restricciones al acceso al alimento, Washington tienta la posibilidad de profundizar la crisis social al estrechar la soga sobre la economía venezolana.
Está dentro de las posibilidades que estos gobiernos transfieran su reconocimiento a un gobierno paralelo provisional establecido por la MUD. Esto ya asomó cuando después del “plebiscito” del 16 de julio, el liderazgo opositor procedió a nombrar unilateralmente su propio cuerpo de magistrados, lo que dejó en claro que el plan opositor supone una ruptura de la institucionalidad. Sin embargo, este germen de Estado paralelo careció de la fuerza y legitimidad suficiente para concretarse, por el momento. ¿Se demarcará de la violencia siendo que esta no le ha resultado, o buscará dar un salto en la misma?
Cambios, continuidades y puertas abiertas
Si la apelación a la paz surte el efecto de estabilizar el escenario, el gobierno habrá conseguido tiempo muy necesario. Aún debe elaborar y comunicar una estrategia para abordar a los problemas de urgencia que han minado su legitimidad frente a algunos sectores. Entre estos se hallan la corrupción, el burocratismo y la ineficacia en la gestión pública, la inseguridad y la reactivación económica. La Constitución podrá reconocer el derecho inalienable a la salud, la alimentación, el trabajo, pero su realización depende de la economía y política.
También se encuentra el estancamiento del proceso de traspaso de funciones de la vieja estructura estatal a las formas organizadas de poder comunal y poder popular. La participación masiva que desactivó la agenda opositora no implica un cheque en blanco, sino más bien reclama un compromiso. El gobierno deberá ser capaz de canalizar apropiadamente (y con resultados concretos) las expectativas y reclamos volcados por la constituyente.
En ese sentido, la riqueza de las reformas aplicadas al texto constitucional dependerá de la representación que se refleje en la ANC. ¿Será la Constituyente una medida defensiva exitosa pero reproducirá una visión lineal oficial del chavismo? ¿O más bien contemplará y sintetizará la diversidad y complejidades de un movimiento tan vasto?
En agosto deberán presentarse las candidaturas para las elecciones regionales de diciembre donde se definirán alcaldías y gobernaciones. No es algo garantizado que la participación del domingo pasado se traduzca en un apoyo a las gestiones locales. ¿Elegirá la MUD volcarse a la carrera electoral bajo los términos del gobierno? Sería un reconocimiento implícito del fracaso de su agenda destituyente. Estas elecciones sentarán la nueva correlación de fuerzas sobre la que transcurrirá 2018 y la elección de presidente.
@julianlomje
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