17 julio, 2017
Gatillo fácil: a Cristian Medina «lo dejaron morir como a un perro»
Este sábado por la madrugada, un oficial de la Policía de la Ciudad, Adrián Otero, asesinó a Cristian Toledo Medina, de 25 años, tras un altercado de tránsito. La familia y vecinos del joven, al igual que dos amigos suyos, testigos del crimen, afirman que se trató de una “cacería”.

Este sábado por la madrugada, un oficial de la Policía de la Ciudad, Adrián Otero, asesinó a Cristian Toledo Medina, de 24 años, tras un altercado de tránsito. La versión oficial habla de un supuesto intento de robo pero la familia y vecinos del joven afirman que se trató de una “cacería”, al igual que dos amigos suyos, testigos del crimen.
Ocurrió en el barrio de Barracas de la Ciudad de Buenos Aires. En la intersección de las calles Australia y Vélez Sarsfield se produjo una discusión vinculada a cuestiones de tránsito. La situación se puso álgida. El oficial de la Policía, integrante del cuerpo de Bomberos, comenzó a perseguir con su vehículo y a los tiros al auto de los tres jóvenes que volvían de bailar. Uno de los ocho disparos impactó en el cuerpo de Cristian, ferretero de profesión y habitante de la Villa 21-24.
Tras seis cuadras de persecución, al llegar a la calle Santo Domingo, el conductor, Daniel, perdió el control del auto. Estaba agachado para protegerse de los disparos.
“Ahí es donde este bombero integrante de la policía sale con su arma, los empieza a insultar, los saca del auto, los tira al suelo, los esposa y ahí se empieza a acercar la gente”, contó a “Con el pie izquierdo” (Radio Sur 88.3) Alejandro, integrante de la Red de Organizaciones contra la Violencia Institucional. “Que se hayan acercado esos vecinos quizás impidió que se transforme en una tragedia aún mayor”, agregó.
Otero -que estaba de civil- le decía a la gente que los rodeaba que los jóvenes “eran chorros, que venían robando”, relató Alejandro. “Dejalo que se muera, total ya me arruinó la vida”, gritaba el policía cuando Daniel y Carlos pedían una ambulancia para su amigo Cristian. Insistían, mientras Otero pedía refuerzos. “¿Para qué quieren una ambulancia si tu amigo ya está muerto?” fue la respuesta policial.
Daniel y Carlos, únicos testigos del asesinato, quedaron demorados en la Comisaría 30 y recién fueron liberados horas más tarde. Otero fue trasladado al Hospital Churruca y luego quedó detenido.
“Gendarmería intervino en las pericias”, contó a “Llevalo Puesto” (FM La Tribu 88.7) Nacho Levy, integrante de La Garganta Poderosa. “Los amigos y familiares que llegaron a tiempo pudieron filmar cuando levantaron el arma, faltaban ocho municiones en el cargador de Otero”, añadió. Además, detalló que en su auto se encontró gas pimienta y un cuchillo. “No hay armas secuestradas, no hubo un robo”, remarcó.
La causa está a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Nro. 11 y está caratulada como homicidio y tentativa de robo. El propio juzgado definió el apartamiento de la Policía de la Ciudad y en teoría se están iniciando las investigaciones. “Sólo pueden llevar a un puerto porque es evidente lo que sucedió”, afirmó Levy.
“Nos arrebataron un amigo”
“Cristian era un pibe de barrio. Nació en Paraguay pero creció en la 21/24 desde muy chico. Hacíamos changas juntos y se unió a un proyecto de la ferretería. Era una persona honesta, trabajadora, cumplidora y se divertía como cualquier pibe”, contó en Radio Sur 88.3 Roque, su amigo y compañero de trabajo.
Otero -afirmó Roque- le “arruinó la vida” a la familia, vecinos y amigos del joven asesinado. “Lo dejaron morir como un perro”, afirmó. “Parece que encontró su cacería soñada: agarrar a tres ‘pibes chorros’”, indicó y respondió: “Pero Cristian no era ningún delincuente”.
Además, aseguró que “ni Rodríguez Larreta ni nadie del gobierno dio la cara”. “Lo único que pedimos es justicia”, declaró luego de denunciar que “hace rato que se ve en el barrio una represión indiscriminada. Estigmatizan mucho a los pibes del barrio. Por vestirse de una manera o tener un corte de pelo la policía lo ubica como un pibe chorro y se desata la cacería”.
Levy, por su parte, sostuvo que si “un asesinato a sangre fría” como este “hubiera sucedido en otro barrio sería tapa de diarios”.
«Desde hace 10 años, me cruzaba constantemente al ‘Paragüita’ jugando con sus amigos, cuando no estaba atendiendo el local, siempre tratando con respeto a todos sus vecinos. ¿Si laburaba? Claro que laburaba, por necesidad y por su inmenso sentido de la responsabilidad. Sin ir más lejos, era el encargado de la ferretería que está justo frente a nuestra iglesia», lo recordó el Padre Toto, cura villero de la 21-24.
En esa misma parroquia del barrio de Barracas, la de la Virgen de los Milagros de Caacupé, vecinos, familiares y amigos de Cristian, junto con organizaciones sociales se reunirán esta semana para delinear los pasos a seguir en el reclamo por justicia y para que no triunfe la impunidad.
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