Géneros

10 julio, 2017

La Nación contra la paridad de género

Este domingo La Nación, a través de un artículo editorial, defenestró las leyes de paridad y cupo femenino en las listas electorales, diciendo que la «acción positiva» no es necesaria ya que las mujeres pueden acceder a esos puestos si cuentan con «idoneidad y perseverancia». Una mirada meritocrática que ignora adrede las desigualdades sociales en materia de género.

Este domingo el diario La Nación, a través de un artículo editorial, defenestró las leyes de paridad y cupo femenino en las listas electorales, diciendo que la «acción positiva» no es necesaria ya que las mujeres pueden acceder a esos puestos si cuentan con «idoneidad y perseverancia». Una mirada meritocrática que ignora adrede las desigualdades sociales en materia de género.

«Colocar a un grupo en una categoría ‘protegible’ con vistas a una elección es discriminarlo. Mucho más cuando se trata de mujeres, cuyo avance hacia puestos de conducción a lo largo del tiempo no ha requerido de cupos, sino tan sólo de idoneidad y perseverancia», indica la nota editorial. Además, plantea: «Pretender establecer una ‘discriminación positiva’ en perjuicio de los varones no garantiza que ciertos lugares serán ocupados por mujeres conforme a su mérito o esfuerzo».

Por otro lado, remarca que es «fundamental preservar el valor del mérito como criterio de preferencia también en el ámbito político, aun cuando hoy se encuentre degradado». Y que «el igualitarismo a ultranza lo abomina, pues descree del esfuerzo individual como motor del bienestar general». Al mismo tiempo, equipara este tipo de políticas afirmativas, que suponen, para el centenario diario un «conflicto de valores», con el garantismo, el acceso irrestricto universitario y la calificación de los alumnos en las escuelas.

Se trata de una mirada que desconoce que, como plantea María Florencia Alcaraz en un artículo publicado en LatFem, «la falta de paridad y la subrepresentación de las mujeres, lesbianas, travestis y trans en la política tradicional debe ser leída en una cadena de desigualdades y obstáculos que los varones no tienen en su camino al ejercicio del poder: la brecha salarial, el trabajo doméstico no remunerado y las tareas de cuidado, las tasas de desempleo, pobreza y trabajo informal».

Paridad de género es más democracia

Cuando en 2016 se aprobó en la provincia de Buenos Aires la ley de Paridad de Género para las listas electorales provinciales, desde Notas recordábamos que hace 25 años en la Argentina se sancionaba la ley que establecía un cupo del 30% de mujeres en las listas legislativas. Fue el primer país en tomar una medida de ese estilo. En ese entonces, como explicaba Lucía Martelotte, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), había menos del 5% de mujeres en el Congreso y en la actualidad la proporción es de casi el 38%.

Pero se llegó a un techo. “La tendencia se estancó a partir de 2007”, afirmaba la especialista. “La experiencia nos muestra que hasta que no hubo una ley de cupo no hubo una cantidad respectiva de mujeres en las listas. Ahora eso se ha convertido en un techo. Difícilmente encontremos listas que tengan más de un 30% de mujeres”, aseguraba Natalia Gherardi, otra integrante de ELA, sobre la legislación vigente para cargos en el Congreso de la Nación.

La discusión, decía Gherardi, tiene que ver con “mejorar la calidad de la democracia, con una representación más diversa y más plural por lo menos en términos de género”.

“Es por una cuestión de justicia”, sumaba Martelotte. “Las mujeres somos más del 50% de la población y sin embargo estamos subrepresentadas en todos los espacios de toma de decisión”, subrayó y aseguró que el principio paridad lo que haría es “hacer efectivo el principio de igualdad que está consagrado en nuestra Constitución”. “Es lo que nos permitiría efectivamente que las mujeres contemos con las mismas condiciones que los varones para ser representantes en política”, agregaba también.

Al analizar el Directorio Legislativo se puede observar que las mujeres legisladoras tienen casi en un 10% más títulos superiores que los varones. En el caso del Senado, el 90% de las senadoras tienen títulos de educación superior y en los varones es el 69%. “Se nos exige más formación para llegar a los mismos puestos”, planteaba Martelotte.

Por su parte, la politóloga María Elena Martin, también afirmaba a Notas en relación al tema, que «la paridad no es un aumento del cupo sino que se trata del reconocimiento de la ciudadanía femenina en igualdad de condiciones con los varones. Es el reconocimiento del hecho de que las mujeres constituyen el 50% de la sociedad».

Foto: DyN

 

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