Batalla de Ideas

7 julio, 2017

La bicicleta y la movilidad popular

Por Irene Fernández. El gobierno nombró a la arquitecta María Belén Cardasz como directora de Movilidad en Bicicleta del Ministerio de Transporte. Más allá del abultado salario que cobrará, que fue noticia durante todo el jueves, ¿realmente se promueve el uso de bicicleta?

Por Irene Fernández. El gobierno nacional realizó un nuevo nombramiento para llenar el cargo de una Dirección creada el año pasado, pero que se encontraba vacante. Es el de la arquitecta María Belén Cardasz como directora de Movilidad en Bicicleta del Ministerio de Transporte. Más allá del abultado salario que cobrará, que fue noticia durante todo el jueves, ¿realmente se promueve el uso de bicicleta?

En épocas de elecciones, se ve una batalla tácita que se libra entre dos modelos. Uno que prioriza el automóvil, como símbolo de progreso y otro que prioriza la bicicleta, como ícono del transporte ecológico. El problema es que en esa batalla falaz perdemos la posibilidad de ver un espacio vial justo y equitativo.

Las muertes y la inequidad vial

Parte de los grandes males que ha traído el automóvil son la ocupación inequitativa del espacio, las muertes, debido a altas velocidades y la contaminación, y la violencia y deshumanización del espacio vial.

En este terreno, el gobierno ha realizado acciones positivas aisladas. Y a su vez, ha castigado a la gran masa que se traslada en transporte público con aumentos que hacen que trasladarse se convierta en un lujo.

Entonces, si bien en una visión total promocionar la bicicleta, un carril preferencial como el metrobús o la peatonalización del área microcentro es algo positivo, cuando vemos la foto general no se atacan de raíz los problemas que nos ha traído una visión auto-centrista.

El automóvil individual tiene un uso preferencial del espacio por encima de todos los otros medios. Se le da el mismo o más espacio que al transporte masivo, como colectivos o trenes. Y se lo prioriza por encima de vehículos que ocupan un espacio más acorde a la cantidad de personas que transportan, como la bicicleta.

Vemos constantemente automóviles estacionados en veredas, plazas, ciclovías y otros espacios peatonales que tienen prohibido. En el microcentro siguen circulando con velocidad los automóviles y taxis, aunque se hizo una gran inversión para peatonalizar todo el área. No tienen prioridad real ni peatones ni bicicletas; como siempre, el auto se impone por fuerza y peligrosidad.

Las altas velocidades sumadas a la gran masa que trasladan los motorizados matan más de 7 mil  personas por año en Argentina, según la asociación civil Luchemos por la vida.

Son aplaudibles las acciones que promueven un vehículo con poco peso y baja velocidad como la bicicleta. Pero el peligro de circular entre vehículos rápidos, pesados y peligrosos es el mayor desincentivo.

El perjuicio silencioso a la salud que representa la contaminación por gases de la combustión es otra de las consecuencias de las que no se habla y tampoco se castiga.

Algunos de estos comportamientos se penalizan a través de multas, pero el hecho de que estas cifras no decrezcan demuestra que estas medidas son completamente inútiles, excepto en su espíritu recaudatorio.

Además, faltan datos oficiales en estas áreas que ayuden a definir políticas de impacto real.

Entonces lo que a primera lectura parece una fuerte política de movilidad, son en realidad acciones superficiales y cosméticas que no colaboran a un ambiente vial más equitativo y pacificado.

El transporte automotor individual debe desincentivarse y las políticas de movilidad deben tener en su eje al transporte masivo y a los medios que colaboran a un espacio más humano y equitativo, ya no como gestos, sino en acciones de impacto real.

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