Batalla de Ideas

25 junio, 2017

Ella y nosotras: el imán de Cristina

Por Diana Broggi. Cristina y las figuras femeninas en la política. Candidatas, capitanas y lideresas construyendo un rol en la Argentina del Ni Una Menos.

Por Diana Broggi. La existencia de mujeres empoderadas en la arena política, ¿es un dato de la realidad marketinera/twitera/ facebookera? ¿Es un plus duranbarbista de la época? Una respuesta posible está al alcance de la mano siempre y es la que parte de una idea de justicia en la historia, diciendo que las mujeres no llegamos ayer a la política y que no necesitamos (por ejemplo) de una ley de paridad en la provincia de Buenos Aires para ocupar los lugares que nos pertenecen. En el fondo todas sabemos que es así, pero no tanto. Y que en verdad obvio que nadie nos regala nada, que bien ganados tenemos nuestros lugares. Pero todavía el machismo maneja las lapiceras que arman listas y distribuyen lugares.

La escena bonaerense bien sabe de todo esto, sin embargo, vale atreverse a pensar que el triunfo de María Eugenia Vidal en 2015 expresa la necesidad de otros perfiles que puedan contener los descontentos y las expectativas de la gente. Bien lo sabe la derecha y así crea la trampa de Vidal que es ineludible: la mujer comprensiva, conciliadora y carismática que se anima a enfrentar a los v(b)arones del conurbano. A un año y medio de su triunfo es una de las figuras con mayor imagen positiva y es la ejecutora de lo peor del neoliberalismo en la provincia de Buenos Aires.

Indudablemente repensar los liderazgos femeninos es tarea de una época signada por el protagonismo en alza del movimiento de mujeres y feminista en el mundo y en particular en la Argentina. Donde un clima cultural empuja con la fuerza del Ni Una Menos reclamando lo que nos pertenece y haciéndonos cargo de la fuerza que podemos proyectar en todos los planos. Por eso, el terreno electoral no nos es ajeno ni secundario y hay un nosotras que pasa cada vez más al frente.

En esta condición de realidad, la hegemonía varonil y masculina parece corrida de plano. En la provincia de Buenos Aires asistimos al fenómeno de un Ella que todo parece imantar: hay en Cristina Fernández una combinación de líneas de fuerza que pueden confluir en distintos planos de la opinión pública y generar efectos diversos, pero su referencia antineoliberal inventa una escena que moviliza e invita a pensar.

Liderazgos vitales y no vitalicios

Cristina capitana, Cristina jefa, Cristina líder, Cristina candidata, son algunas de las formulaciones que gravitan con peso en los imaginarios y en la realidad inmediata de miles de personas que cifran en ella la posibilidad de un freno a las nefastas políticas de Cambiemos.

Cristina candidata ha demostrado ser versátil y su rol en el acto de Sarandi lo demuestra: intentando romper con la excepcionalidad de su figura, abre un dialogo con personas reales, con la gente de a pie y conecta con sus historias y sufrimientos producto de las políticas de este gobierno.

Su rol progresivo como mujer en la política es una variable que ubica actores y actrices. Es una variable en el ejercicio de poder y funciona como marco de representaciones con las cuales es preciso dialogar. Cristina representa mucho más de lo que es. La potencia de su figura condensa lo mejor de lo posible en la etapa anterior y, en la actual, su liderazgo es una oportunidad abierta para la construcción de una agenda de demandas populares ya en curso y expresadas en masivas movilizaciones.

“Cristina representa más de lo que es” significa que en la complejidad de lo abstracto que puede parecer lo que alguien “representa” radica la masividad y aceptación de su figura. Luego la materialidad del “es” o qué “hace” también se expresa en un con quienes y cómo construye su lugar en la política, en función de qué proyecto e intereses en danza.

Pero hacer memoria minuciosa no combina con la anticipación para hacer política de masas. Y poder entender los fenómenos identificatorios que promueven las mujeres en la política nos invita incluso a trascender de los carpetazos y pases de factura. Las feministas populares sabemos que siempre hay que saber ver cuando se abren posibilidades de caminos entre discursos y registros de la política que puedan ser disruptivos y que interpelen desde la centralidad de una de nosotras y viceversa.  Sabemos también que no hace falta ningún carnet de feminismo para reconocer incluso a quienes se sienten interpeladas por él, y por eso es saludable que Cristina reconozca su referencia más allá de que se asuma o no como mujer feminista.

Pasadas algunas horas de los armados y presentaciones de las listas electorales ya es oficial la candidatura de Cristina Fernández a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, una apuesta contundente finalmente develada luego de incógnitas y especulaciones. Su candidatura es un piso alto para las tareas defensivas de esta etapa en el terreno electoral, y se inscriben en paralelo las candidatas en listas provinciales antineoliberales con vocación de poder.

En la urgencia programática que impone el Ni Una Menos y el derecho al aborto (entre muchas otras deudas y exigencias), nuevas mujeres e identidades diversas se han sumado a la tarea del protagonismo electoral: ellas, nosotras, jóvenes, militantes, capitanas de equipos en la provincia de Buenos aires que con la brújula del trabajo e inserción real conectan con las identidades marcadas por la historia y la materialidad del día a día.

Para nosotras, para ellas, Cristina es una referencia de liderazgo desde la cual es posible impulsar un más allá de los techos posibles, un mínimo común en el acervo simbólico de la época, un liderazgo que puede ser vital y nunca vitalicio porque nos permite interpelarla y desdibujar el techo de sus representaciones con el feminismo como herramienta.

Foto: Gustavo Pantano

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