15 junio, 2017
Clásicos de cine soviético: Pasaron las grullas
Coincidiendo con el proceso de apertura política que sucede en la Unión Soviética luego de la muerte de Stalin, en 1957 se estrena Pasaron las grullas (en ruso, Летят журавли, Letyat zhuravlí), dirigida por Mikhail Kalatozov.

Coincidiendo con el proceso de apertura política que sucede en la Unión Soviética luego de la muerte de Stalin, en 1957 se estrena Pasaron las grullas (en ruso, Летят журавли, Letyat zhuravlí), dirigida por Mikhail Kalatozov.
Es una historia sencilla. El inicio de la guerra motiva la separación de una joven pareja que estaba pronta a casarse, Verónica y Boris. Él es convocado y enviado al frente de batalla donde resulta muy mal herido. Ella continúa en Moscú. Un bombardeo mata a los padres de la muchacha y destruye su casa. La acogen los padres de su novio. Un primo de este la acosa constantemente. Finalmente accede y se casa con él luego de una confusa escena, en la cual no falta la violencia y en la que ella termina desvanecida.
Pese a todo y a la ausencia total de noticias de Boris nunca abandona la esperanza de volver a verlo. Con el avance de las tropas enemigas debe huir hacia Siberia. Harta del maltrato de su marido, Verónica lo abandona. En el final de la guerra, otra vez en Moscú, va a recibir los trenes que retornan del frente con soldados, con la ilusión de encontrar a Boris, pero un amigo le informa que su antiguo novio murió.
Pese a su sencillez, la estructura dramática y la puesta en escena representan una innovación no solo para el cine soviético. La construcción de la historia requiere la necesaria participación del espectador. Hay pequeñas partes de la historia que no aparecen en escena, motivaciones que no se explican, aparecen conductas que no se esperaban.
Además de las novedades en las formas de desarrollar la trama, la película contiene elementos que muestran un nuevo aire en la atmósfera política de la URSS: chistes acerca de la productividad, pequeñas bromas sobre el Partido, algún funcionario un poco corrupto y de conductas un poco disolutas, un final con banderas rojas sin distintivos de hoces y martillos. Llama la atención que el enemigo (supuestamente Alemania) no aparece en escena y ni siquiera es nombrado como tal. Tampoco se hace un culto a la “valentía socialista”, ni a la “madrecita patria” protegiendo a sus soldados. Se aparta de la filmografía “oficial” para poner en primer plano la vida de los simples ciudadanos.
La fotografía, en blanco y negro, tiene un rol protagónico, con picados, contrapicados, planos secuencia y primeros planos de impresionante expresividad.
La década del 50 marca la aparición del cine moderno. Pasaron las grullas, conjuntamente con Ladrones de bicicletas y la naciente nouvelle vague es unos de sus hitos de inicio. El film fue la primera realización soviética en lograr la Palma de Oro en Cannes, además de otros premios internacionales. Pese a la Guerra Fría la película obtuvo la distribución norteamericana. Antes, solo La gran fractura (1946), de Fridrij Ermler había conseguido un lugar para el cine ruso en el Festival.
La película volvió a exhibirse en el mismo cine donde se estrenó en Argentina: en el histórico cine Cosmos (hoy Cosmos UBA), sala regenteada en su momento por Isaac Argentino Vainikoff, difusor del cine-arte en Buenos Aires y en especial del cine ruso y de las películas distribuidas por la compañía Artkino Pictures.
Por suerte se sigue proyectando cine de esta calidad, y las grullas siguen pasando.
Ben Davis Min
Ficha técnica
Director: Mikhail Kalatozov
Guión: Viktor Rozov
Elenco: Tatyana Samoylova, Aleksey Batalov, Vasiliy Merkurev y Boris Kokovkin.
Producción: Mikhail Kalatozov
Música: Moisey Vaynberg
Fotografía: Sergey Urusevskiy
País: URSS
Año: 1957
Duración: 95 minutos
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