Nacionales

11 junio, 2017

Trabajo infantil y pobreza: dos caras de la misma moneda

Este lunes se celebra en todo el mundo el Día contra el Trabajo Infantil. En la Argentina, la pobreza y los problemas de empleo configuran un escenario difícil para su erradicación.

Este lunes se celebra en todo el mundo el Día contra el Trabajo Infantil. En la Argentina, la pobreza y los problemas de empleo configuran un escenario difícil para su erradicación.

El estudio Infancias con derechos postergados, publicado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) en 2016, estableció que en nuestro país el 12% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años trabajaba en actividades domésticas intensivas (4,3%) y/o en el mercado laboral (9,5%).

El informe, que analiza el período 2010-2015, encontró “avances muy positivos” en el conurbano bonaerense (12,4%) y en las áreas metropolitanas del interior urbano (13,1%), aunque todavía los datos son superiores a la Ciudad de Buenos Aires (6,6%). El mismo análisis asegura que “más del 40% de la infancia y adolescencia se halla en estado de vulnerabilidad [frente al trabajo infantil] en términos de garantizar la subsistencia”.

Vale recordar que se considera trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia remunerada o no, realizada por niñas, niños y adolescentes que se encuentran por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, no han finalizado la escolaridad obligatoria, o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso.

Argentina subió en 2008 la edad mínima para empezar a trabajar de 14 a 16 años, y en 2013 incorporó al código penal, en el articulo 148 bis, la figura de empleador de trabajo infantil, que se encuentra penada con entre uno y cuatro años de prisión, convirtiéndose en el primer país del mundo en penalizar esa forma de explotación. Entre 2006 y 2012 se logró reducir el trabajo infantil en un 60%.

A nivel global los números son impactantes: cerca de 168 millones de niños y niñas trabajan. Naciones Unidas considera que “el trabajo infantil pone en riesgo a los menores y viola tanto el derecho internacional como las legislaciones nacionales. Priva a los niños de su educación o les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela”.

En ese sentido, hace unos años, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), editó un material llamado Trabajo infantil: la única oportunidad es la escuela, en el que destaca la importancia de «garantizar la educación como respuesta adecuada para erradicar el trabajo infantil». Además, sostiene que es “un importante obstáculo en el proceso de aprendizaje, puesto que les impide a los chicos y chicas posibilidades de pleno desarrollo, crecimiento armónico, futura inclusión laboral, manteniendo y perpetuándolos en el círculo de la pobreza”. Y estima que “sólo uno de cada cuatro niños/as que trabaja termina su educación obligatoria primaria”.

La niñez sumergida en la pobreza

En la Argentina, el 47,7% de los niños y niñas se encuentra bajo la línea de pobreza, según UNICEF. La pobreza extrema, además, afecta al 10,8% de niños, niñas y adolescentes, frente al 5,6% de la población general. Se trata de 5,6 millones de niños y niñas pobres y 1,3 millones en situación crítica.

El estudio La pobreza monetaria en la niñez y la adolescencia en Argentina, editado por UNICEF, también valoró positivamente el impacto de las transferencias monetarias –como la Asignación Universal por Hijo- en la niñez. Gracias a este tipo de medidas, los hogares reducen en un 30,8% la pobreza extrema y también la pobreza general, aunque en menor medida, un 5,6%. Desde el organismo internacional también aseguran que estas políticas de transferencias influyen de forma mucho más positiva cuanto más vulnerables son los hogares, como en el caso de mujeres jefas de hogar con bajo nivel de estudios y problemas de inserción laboral.

«Si se segmenta la población de niños en tres grandes grupos de edad se observa que la incidencia mayor de la pobreza se verifica para el grupo de 13 a 17 años (51%), seguido por el grupo de 5 a 12 años (48%) y de 0 a 4 años (45%)», agrega el informe.

El trabajo infantil crece de la mano de la pobreza, tanto en el sector rural como en el urbano.

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