7 mayo, 2017
Las mujeres de Chaco se preparan para el 32 ENM
Por Noelia Figueroa, desde Resistencia. A seis meses de la realización del 32 Encuentro Nacional de Mujeres, una crónica de la reunión de la Comisión Organizadora que se celebró este sábado 6 de mayo. Los debates, la diversidad, la fuerza.

Por Noelia Figueroa, desde Resistencia*. Sábado 6 de mayo de 2017. No son aún las seis de la tarde y el día en Resistencia está precioso: sol, con vientito fresco, y las luces del atardecer se cuelan en los jardines de la Ciudad Universitaria, sobre calle Las Heras. Las mujeres de la Comisión Organizadora (CO) del 32° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) llegan de a poco, se van acomodando en las mesas del Comedor Universitario. Algunas traen a sus hijas e hijos, otras vienen en grupos y varias llegan solas.
Las hay de diferentes edades, diferentes procedencias. Algunas viven en la Capital de la provincia y otras en pueblos del interior del Chaco. Las hay militantes barriales, docentes, estudiantes. Trabajadoras estatales, periodistas, mujeres que cuidan a otras personas. Las hay también lesbianas, bisexuales. Muchas son de pueblos originarios. Conviven en la plenaria diferentes pertenencias partidarias, ideologías, diversas identidades políticas. Algunas se autodenominan feministas, otras no, aunque seguramente su militancia diaria transforma la vida de muchas mujeres.
El bullicio crece a medida que van instalándose. El sonido del micrófono marca el comienzo de la Plenaria, media hora después de lo previsto. Son decenas de mujeres que entre risas, miradas cómplices, algunos enojos y muchas rispideces, comienzan a pasar informes de las subcomisiones de trabajo.
Hay temas que pasan rápido y se aprueban sin problema. A veces con aplauso, otras con el asentimiento que otorga el silencio. El acuerdo, el consenso, son difíciles de construir, pero mucho más de medir, y las ganadoras de un debate puede que queden en minoría en el siguiente. Algunas mujeres no entienden del todo por qué tanto griterío, mientras todas piden escucharse. Y finalmente, se escuchan.
Hace un año, en Rosario, las discusiones eran muy parecidas. Con otra realidad política, pero los mismos miedos. Con otras tensiones, pero sensaciones intensas, muy similares. «¿Seremos capaces? ¿podremos hacerlo? ¿Será que podremos superar tantas tensiones?». El escenario era distinto: Centro Cultural Fontanarrosa en Rosario, ahora es el Comedor de la Universidad Nacional del Noreste (UNNE). Los días eran los lunes, no un sábado a la tarde como eligieron las chaqueñas. Pero las dos compañeras que fuimos parte de la CO del ENM 2016 y participamos de oyentes en esta plenaria, no podíamos sino sentir la continuidad de esas batallas.
Es que los feminismos tejen esa continuidad. La historia que aunque quieran ocultar o negar volvemos a encontrar como un hilo una y otra vez. Las temáticas cambian, los gobiernos también. Los enemigos son muchos y van pasando. Nos radicalizamos, exigimos mucho más, avanzamos, encontramos los límites, las reacciones, reflexionamos y volvemos a intentar.
Jamás vamos a ser un movimiento homogéneo, pero tampoco lo pretendemos. No vamos a tener las mismas ideas, pero es saludable. Nos muestra vivas, nos muestra en movimiento, en un momento tan difícil para nuestro pueblo, para nosotras las mujeres, para todas las identidades subalternizadas.
Por eso es fundamental encontrarnos cada año, pero encontrarnos sabiendo que el encuentro viene desde hace décadas tramando conspiraciones, complotando para que seamos más libres y vivas cada vez.
Los temas candentes se van agotando, es imposible acordar en torno a algunas cosas: ¿peña feminista… o de mujeres?, ¿tomamos la propuesta del gobierno o no?, ¿cumplirán con lo prometido?, ¿cómo defender la autonomía de nuestro encuentro federal?
Las rosarinas saludamos con respeto, desde las palabras de aliento les damos energías para seguir. Les contamos brevemente que muchas de las cosas que ahí se debatían también las discutimos nosotras, y con esa intensidad. Les planteamos que les habíamos dejado una tarea histórica, inmensa. pero que estábamos seguras de que estarían a la altura de las circunstancias, de lo que el momento político nos demanda, porque nuestro movimiento no sólo es nacional, sino mundial, y se organiza con fuerza y convicción.
Siguen pasando los informes y hay temas que encienden pasiones. El griterío, la elaboración de las actas: «Esto queda para la próxima”… Son muchas las dificultades, pero también es mucho el trabajo que no se puede resignar. A medida que crezca el esfuerzo, que apremien los tiempos y que corran las urgencias, muchos debates empezarán a atemperarse.
Porque al fin y al cabo, aunque haya intentos de quebrarlo, hace 32 años que estamos en ésta, haciendo historia de la que no sale en los grandes medios, pero que es capaz de cambiar realidades, de sedimentar conquistas, desde el trabajo colectivo y el esfuerzo anónimo. Porque al fin y al cabo, como dijo una compañera de una comisión de esta Comisión Organizadora de Chaco, avanzamos con sororidad, porque “democracia es confiar en las otras”.
Sin duda este año nuevamente nos encontrará llenas de colores y lucha, enfrentando un gobierno nacional que nos hambrea y se burla de nosotras. En una provincia tan castigada, muchas veces negada y oculta, este año el fin de semana largo de octubre, Resistencia será patrimonio de las mujeres, porque el Encuentro somos todas, o como dicen por acá, ¡Naponaxac Enauac Qomi!
@Noelia_Figueroa
*Integrante de la Comisión Organizadora del 31 Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario (2016)
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