Economía

25 abril, 2017

Del productor al consumidor: una alternativa frente a la distorsión de precios

La suba en los precios de los alimentos se hace notar en un escenario de salarios estancados. Así lo reflejan los números del INDEC: alimentos y bebidas es uno de los rubros que impulsó el alza del 2,4% en el IPC de marzo. Un informe elaborado por la CAME arroja luz sobre estos aumentos y permite entender mejor su origen.

La suba en los precios de los alimentos se hace notar en un escenario de salarios estancados. Así lo reflejan los números del INDEC: alimentos y bebidas es uno de los rubros que impulsó el alza del 2,4% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo. Un informe elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) arroja luz sobre estos aumentos y permite entender mejor su origen.

El Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por la CAME intenta reflejar la diferencia entre el precio que se le paga al productor y el precio que abona el consumidor en góndola, en una canasta de 25 productos frescos. En marzo, el IPOD para productos agrícolas subió un 12% respecto del valor de febrero y 15 productos sufrieron un aumento en la brecha de precio productor-precio consumidor. Para citar un ejemplo: en el caso de la naranja los precios al agricultor bajaron un 64,3% y los importes al consumidor subieron un 17,3%. En promedio, durante marzo los productores recibieron $1,3 y los consumidores pagaron $17,9 por cada kilo de naranjas.

¿A qué se debe un aumento tan significativo en la brecha? Si analizamos por sectores de la cadena de alimentos, los precios se multiplican 3,17 veces cuando llegan a las más de 20 plazas concentradoras que hay en el país, incluyendo el Mercado Central. Luego se vuelven a multiplicar 2,12 veces desde esos centros distribuidores hasta el consumidor. Así, del agricultor al público se multiplicaron 5,29 veces. Aunque es esperable que la estacionalidad de los productos y el mercado de exportación originen distorsiones, las variaciones deberían ser mucho más suaves. Según la CAME “las desigualdades están determinadas por comportamientos especulativos de diversos actores del mercado, básicamente de las grandes cadenas comerciales que se abusan de su posición dominante en la plaza”.

Los números toman otra dimensión si tenemos en cuenta la emergencia social que atraviesan los productores, que durante esta semana encabezan jornadas de lucha en razón de  “una crisis que no tiene antecedentes en la historia de las Economías Regionales”, según la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Los tarifazos en servicios, los aumentos en el alquiler de la tierra y el nulo acceso a crédito se combinaron con eventos climáticos que castigaron duramente a zonas productoras de todo el país.

Las organizaciones exigen políticas públicas para el sector que impidan que miles de pequeños productores abandonen la actividad y caigan en el desempleo. Por estos motivos, la CTEP se moviliza el día miércoles 26 de abril a las 13 horas a Plaza de Mayo en el marco de la Jornada Nacional de Lucha en Defensa de los Pequeños Productores y las Economías Regionales.

Sin intermediarios

pueblo a puebloFrente al panorama poco alentador y la ausencia de regulación estatal, una de las alternativas que más viene creciendo en los últimos años es la de ferias o mercados sin intermediarios, directo del productor al consumidor. Estas iniciativas se han multiplicado en los barrios, permitiendo a los consumidores acceder a productos frescos económicos y garantizando al productor un margen de ganancia mayor al que obtendría por la vía tradicional. Algunos de estos proyectos también suman la comercialización de productos sin agrotóxicos, de cada vez mayor interés para los consumidores.

A punto de cumplir el año de vida, la iniciativa “Pueblo a Pueblo” acerca todos los meses a los consumidores los productos del Movimiento de Pequeños Productores y Productoras (MPP) del cinturón hortícola de La Plata. Los vecinos piden su bolsón de cinco kilogramos de verduras frescas por internet y luego lo retiran por catorce puntos distribuidos en Capital Federal y zona norte del Gran Buenos Aires. La composición varía según la estacionalidad, e incluye tanto verduras de hoja como berenjenas, morrones, tomates, choclo o remolacha, entre otras. Muchos de los productores del MPP se encuentran en transición agroecológica hacia una producción libre de agrotóxicos.

“De los $130 que paga el consumidor por su bolsón de verduras, $92 van directamente al productor”, explicó Pablo Arístide, de Pueblo a Pueblo a Notas. En este caso, la brecha entre precios disminuye del 5,29 medido por la CAME a 1,41.

Pero los beneficios no son sólo económicos: también se generan lazos de solidaridad entre productores y consumidores. “Después del temporal que afectó a la mayoría de los productores de La Plata en febrero recibimos muchísimos mensajes de consumidores que querían saber cómo podían ayudar”, afirmó Arístide.

Pueblo a Pueblo llegó a comercializar hasta 800 pedidos por entrega y ya se extiende a otras ciudades como Rosario, a la par de otras iniciativas surgidas en asociaciones barriales y universidades, cada vez más populares.

En un contexto de suba de precios y especulación, los mercados sin intermediarios pisan cada vez más fuerte proponiéndose como una alternativa económica, saludable y socialmente justa tanto para productores como para consumidores.

@cassandreces

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