25 abril, 2017
Homeland: una serie que devela el poder de las agencias de inteligencia
Concluyó la sexta temporada de «Homeland», la serie que mete los pies en el barro del sistema de inteligencia estadounidense. Estos últimos 12 capítulos recuperaron lo mejor de la intensidad de las primeras ediciones, devolviendo la acción a suelo norteamericano.

Concluyó la sexta temporada de Homeland, la serie que mete los pies en el barro del sistema de inteligencia estadounidense. Estos últimos 12 capítulos recuperaron lo mejor de la intensidad de las primeras ediciones, devolviendo la acción a suelo norteamericano.
Para quien aún no se haya sumergido en una de las mejores series de los últimos años, repasamos lo esencial: Homeland pone el foco en la forma en que la «comunidad de inteligencia» de Estados Unidos interviene en la realidad para prevenir/fomentar/ejecutar/manipular planes terroristas en Estados Unidos y todo el mundo. Espionaje masivo a través de programas como PRISM, dobles agentes en gobiernos extranjeros, sicarios, analistas, drones, buenas intenciones y de las otras, todo junto es narrado a través del personaje de Carrie Mathison (Claire Danes). La acompañan su mentor y colega old school, Saul Berenson (Mandy Patinkin) y el asesino a sueldo de la CIA, Peter Quinn (Rupert Friend), entre otros personajes recurrentes, como el frío y calculador Dar Adal (Fahrid Murray Abraham).
Aunque el ser un producto de la televisión del mismo país que pretende criticar podría ser una condición de moderación a su discurso, lo cierto es que no lo es. Sin ser -ni pretenderlo- una serie antiimperialista, Homeland (conocida en español también como Prisionero de guerra) focaliza su mensaje en criticar el poder desmesurado y todo terreno que los servicios de inteligencia acumularon en Washington después del 11 de septiembre de 2001. En Argentina se puede ver en Fox Action, Fox Play, Netflix (hasta la temporada 4) o, bueno, en varios sitios online.
Si en las primeras temporadas el centro del conflicto tenía que ver con el rol del soldado Nicholas Brody (Damian Lewis), rescatado tras ocho años de estar detenido en una prisión de Al Qaeda y sospechado de haberse «dado vuelta», esta última recobra todo el brillo perdido desde que Homeland decidió llevar la tensión al exterior y vuelve a poner a Estados Unidos en el centro de la escena.
Alejada de la acción de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Medio Oriente y Europa, Carrie Mathison vive en Nueva York y trabaja para una ONG que defiende los derechos de los oprimidos y perseguidos. En las sombras, asesora a la presidenta electa Elizabeth Keane -interpretada por Elizabeth Marvel- en cuestiones de seguridad nacional. Mientras, desde las agencias de seguridad intentan manipular a la futura mandataria para que tome decisiones de política exterior que sostengan su cuota de poder.
En estos doce capítulos emergen constantemente temas de plena actualidad. De la libertad de expresión y el racismo, hasta la manipulación informativa y el funcionamiento de los ejércitos de trolls en internet. Todo encuentra su lugar, en una medida justa y sin agobiar, y hasta con cierta sutileza que complejiza cada episodio más y más.
Después de lanzarse en la cuarta y quinta temporadas a mostrar la captura de la embajada estadounidense en Islamabad (Pakistán) o el intento de un atentado yihadista en pleno Berlín -que aunque muy bien logrados en términos de producción y hasta de narrativa, se habían alejado en cierta forma el eje principal de la serie (Homeland básicamente significa «patria»)- la serie volvió a lo que mejor le sale: mostrar el terror estadounidense en su mismo suelo.
Aunque con menos explosiones y violencia física que otras ediciones, en esta temporada el mensaje político es mucho más claro y contundente. La crítica al descomunal poder de la «comunidad de inteligencia» y cómo se han instalado por encima de las instituciones de la democracia bajo la excusa de estar defendiéndola, es una constante que crece capítulo a capítulo. Sus brazos llegan a todos lados: ya no es sólo información manipulada o intentos de asesinato esporádicos -al estilo Guerra Fría- sino que es una guerra integral por controlar los pensamientos colectivos e individuales de la nación y sus representantes.
Según estudios de audiencia, la primera temporada sigue siendo la favorita de sus espectadores, pero esta sexta le compite de muy cerca. Actual, intrigante, conspirativa y adictiva, Homeland es un imprescindible de estos tiempos. Seis temporadas de 12 capítulos cada una suman aproximadamente 72 horas garantizadas de atracción a la pantalla. Y a no ser malos con los momentos «sánguche», todo cobra sentido al llegar al momento actual. Y ya está confirmado que en 2018 y 2019 tendremos más de Carrie Mathison y sus secuaces.
Julia de Titto – @julitadt
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