Europa

19 abril, 2017

May llama a elecciones en busca de legitimidad

Habrá una votación general en el Reino Unido el próximo 8 de junio. La primera ministra busca fortalecerse de cara al proceso del Brexit y aumentar su mayoría parlamentaria.

“Las elecciones serán en 2020”. Esa fue una de las primeras definiciones que dio Theresa May tras asumir como primera ministra del Reino Unido en julio pasado, luego del referéndum que decidió la salida del país de la Unión Europea (UE) y que tuvo como consecuencia inmediata la renuncia de David Cameron.

En aquel momento, finalizar el mandato del primer ministro saliente antes de someterse al escrutinio popular parecía la única salida para May. Necesitaba poner en marcha el Brexit y construir consensos al interior de su partido, el Conservador, que había quedado herido tras el referéndum.

Diez meses después, el escenario es otro. Hasta el momento las consecuencias de la salida de la UE no son importantes, y la primera ministra cuenta con altos niveles de aprobación. Mientras tanto, los partidos de oposición continúan en una serie interminable de disputas internas que impiden cualquier tipo de respuesta seria a las políticas del gobierno conservador.

El Parlamento, con amplio apoyo de la oposición laborista y liberal-demócrata, aprobó la propuesta gubernamental por 522 votos contra 13.

Ajustar las correas

May tiene mandato hasta 2020 y no tiene necesidad constitucional ni política para llamar a elecciones en este momento. Sin embargo, afirmó: “Tenemos una oportunidad única de llevar esto adelante mientras la Unión Europea acuerda su posición de negociación [de cara al Brexit]”.

Además, acusó a los demás partidos de estar “jugando políticamente” en el Parlamento” y que eso arriesga “la posibilidad de éxito del Brexit y causa una incertidumbre e inestabilidad dañinas para el país”.

De esas palabras se desprenden los principales objetivos de la primera ministra en esta elección. Primero y principal, busca aumentar su mayoría parlamentaria. Esto tiene la doble función de debilitar a los partidos de oposición y al mismo tiempo limitar una rebelión interna de parte de los diputados conservadores que no integran actualmente el gobierno. Su partido cuenta actualmente con 331 diputados sobre un total de 650, es decir apenas cinco por sobre la mayoría.

En segundo lugar, a sabiendas de que su gobierno cuenta con niveles altos de aprobación, una elección es una gran oportunidad para legitimarlo de cara a un proceso que probablemente traiga complicaciones internas y externas como el Brexit. Ser electa primera ministra también le permitiría a May despegarse de las políticas de su predecesor, Cameron.

¿May contra quién?

El bipartidismo sigue vigente en el Reino Unido y el Partido Laborista es la oposición natural al Partido Conservador. Así lo demuestran los números de las encuestas y los diputados en el Parlamento.

Sin embargo, desde que Jeremy Corbyn asumió el liderazgo laborista, con una línea progresista y con guiños a procesos de izquierda dentro y fuera de Europa, las turbulencias internas no se detuvieron.

Buena parte de los diputados laboristas no responden a Corbyn, y su partido no logra despegar en las encuestas. Sin embargo, como los miembros de la Cámara de los Comunes se eligen por votación uninominal (un único diputado representa a cada distrito), la pérdida numérica podría no ser tan importante.

Los terceros partidos con cierta trascendencia son el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) y el Liberal Demócrata. El primero tuvo un rol muy notorio durante el referéndum por el Brexit, pero nunca despegó en términos electorales. Su carismático líder ultraderechista, Nigel Farage, abandonó la presidencia del espacio inmediatamente después de la victoria del Leave.

Nuevamente, al tratarse de una votación por distritos, la representación parlamentaria de terceros partidos está limitada y el UKIP tenía un único diputado, Douglas Carswell, del distrito de Clacton, que abandonó la disciplina partidaria y se presenta ahora como independiente.

Los Liberal Demócratas, por su parte, tradicionales aliados de los laboristas, cuentan con ocho diputados por distritos del sureste de Inglaterra, y es probable que mantengan un número similar.

Por último, el principal partido de oposición parlamentaria es el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), que si bien no suma grandes números en la votación general, recibe un amplio apoyo en su región, donde gobierna a través de la primera ministra Nicola Sturgeon. A proposición suya, el parlamento escocés votó recientemente la realización de un nuevo referéndum por la independencia.

Los números

Apenas quedaron confirmadas las elecciones diversas encuestas en las últimas semanas medían las posibilidades de cada partido. Se trata de sondeos que hacen foco en la votación general y no en los distritos, con lo cual no necesariamente reflejan la futura formación parlamentaria.

Tres empresas, ICM, YouGov y ComRes, coinciden en darle una ventaja de 21 puntos al Partido Conservador de May sobre el Laborista de Corbyn; los números andan entre el 44 y el 46% para los primeros, y el 23 y el 25 para los segundos.

Así, la victoria de la primera ministra no está en duda. Su legitimidad, tampoco. Solo queda por saber si su apuesta a un control mayor del Parlamento será efectiva o, por el contrario, deberá seguir negociando cada paso hasta el 29 de marzo del 2019, cuando el Reino Unido abandone la Unión Europea.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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