16 abril, 2017
Cuando el rock se puso el guardapolvo blanco
En diciembre de 1997, Divididos, Spinetta, La Mississippi y Los Visitantes participaron del Maestrock, un festival en la Carpa Blanca que reunió 45 mil personas y ayudó a impulsar el reclamo docente.
En diciembre de 1997, Divididos, Spinetta, La Mississippi y Los Visitantes participaron del Maestrock, un festival en la Carpa Blanca que reunió 45 mil personas y ayudó a impulsar el reclamo docente.
El domingo que Macri ordenó reprimir la carpa educativa, balbuceó -medio en broma, medio en serio- que ya se imaginaba a cantantes como Joaquín Sabina tocando en apoyo a los maestros. La hipotética proyección resultaba perturbadora para un gobierno que decidió que, en la avanzada contra los docentes y la escuela pública, lo simbólico ocupa un lugar fundamental.
El temor presidencial tenía sus antecedentes. Allá por los ’90, la primera Carpa Blanca se había transformado en un imán de artistas e intelectuales. Eduardo Galeano, Joan Manuel Serrat, León Gieco, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, todos pasaron por allí y todos expresaron su simpatía y solidaridad. La imagen del «Flaco» Spinetta con guardapolvo blanco, compartida de a miles ante cada conflicto educativo, demuestra la potencia de esos actos, que resuenan hasta el día de hoy.
Sin embargo, la iniciativa que logró la mayor convocatoria de apoyo al ayuno docente vino del lado del rock.
A finales de 1997, Divididos, Spinetta, La Mississippi, Memphis La Blusera, Los Visitantes, Los Caballeros de la Quema e Illya Kuryaki and The Valderramas le dieron forma al Maestrock, un festival que reunió a 45 mil personas frente al Congreso, cuya grilla fue la envidia de cualquier marca de gaseosa sedienta de mostrarse rebelde. Pero aquella tarde de diciembre, desde el escenario, nadie quiso vender nada. Ahí la rebeldía fue defender la educación.
Frente a los que lamentan “caer” en lo público, la respuesta fue salir con el guardapolvo blanco, como lo hizo Divididos. “Esta fiesta que hemos armado (…) es para la carpa docente que lucha por los derechos de los maestros, para que siempre haya una escuela pública posta”, sintetizó Spinetta, con la claridad que siempre lo caracterizó.
El Maestrock, por supuesto, no resolvió el conflicto educativo (que continuó por los menos 600 días más), pero ayudó a canalizar la solidaridad hacia los maestros. A dejar en claro que detrás de ellos había una gran cantidad de artistas y, sobretodo, miles de pibes. Los mismos que todos los días llenan las aulas de la escuela pública y que esa tarde, en cada pogo, fueron protagonistas del conflicto, desarmando el discurso mediático que buscaba colocarlos únicamente como víctimas de las decisiones de los docentes.
Hoy, 20 años después, la espiral de la Historia vuelve a montar la Carpa frente al Congreso. El contexto y los protagonistas son distintos, pero el ataque de los gobernantes a la educación y su desprecio por lo público permanece inalterable. Del otro lado, por suerte, también hay continuidades: decenas de bandas se muestran dispuestas a ponerle el cuerpo al reclamo como entonces. ¿Tal vez es hora de volver a convocarlas?
Alejandro Volkind
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